Cine en serie: "Black mirror", los espejos virtuales de Charlie Brooker
Querido primo Teo:
A finales del año pasado Channel 4 revolucionaba el Reino Unido con el estreno de “Black mirror”, una miniserie creada por el columnista de televisión de The guardian y responsable de series como “Dead set”, Charlie Brooker. Esta miniserie contaba de tres capítulos “El himno nacional”, “15 millones de créditos” y “La historia de tu vida”, que tienen una duración de entre 40 y 50 minutos y que son independientes entre sí, aunque pese a ello tienen varias cosas en común, como que los tres capítulos son sátiras que denotan un gran pesimismo sobre la humanidad, que cada capítulo invita a la reflexión tras su visionado, o que cada uno de ellos tienen como trasfondo el uso (o mejor dicho mal uso) de las tecnologías, esos espejos negros que son las pantallas de nuestros móviles, televisores u ordenadores, y nos plantea cuál debe ser el límite de su utilización.
El himno nacional
El primer capítulo, “El himno nacional”, levantó mucha polémica debido al argumento que planteaba. Una llamada de madrugada despierta al primer ministro británico (Rory Kinnear), alguien ha secuestrado a la adorada princesa Susannah, y ha subido un video a Youtube donde expone la única condición para liberarla: Que el primer ministro británico mantenga relaciones sexuales en directo con un cerdo. Así que el secuestrador deja en manos del primer ministro la vida de la princesa, por lo que a lo largo del capítulo veremos las presiones a las que es sometido éste para que se atengan a esas exigencia por el entorno de su partido, los medios de comunicación y los ciudadanos que comentan a través de las redes sociales.
Con esta premisa inicial, este primer capítulo de “Black mirror” nos atrapa desde un principio y no te suelta hasta el final. Mantiene un ritmo muy ágil que va intercambiando escenas entre el primer ministro, sus asesores y la medidas de gestión de la crisis, los medios de comunicación y los espectadores que absortos y morbosos miran la televisión. “El himno nacional” es una sátira muy inteligente, y pese a lo que su sinopsis nos pueda hacer creer es muy realista; una sátira que nos pone en evidencia el poder de presión de la redes sociales, la irresponsabilidad que cometemos muchos al utilizarlas dejándonos guiar por el morbo sin pensar en las consecuencias, el mal uso de la información y la mala praxis de muchos medios de comunicación en su carrera por ser los primeros en informar y tener más audiencia.
Destaco mucho sin especificar para no entrar en spoilers, el papel de los asesores y compañeros del primer ministro y sus consejos en base a audiencias y encuestas, la reacción del público hacia los acontecimientos, y el final desolador con una visión muy pesimista sobre el ser humano.
15 millones de créditos
“15 millones de créditos” es el segundo capítulo de la miniserie y nos plantea un futuro distópico en el que se pueden ver similitudes con “1984” de Orwell, y en el que los seres humanos trabajan pedaleando en instalaciones informatizadas a cambio de créditos que luego podrán intercambiar por distintas aplicaciones para sus avatares virtuales, y en el que el mayor sueño de sus habitantes es participar en un concurso de talentos.
Se trata de un mundo en el que entre otras características casi todo es artificial, en el que hay que pagar créditos por cualquier acción cotidiana, o donde las personas viven en pequeños habitáculos con grandes pantallas en las cuatro paredes que permiten que la publicidad te asalte en cualquier momento, debiendo pagar créditos para quitar la publicidad, poniéndose la pantalla en negro a la vez que emite un horrible pitido si la persona cierra los ojos.
Dentro de este mundo tenemos al protagonista de este episodio Bing (Daniel Kaluuya) un hombre con una vida monótona y aburrida que se va a enamorar de Abi (Jessica Brown Findlay), una chica nueva en su planta y a la que va a ayudar a conseguir sus sueños.
Mientras que “El himno nacional” te engancha desde un primer momento, “15 millones de créditos” se toma mucho más tiempo para meterte de lleno en la historia utilizando un ritmo mucho más lento y pausado que puede que le pase factura a su resultado final. Este segundo capítulo es una sátira que toca temas como el atontamiento que genera la televisión, el adormilamiento y la poca capacidad crítica de hoy en día o el uso en se beneficio que hacen de las críticas los altos poderes, pero también cuenta una historia de amor, narrada de buena manera, simple y creíble.
Este capítulo es el peor de los tres pero deja el final más desolador y pesimista, y el que más te deja pensando una vez acabado su visionado.
Tu historia completa
El tercer y último capítulo de “Black mirror”, “Tu historia completa”, es el único capítulo que no ha escrito Charlie Brooker, pese a ello la calidad del capítulo no se resiente aunque quizás si haya perdido la profundidad de los otros. Este capítulo es el más ligero de los tres y el más previsible. Nos muestra que en el futuro existirá una tecnología que nos permitirá revivir nuestros recuerdos, y como tras una cena entre amigos el protagonista de la historia Liam (Toby Kebbell) se obsesiona en buscar en los recuerdos una posible infidelidad de su esposa Ffion (Jodie Whittaker).
Este capítulo tiene un ritmo algo más ágil y entra en materia antes que el segundo, y aunque nos plantea varias cuestiones, estas se hacen de pasada y se centra sobre todo en la obsesión y los celos del personaje principal, lo que lleva a plantearnos sobre si realmente es necesaria y positiva toda la tecnología que utilizamos, o si no abusamos demasiado en el uso de determinada cosas.
Muchos denominan a este capítulo como un reverso de la magnífica “¡Olvídate de mí!” de Michel Gondry, y algo de eso ahí. Casualmente en la promo que se hizo del capítulo sonaba Everybody’s got to learn sometimes versionada por Glasvegas, la canción del grupo Korgis, cuya versión realizada por Beck era el tema principal en la película del francés.
Recapitulando, en “Black mirror” tenemos tres capítulos muy buenos, pero en mi opinión el mejor es el primero, seguido por el tercero siendo el segundo el que me parece peor, aunque es el que más me hizo reflexionar. Se trata de una miniserie valiente que merece que le des una oportunidad.
Tu primo.
Petro
Los tres son muy interesantes aunque mí favorito es el tercero. El problema con el primero es que cuesta creerse su premisa. aunque sea algo irregular en su conjunto, Igualmente sigue siendo una serie fascinante y cautivadora que nadie debería perderse.
No tengo esa sensación con el primero, cuando oyes su argumento si puedes tenerla, pero el capítulo está llevado de tal manera que te lo crees perfectamente.
si cuesta, pero dejaté creerlo y la propuesta es de las que se ven pocas en televisión.
Hasta que vi el tercer episodio, echaba de menos en mi pareja poder resolver los viejos "tu has dicho" y "No, lo que yo he dicho ha sido que...". Ahora me parecería una maldición. que serie más original.
Buensímos los 3 capítulos. El más me impactó, el 3º.
http://peliculasdesordenadas.blogspot.com.es/2012/06/black-mirror-2011-tv.html