Cine en serie: ¡Qué difícil es terminar una serie a lo grande!
Querido Teo:
El mejor final o cierre de una serie (hasta la fecha) me parece el de “A dos metros bajo tierra” porque tiene la emotividad del final de “Perdidos”, la coherencia del de "The Shield", y la originalidad y contundencia del de “Los Soprano”. Hasta aquí todo claro. Ponerle la guinda a una historia casi perfecta no es tarea fácil, pero se puede hacer, y de hecho se ha hecho con más o menos acierto en muchas de las grandes series de la historia de la televisión. Pero ese no es el tema de hoy. Hoy toca meterle el bisturí a las últimas temporadas al completo, no sólo al último episodio o escena, y ahí ya te voy diciendo que la cosa se pone mucho más complicada.
No digo que las últimas temporadas tengan que ser malas, ha habido muchas estupendas, pero sí afirmo que muy pocas de ellas han sabido llevar a la serie en cuestión a su punto más álgido en cuanto a calidad y emoción se refiere. Algunas grandes series optaron por preciosos epílogos, como la última de “Doctor en Alaska” o la séptima temporada de “Los Soprano” (no en vano las dos llevan la firma de David Chase). ¿Sus mejores temporadas?. No lo creo.
Otras se centraron más en cerrar con acierto el arco emocional de sus personajes principales, cosa que consiguieron con creces, pero se olvidaron quizá de dar un último empujón a sus tramas, que las podrían haber llevado al mejor estado de forma de sus series. “Friday Night Lights”, “A dos metros bajo tierra”, o “The Wire” son tres buenos ejemplos de esto que digo.
También están las que casi pincharon en hueso, trasformando sus rectas finales en un tour de force lleno de baches, que las trasformó inevitablemente en una deliciosa amalgama de desaciertos y virtudes. “Alias” o “Battlestar Galactica” se acercan bastante a este arquetipo, mostrándonos lo mejor y lo peor de su esencia en unas últimas temporadas de lo más interesantes pero igualmente irregulares. Aunque es “Perdidos” la que sin duda mejor personaliza este tipo de finalización de serie, con una última temporada que, aunque no me pareciera para nada tan mala como se dijo, está claro que no nos dejó el tan buen sabor de boca que todos estábamos esperando.
También hay temporadas finales, muy flojas/muy buenas, víctimas de la cancelación (“Heroes” o “United States of Tara”), otras mediocres, víctimas del cansancio creativo, como “Friends” o “Cheers”, y otras sin pena ni gloria simplemente victimas de no saber dar con el camino correcto de sus tramas y personajes, como le ha ocurrido recientemente a la quinta y última temporada de “Big love”.
Por todo ello, y a falta de ver como finaliza la maravillosa “Breaking bad” (en la cual tengo depositadas grandes esperanzas al respecto), constato que tan solo existe una serie que se pueda considerar como la indiscutible reina de las grandes últimas temporadas. Sí amigos, estoy hablando de “The Shield”. Su séptima temporada, por tener un crescendo inigualable, una evolución de personajes descomunal, una trama tremendamente absorbente y adictiva, y un cierre completamente satisfactorio, por todo esto, y muchas cosas más que es mejor que se vean “in situ”, puede presumir de ser la mejor última temporada de una serie que se haya visto nunca en televisión. A ver quien supera eso.
Watanabe