"Oficial y confidencial. La vida secreta de J. Edgar Hoover"

El autor necesitaría añadir una planta a su casa para los varios cientos de miles de documentos que reunió, antes de publicar esta biografía del hombre más poderoso del imperio americano. Sobrevivió y amenazó a ocho presidentes, purgó a miles de personas, provocó indirectamente la muerte de muchas otras. Un retrato del poder en manos de un hipócrita, manipulador y despreciable ser humano, que define el modo de gobierno en Estados Unidos más que ninguna otra persona de su tiempo. Nadie pudo pararle y también puso sus manos en el cine (Hollywoodenlamira.txt).

Título: “Oficial y confidencial. La vida secreta de J. Edgar Hoover”

Autor: Anthony Summers

Editorial: Anagrama

Nota de la Redacción: Esta biografía se tradujo y publicó en 1995, y ya era muy difícil de encontrar. El estreno de la película de Eastwood y DiCaprio le sirve a la editorial para recuperarla y a nosotros para unas horas de lectura muy interesantes. Al margen de lo que nos haya parecido la versión de Hoover que da Eastwood, este libro supera a cualquier película de miedo, basándose en un trabajo de investigación de cinco años y entrevistas con unas 850 personas. La primera persona que leyó los expedientes secretos de Hoover después de su muerte, un ex ministro de justicia, dijo: “J. Edgar Hoover era como una alcantarilla que recogía suciedad. Ahora creo que fue el peor funcionario público de nuestra historia”.

Edgar Hoover negó una y otra vez que tuviera expedientes sobre la vida personal de políticos y figuras públicas. «Los supuestos expedientes secretos», dijo, «no existen». A partir de los primeros años cincuenta la influencia de Hoover en el Congreso le proporcionó más poder que el que tenía el presidente.

El libro muestra con profusión de fuentes y datos la ascensión de Hoover desde sus primeros años juveniles hasta su final, y el temor que produjo la aparición de sus papeles secretos. No hay maniobras por sucias e hipócritas que sean, que no haya practicado Hoover tras transformar al FBI en policía política (Todosenlamira.txt). Murió en su casa, aparentemente de un infarto, pero no se le hizo ninguna autópsia. Al llegar a la casa para llevarse el cadáver, cuenta Anthony Summers, los empleados de la funeraria se encontraron con que, apenas cuatro horas después de descubrirse el cuerpo, varios hombres registraban la casa de arriba abajo. Vaciaban los cajones, sacaban de uno en uno los libros de los anaqueles, los hojeaban y luego pasaban a buscar en otra parte. Un viejo estaba en una silla, el amigo más íntimo del difunto (su amante, al decir de algunos), que parecía no darse cuenta de lo que estaba pasando. El cadáver de J. Edgar Hoover quedó expuesto en el Capitolio de los Estados Unidos, sobre el catafalco negro en que estuvieran de cuerpo presente Abraham Lincoln y otros ocho presidentes.

La biografía se mueve por más de medio siglo de conflictos y recoge muchos momentos que cualquier lector podrá reconocer, historias de guerra fría, crisis de los misiles, los Kennedy o el asunto Watergate y Nixon (Nixonpensaba.txt). El libro recibió las mejores críticas y es de referencia necesaria para cualquier acercamiento al personaje.

Como muy bien señala el autor en el prólogo: “Explorar semejantes contradicciones equivale a hacer un viaje vital por nuestro siglo, una época de engaño, a los demás y a nosotros mismos, en lo que se refiere a nuestros valores, nuestras libertades y nuestros héroes. Debido a que la vida de este hombre abarcó un período en el cual el sueño americano se malogró tanto, quizá comprenderle a él nos ayude a entendernos a nosotros mismos”. No sé si a nosotros mismos, pero desde luego no se puede entender la historia del siglo XX, incluido su cine, sin pasar por este puritano lleno de vicios.

Los fragmentos incluidos son una pequeña muestra del estilo del libro, que en algunos momentos puede llegar a ser demasiado detallado para un lector accidental, pero que se disfruta mucho sin necesidad de ser un experto en la época y si el personaje despierta alguna curiosidad. La merece.