Sesión de cine-cebolla: "Eduardo Manostijeras"
Querido primo Teo:
Nuestro cine-cebolla se viste de Navidad para proyectar una de esas películas que no pueden faltar en la programación televisiva durante estas fechas: “Eduardo Manostijeras”. Sin duda, una de las mejores películas de un director amado y odiado a partes iguales: Tim Burton. Rodada un año después de “Batman”, Burton pudo volver a dar rienda suelta a su imaginación con un proyecto mucho más personal (aunque no tan excéntrico como “Bitelchús”). “Eduardo Manostijeras” es un oscuro cuento de hadas con tintes góticos y cargado de humor y romanticismo, que no deja de ser una revisión del mito de Frankenstein, como ya lo era el cortometraje de culto “Frankenweenie” (cuya adaptación para la gran pantalla se estrenará el año que viene). La película no tuvo una recepción extraordinaria, pero su fama ha ido creciendo con el paso del tiempo hasta poder ser considerada un clásico. “Eduardo Manostijeras” también es recordada por lanzar al estrellato a Johnny Depp, cuyo personaje se ha convertido en un auténtico icono del cine.
Dentro de la película, la historia de Eduardo Manostijeras es el cuento que una anciana le cuenta a su nieta en una noche de Navidad. Todo arranca cuando una representante de Avon (Dianne Wiest) descubre a Edward en el siniestro castillo en el que vive, y decide acogerlo en su casa e integrarlo en la sociedad. El vecindario le recibe con los brazos abiertos y se beneficia de sus extraordinarias habilidades con las cuchillas que tiene como dedos. Pero todo se complicará cuando Edward se enamore perdidamente de la hija de sus anfitriones: Kim (Winona Ryder). El novio de ella, Jim (Anthony Michael Hall), comenzará a sentir celos de Edward cuando sospeche que el amor que siente “el monstruo” por su novia puede ser correspondido. Una serie de malentendidos obligará a Edward a refugiarse en su castillo, donde acabará asesinando a Jim. Con el objetivo de proteger a su amado, Kim hará creer a todo el mundo que Edward también ha muerto.
Aquí termina la historia de Edward, pero no la película... Porque el epílogo es precisamente el momento más emocionante del film. Es entonces cuando descubrimos que la anciana que relataba la historia era su propia protagonista. La envejecida Winona le cuenta a su nieta sus sospechas de que Edward sigue vivo (“Si no siguiera vivo, ahora no estaría nevando”) y le confiesa un secreto: “A veces, aún bailo bajo la nieve”. Como suele ser habitual en todas las secuencias que se proyectan en nuestras sesiones, la música es un vehículo fundamental para conducirnos hasta las lágrimas. La hermosa partitura de Danny Elfman (utilizada en el spot de la Lotería de Navidad de este año) es una de las señas de identidad de la película y consigue impregnar de magia esa última escena en la que Kim (de nuevo joven) baila bajo la nieve provocada por Edward.
Tu primo.
Janaji
Pues casualidades de la vida, vengo de verla en el cine en Málaga. Hasta mañana jueves la están proyectando en versión original en el cine Albeniz (al lado del teatro romano).
Uno vuelve con 15 años menos, y uno vuelve extraño 🙂
Y volverás a extrañarte cada vez que la veas.