Comer de cine: La crema de guisantes de “El exorcista”
Querido primo Teo:
El cine es vehículo de cultura, que duda cabe. Nos ayuda a descubrir los usos y costumbres de los sitios en los que transcurren las historias que cuentan. Pero como pasa que casi todo el cine que consumimos por estos lares es usamericano, pues nos estamos sobresaturando de cultura yanqui y ya no parecemos nosotros. Desayunamos tortitas y gofres, le pedimos regalos al gordo de rojo en Navidad, tenemos hermandades en la Universidad (si es que la tuna no lo era ya), nos tomamos el café en el Starbucks, y hemos cambiado la mitad de nuestro lenguaje por anglicismos cutres. Pero sin duda la costumbre que ha entrado con más fuerza en los últimos años es la de la noche de Todos los Santos. Ya no comemos castañas, ni vemos el Don Juan Tenorio, ni vamos a visitar a nuestros difuntos. Ahora nos disfrazamos de monstruos y celebramos Halloween. Aun hay algún gafapasta que intenta remontarse a la antigua fiesta nórdica que fue llevada a EEUU por los inmigrantes, pero seamos sinceros, lo hacemos porque lo hemos visto en las películas y punto. Y, sinceramente, esta adopción la entiendo, porque desde luego es mas divertido que peregrinar al cementerio con un cubo y una bayeta. Lo que no hemos adoptado aun, gracias a Dios, es la cantidad de crímenes que se cometen ese día, o las hordas de niños que te rompen los cristales o te llenan la fachada de huevazos por no darles golosinas. Esperemos no llegar a esos extremos.
Cuando pienso en los grandes mitos del terror no puedo evitar la imagen de la poseída Reagan en "El exorcista". Es inevitable, son muchas las historias que nos hablan del peligro disfrazado con la inocencia de un niño (¡anda, como tú!), pero este es el que toma un aspecto mas amenazador cuando se revela su autentica naturaleza. Son tantas las escenas de esta película que nos han perturbado durante generaciones que es difícil quedarse con una, pero yo, como cocinillas que soy, me quedo con la del vómito verde. No porque despierte el apetito, porque es más bien lo contrario, sino porque, como supongo que ya sabrás, se utilizó crema de guisantes para simular el asqueroso fluido. No en vano, este dato, aparentemente anecdótico, se ha convertido en icónico para los fans de la cinta. Así que, para rendirle un homenaje, voy a darte la receta.
Ingredientes:
* Medio kilo de guisantes.
* 1 patata de buen tamaño o dos medianas.
* 1 puerro (también sirve cebolleta).
* 2 cucharadas de mantequilla.
* 1 litro de caldo de pollo o de verduras (también puede hacerse solo con agua).
* Medio litro de nata.
* Sal al gusto.
Elaboración:
- Picamos el puerro bien finito y lo rehogamos con la mantequilla.
- Cuando este tierno le ponemos la patata troceada, los guisantes (si son congelados, no los descongeles antes) y el caldo y lo dejamos cocer hasta que este tierna la patata.
- Lo trituramos todo con una batidora o un pasapurés. Es recomendable colarlo para deshacerse de las pieles de los guisantes, que son algo ásperas. Si es necesario, le añadimos más líquido y lo rectificamos de sal.
- Le añadimos la nata y mezclamos bien. En realidad no es necesaria, pero le dará mas cremosidad y suavidad a la mezcla. Si no queremos ponerla habrá que añadir mas caldo o agua.
Y aquí la tienes, lista para darle el uso que desees, como atrezzo o como cena (o ambos). Si decides comértela, opción que te recomiendo encarecidamente, puedes acompañarla con unos trocitos de jamón serrano. Queda deliciosa y, de paso, españolizamos el plato, que ya es hora que nos copien algo ellos a nosotros. Los piñones también le van genial. Así que unámonos a la masa: vaciemos calabazas, disfracémonos de monstruos y disfrutemos de una velada de diversión temática. A fin de cuentas, esto no es lo peor que nos han traído, no le cerremos las puertas.
Tu prima.
Mohoja