"Shame"
La web oficial tiene trailers, clips, entrevista con el director y los actores, imágenes de la premiere en Los Angeles, blogs con contenidos exclusivos, making of y toda la actualidad que sigue generando la película.
El argumento: Brandon es un hombre de treinta y tantos años que vive en un confortable apartamento en Nueva York. Para evadirse de la monotonía del trabajo, seduce a las mujeres, en una serie de historias sin futuro y encuentros de una noche. Pero el ritmo metódico y ordenado de su vida se ve alterado por la imprevista llegada de su hermana Sissy, una chica rebelde y problemática. Su presencia explosiva llevará a Brandon a perder el control sobre su propio mundo.
Conviene ver: "Shame" indaga en la naturaleza profunda de nuestras necesidades, en la forma en que afrontamos nuestra vida y las experiencias que nos marcan. Es un paseo por el lado oscuro de la sexualidad a través de un Michael Fassbender brutal como animal herido que deambula por la jungla de asfalto. Un macho alfa que destila virilidad (no hay más que ver la escena en el metro) y que arrastra las consecuencias de una sexualidad desbordada fruto de un trauma oculto. Una interpretación en la que llena la pantalla y en la que pone toda la carne en el asador (hasta sus partes más íntimas) como actor. Es el papel que le dispara como intérprete y que le ha puesto en el mapa internacional desde que ganara el premio al mejor actor en el Festival de Venecia 2011. Un personaje que podría haber salido de la pluma de Bret Easton Ellis, autor de “American psycho”. Pocos realizadores han sondeado las agitadas profundidades de la adicción sexual con tanta valentía como lo ha hecho el director británico Steve McQueen en una película de realización afeada, desarrollada en un Nueva York de estética gélida y áspera, llena de cruda sexualidad y sexo explícito que excita, perturba y desasosiega al espectador. Profundo realismo a través de sexo sucio, adictivo y peligroso en una bajada a los infiernos más personales que convierte al placer en el dolor más extremo vacíando cada vez más emocionalmente al protagonista. Es un golpe al estómago del espectador que te remueve por dentro porque el mensaje es que como sociedad no estamos tan lejos de la vida del personaje con sexo sin pasión y medios tecnológicos que nos incomunican y encierran en nosotros mismos. Una cinta perturbadora y psicológicamente agobiante con el desnudo físico y psicológico de sus dos personajes principales que contribuye a su degradación. Carey Mulligan (dulce, sutil y melancólicamente inolvidable interpretando New York, New York) también está estupenda como la hermana del protagonista con alto déficit de afecto y fragilidad emocional siendo el contrapunto femenino y sin rumbo del personaje de Fassbender en una película que cala y que se mueve entre la profunda amargura y el vacío interior de un personaje víctima y prisionero de la sociedad actual y, sobre todo, de una adicción desaforada y difícil de encauzar a la hora de encarar una relación normal con otra persona. Gran cine en este descarnado retrato de la soledad y el dolor de un adicto al sexo.
Conviene saber: Es la segunda colaboración entre el director Steve McQueen y el actor Michael Fassbender tras la inédita en España “Hunger” (2008).
La crítica le da un SIETE
Es complicado de describir. Pero la sensacion fue un poco ambigua durante toda la pelicula. Planos que me recordaron a Lost in traslation de Sophia Coppola, un ritmo que va entrando en espiral a medida que avanza la pelicula y el personaje de Brandon (impresionante Michael Fassbender!. Me encanta!!) se va odiando a si mismo, una musica que contrasta en ritmo con las imagenes, la suciedad, la dureza, el desenfreno, la tristeza... todo inunda la ciudad. Dialogos que parecen improvisados, por la naturalidad, y planos largos... Al final es que me ha encantado, y me ha hipnotizado. Para la pelicula un 8, para Michael un 10...
De acuerdo en que hay que ser buen actor para hacer este personaje de adicto, aunque tampoco mejor que otros con otras adicciones destructivas. De acuerdo también con que es un tema incómodo para la Academia de Hollywood. A partir de aquí no comparto la entrega de buena parte de las opiniones leídas de los críticos habituales. El director desprecia eso que se llama elipsis, usado para dejar implantada una información en nosotros y pasar a lo siguiente. Para recibir las sensaciones que deja la interpretación arrastrada con buen gusto de la canción “New York, New York”, no necesito cuatro minutos de primer plano de la cantante. Tampoco ver correr al protagonista en tiempo real hasta llegar a su destino, como no me interesaría ver las dos horas que puede durar una operación para extirpar un tumor, agradezco que mientras eso ocurre el tiempo acelere y me muestren otras cosas. Esta película es un ejemplo perfecto para un tráiler de esos que suele hacer Warner, donde te cuentan casi todo lo importante. En este caso no valdría ni un euro verla después del tráiler. Me aísla no saber las razones de los personajes en ningún momento, y por eso me dio igual lo que pudiera pasarles. Ante las abrumadoras opiniones de casi genialidad escuchadas, me hago pequeñito en la butaca. ¿Estarán mis neuronas atrofiándose? Se lo pregunto a una y responde que esta película es pretenciosa, vacía, pura apariencia, indiferente con el espectador que paga y, a la postre, un rey en pelotas que cree llevar un precioso ropaje porque los súbditos le vitorean. Le digo a mi neurona entonces que no comprende el valor del arte moderno simbólico, que es una burra y que yo no la había entrenado durante años para esto. Pero hace lo que el director de esta película, pasa de mi y se pone a recordar “días de vino y rosas”, la muy cerda.