Cine en serie: “Life´s too short”, descojonémonos del enano
Querido Teo:
La vida es demasiado corta como para dejar pasar la ocasión de reírse de todos y de todo, hasta de uno mismo. Esa sería la máxima de un Ricky Gervais y un Stephen Merchant que parecen empeñados en hacernos pasar muy buenos ratos a costa de personajes patéticos, y grandes personalidades del mundo del cine y la televisión (en forma de desternillantes cameos), que no dudan en colaborar con él, cada vez que éste les propone llevar al límite sus propias idiosincrasias. Pero centrémonos en “Life´s too short”.
Para poder reírse a gusto de un enano sin la más mínima culpabilidad es primordial que éste nos caiga, al menos, un poquito mal. De ahí que Warrick Davis sea un tipo bastante lamentable y despreciable. Pero si el personaje sólo se quedara en una amalgama de clichés y defectos, posiblemente, nos cansaríamos muy pronto de disparar toda nuestra artillería pesada sobre él. Para evitar esto, el dúo Gervais-Merchant dota a su protagonista de un corazoncito lo suficientemente atractivo como para encariñarnos de él (aunque sólo sea un poquito), y precisamente de ahí también que podamos empatizar lo suficiente con sus problemas y frustraciones, como para tener sentimientos divertidamente contradictorios cada vez que le sitúan en la peor de la situaciones posibles.
“Life´s too short” puede que no sea tan entrañable y redonda como la maravillosa "Extras" (otra de las salvajadas de Gervais, ¿la mejor hasta la fecha?). Ni tan original y abstracta como la reciente “El show de Ricky Gervais” (una de dibujos que, por lo que dicen, hace parecer a “Padre de familia” una de Disney). Ni desde luego tan revolucionaría y pionera como lo fue en su día la “The office” original (la madre de muchas de las comedias que habitan hoy día por nuestros televisores). Más bien las aventuras de Warwick Davis se situarían cómodamente en un punto intermedio entre todas estas provocadoras locuras, y ese lugar conocido pero siempre incómodo donde, si se sabe mantener la distancia, uno puede reírse a gusto hasta de las miserias humanas más desasosegantes.
Porque Ricky se maneja como pez en el agua con este tipo de humor tan ácido, excesivo y provocador sin caer en lo grosero, lo soez o lo obvio. Porque hay cameos de famosos actores que rozan la absoluta genialidad (los de Johnny Depp y Liam Neeson son sublimes). Por los personajes secundarios que pululan alrededor de nuestro pequeño protagonista, a cual más imbécil, inútil y divertido (la asistente de Davis se lleva la palma). Por todo esto y más, concluyo diciendo: Descojonémonos del enano. Merece la pena.
Watanabe