Sesión de cine-cebolla: "Cinema Paradiso"
Querido primo Teo:
“Cinema Paradiso” es uno de los títulos más recordados de una década, la de los ochenta, poco prolífica para el cine. La segunda película dirigida por Giuseppe Tornatore es un canto de amor al cine como pocas veces se ha visto en la gran pantalla. Aunque se estrenó en 1988, y curiosamente no ganó el David di Donatello, en los tres años posteriores la película tuvo una carrera internacional prácticamente impecable (Oscar, Globo de Oro, premio en Cannes...) que la han acabado convirtiendo en un nuevo clásico del cine del mundial.
“Cinema Paradiso” es la historia de Totó, un amante incondicional del séptimo arte. La película arranca cuando un Totó ya adulto recibe la noticia de que un ser querido acaba de fallecer. Desde ese momento, el protagonista comienza a recordar su vida en un pequeño pueblo de la Italia de la posguerra desde que era un niño hasta la adolescencia. Gran parte del éxito de la película se encuentra en la innegable química entre el gran Philippe Noiret (Alfredo) y el pequeño Salvatore Cascio (ambos ganaron el Bafta). Alfredo, el proyeccionista del cine del pueblo, enseñará al niño todas las vicisitudes de su trabajo. Durante esta parte, tienen lugar algunas de las mejores escenas que jamás se hayan ambientado en una sala de cine, como la divertida secuencia en la que el cura visiona la película antes de que sea proyectada para decidir las partes que deben censurarse. El relato de la infancia de Totó finaliza con el incendio del cine, por culpa del cual Alfredo se queda ciego, y que propicia la apertura del “Nuovo Cinema Paradiso” (el título original de la película). Con una magnífica escena en la que se produce la transición de niño a adolescente de Totó, arranca la segunda parte de la película: la romántica historia de su primer amor, que también nos regala alguna escena realmente bella (como la espera bajo la ventana).
Finalmente, nuestro protagonista abandona el pueblo prácticamente “obligado” por Alfredo, que insiste en que es lo mejor para su futuro y le hace prometer que jamás volverá al pueblo... y así será. Porque no regresará hasta que, ya en el presente, asista al funeral de “su mentor”. La madre de Totó le entrega una lata de película que Alfredo dejó para él, y cuyo contenido no verá hasta que regrese a la gran ciudad. De este modo llegamos a la escena más recordada de la película: cuando Totó asiste a la proyección del regalo de Alfredo (es aquí cuando descubrimos que su oficio es el de director de cine). Lo que contiene la bobina son las escenas censuradas por el cura del pueblo: una larga colección de escenas provocadoras, algún desnudo y sobre todo: besos, muchos besos... Por la pantalla desfilan algunas de las mayores estrellas del cine (Cary Grant, Charles Chaplin, Greta Garbo, Ingrid Bergman...) en una escena que es fiel reflejo de aquello que se denomina “la magia del cine”. Resulta imposible hablar de “Cinema Paradiso” sin hacer mención a la banda sonora compuesta por Ennio Morricone, uno de los trabajos más recordados de su dilatada trayectoria, y que contribuye de forma capital a que esta película (y esta escena en particular) ocupe un lugar destacado en el corazón de todo amante del cine.
Tu primo.
Janaji