El cine que nos hizo cantar: "Flashdance"
Querido diario:
No sabía que ponerme para la boda de Robin y Superman, los dos primeros homox del ala de superhéroes que aprovechan la ley española para casarse. Esto para mi no ha sido nunca un problema, pero El Venas iva de pinchadiscos y me dijo que arrancaría fuerte, con Flashdance.
Miré mi fondo de armario, donde conservo los envoltorios de mi comida y, como soy muy abierto de paladar, encontré ropa para no hacer un papelón.
Una gran fiesta diario. Duró casi cincuenta minutos, hasta que los de las mangueras pudieron atravesar el muro de colchones con el que se tapió la puerta del salón de actos.
Los recién casados han pasado la primera noche legal en la salita acolchada de la enfermería. Romántico. Les hemos puesto la canción de la peli por los altavoces internos toda la noche. Queríamos que fuera una noche inolvidable. Lo conseguimos.
Yo vi la peli de mayor, con unos seis años, y pensé que la enfermera Elena se había equivocado con la dosis del psicotrópico. Luego he ido apreciándola y es como meterse en un parque de atracciones de los años 80… sobre todo para la vida de Jennifer Beals.
Con Flashdance estalló como una estrella supernova cuando tenía 19 años, puso de moda en todo el mundo los vaqueros destrozados, los calentadores, los sueters varias tallas más grandes y los programas televisivos de aerobic. Había nacido en Chicago en el 63 y estudiaba literatura en la Universidad de Yale, cuando la seleccionaron entre cientos de candidatas.
Jennifer tenía todos los números para convertirse en una gran estrella, pero primero el público descubrió que sus coreografías en Flashdance las había hecho una doble, luego su siguiente película fue un remake pop de "La novia de Frankenstein". Una peli delirante titulada "La prometida" con Sting, que mi antibasura neuronal ha eliminado de mi memoria.
Beals volvió a la universidad, terminó sus estudios y dejó el cine tres años. En 1986 se casó con el cineasta independiente Alexandre Rockwell, con quién trabajó en "En la sopa" y en uno de los capítulos de "Four Rooms". Su carrera se reactivó y estuvo muy bien en "La señora Parker y el círculo vicioso" y en "El demonio vestido de azul".
Y ahí estuvo a punto de volver a la superfama, porque no lograba nuevos papeles y, David Duchovny que había sido compañero en Yale, la recomendó a los productores de "Expediente X" para el papel de Scully, pero acabaron decidiéndose por Gillian Anderson.
Ahora viaja mucho de Nueva York a Canadá, donde vive la familia de su segundo marido, y acepta papeles para pelis de todos los colores. Ejemplo: búscala en "el jurado" y la encontrarás.