Sesión de cine-cebolla: "Kramer contra Kramer"
Querido primo Teo:
Obra cumbre del cine lacrimógeno, "Kramer contra Kramer" fue la película más premiada de 1979, arrebatándole el Oscar a un clásico del cine como “Apocalypse Now”. Como en tantas otras ocasiones (la última edición, sin ir más lejos), los académicos prefirieron la emoción de una película sencilla a los criterios más puramente cinematográficos. No cabe duda de que es una historia sencilla, pero también de que va directa al corazón y que rezuma verosimilitud. Y eso lo hace en gran parte gracias a un auténtico trío de ases: los enormes Dustin Hoffman y Meryl Streep (los dos ganaron el Oscar) y, por supuesto, el jovencísimo Justin Henry, en una de las mejores interpretaciones jamás realizadas por un niño (el doblaje no le hace justicia).
Ted Kramer (Hoffman) experimenta como su vida cambia de la noche a la mañana cuando su mujer (Streep) se marcha de casa abandonándole a él y a su hijo. Es entonces cuando se ve obligado a hacer algo hasta entonces desconocido para él: ejercer de padre. La película empieza como una comedia, pero poco a poco irá tomando tintes dramáticos, cuando la madre reaparece con la intención de llevarse al niño. El espíritu de la película queda reflejado en la famosa escena de la cena, en la que Ted le prohíbe a su hijo comer helado y éste le responde con una “pataleta” que finalizará en una emotiva reconciliación.
Padre e hijo protagonizan otros grandes momentos dramáticos: el accidente en el parque o la escena en el que Ted le explica al niño que debe marcharse con su madre. Pero la escena con la que nos vamos a quedar no es otra que el desenlace de la película. Después del juicio en el que se dictamina que la tutela será para la madre, ésta se presenta en casa de Ted para comunicarle que ha decidido dar marcha atrás al darse cuenta de que lo mejor para el niño es que se quede con su padre. Estamos ante una de las primeras grandes demostraciones del talento de una de las mejores actrices de la historia, y el no menos grande Dustin Hoffman le responde con un gran ejercicio de contención emocional. Cuando los académicos de Hollywood vieron esta escena, quedó claro que el general Kurtz no tenía nada que hacer.
Tu primo.
Janaji