Cannes 2011: Almodóvar sorprende y desconcierta en la fina línea entre el thriller psicológico y el terror y el veto a Lars Von Trier
Querido Teo:
Pedro Almodóvar ha vuelto hoy al lugar en el que se siente más a gusto y reconocido. Cannes. A pesar de que hasta ahora no haya ganado la tan ansiada Palma de oro, el Festival siempre ha tenido en estima sus películas (la única de las presentadas que no se llevó nada fue “Los abrazos rotos” hace dos años) y tanto Cannes, como Francia en general, han contribuido mucho a lo largo de los años en engrandecer la imagen internacional de Almodóvar y su estética y sello de autor. "La piel que habito" no es una película de fácil digestión y, por ello, el desconcierto ha reinado en su pase. Ha sido una de las películas que más aplausos ha cosechado (junto a la de Kaurismäki y la francesa muda y en blanco y negro “L´artist”) a pesar de que la sensación general sea de que no ha sido el tsunami que se esperaba y que le iba a colocar en cabeza de todas las puestas. No obstante, “La piel que habito” se ha situado en el carro de favoritos gracias a una película densa, muy bella y cuidada estéticamente, con ecos al cine negro de Fritz Lang e incluso al terror representado en el mítico de Frankenstein. Todo representado en la figura de un cirujano plástico que pretende crear un nuevo tipo de piel que podría haber salvado a su mujer de morir quemada en un accidente de tráfico. Una película que deja poso y que va ganando con el tiempo aunque, seguramente, no se la considerará una de las mejores de Almodóvar. Difícil la unanimidad en una película tan arriesgada, tan personal y con una atmósfera tan oscura. Una historia de venganzas, pasiones, patologías, trastornos y, sobre todo, en la que el sello de Almodóvar queda más percibido que definido. La película ha sido aplaudida, pero la necesidad de ver el humor Almodóvar en todas sus cintas ha provocado que en algunas escenas especialmente dramáticas se oyeran risas en la sala de prensa. Lo que si que se puede decir es que la película tiene un arranque torpe que acaba fluyendo en una trama envolvente de tensión y misterio que prácticamente se desarrolla toda ella en escenarios interiores. Antonio Banderas en un papel sobrio y contenido y una Elena Anaya sorprendente que se deja la piel, nunca mejor dicho, también han cubierto con nota su incursión en el mundo del manchego adaptando la novela “Tarántula” de Thierry Jonquet que ha servido de inspiración para su 18º película. Una cinta en la que el Almodóvar director vuelve a brillar sobre el Almodóvar guionista que no termina de rematar diálogos. El atmosférico y personal vuelve a eclipsar al narrativo. 50 años y un día después de que España ganara una Palma de Oro, Pedro Almodóvar ha llegado a un punto competitivo en el que se le podría premiar más por lo que supone él como figura y marca que por la película en si.
Un Almodóvar comedido se ha hecho el amo de una de las ruedas de prensa más multitudinarias de esta edición: “He ido pasando por diferentes géneros que han sido favoritos en ese momento, como la comedieta pop o el melodrama, pero el thriller reúne las posibilidades de compartirlo con otros géneros, y yo soy incapaz de respetar las reglas de los géneros. Durante varios meses estuve tentado de hacer la película en blanco y negro, y muda. Luego no lo encontré apropiado y seguí mi propio camino, es posible que lo investigue en el futuro. Cuando buscaba referencias pasé por todo lo que es el terror, y el lugar que más me interesó fue este tipo de thriller de los años 40, al estilo de Fritz Lang”. Además del origen del proyecto y las referencias estéticas Almodóvar ha señalado que, efectivamente, puede haber algo del mito de Frankenstein: “Una vez terminada la película oigo muchas resonancias, con Frankenstein o Prometeo, que es el origen de Frankenstein. Sí, incluye el mito de Frankenstein. Alguien que, a base de parches, forma un cuerpo que tiene vida. Yo me he dado cuenta una vez que he terminado la película de que es una referencia presente. En el momento en que Mary Shelley creó Frankenstein, la electricidad significaba lo que ahora significa la transgénesis”. Almodóvar también señala como se siente cuando ocupa la silla de director: “Tener un equipo pendiente de ti es lo máximo que se puede tener, es sentirse Dios”. La crítica más entusiasta ha sido la de The Guardian. La prensa americana es más tibia y el francés Le Figaro se muestra algo decepcionado hablando de “La piel que habito” como un trabajo menor del manchego. Los medios están bastante divididos ante el esperado nuevo trabajo de Almodóvar calificándolo de irregular y de falta de pasión.
Siguen los coletazos de la polémica de Lars Von Trier tras sus declaraciones hitlerianas. La organización del Festival ha decidido nombrarle “persona non grata” de manera perpetua y, en principio, no volverá a participar en el certamen. No obstante, su película “Melancholia” sigue a concurso aunque (después de la polémica y ante el gran nivel de otras contendientes) es casi imposible ver al Jurado reivindicando su figura. No han sido suficientes las declaraciones en la jornada de ayer de Lars Von Trier pidiendo disculpas por su metida de pata. “Soy un idiota que no debería salir de Dinamarca y no hablar nunca con nadie", ha declarado hoy el director. "Afirmo sinceramente que no sé lo que me dió", comenta Von Trier acerca de su arrebato en la Croisette. Y prosigue: "Fui muy sarcástico y maleducado, pero eso es muy danés. Lamento profundamente haber sido malinterpretado". Así mismo, puntualiza que el Holocausto le parece "uno de los peores crímenes cometidos en la historia de la Humanidad" y que no simpatiza con Hitler "ni por un segundo". Respecto del comunicado que emitió ayer, pidiendo disculpas formalmente por sus palabras, comenta: "A estas alturas, las disculpas no tienen sentido. Es como decir he hecho algo mal, pero ¿de qué sirve eso?". Según Von Trier, la única razón por la que publicó la nota fue la "prevención de daños". "No merezco ganar la Palma de Oro", remacha el cineasta. Quien también puntualiza que considera al arquitecto nazi Albert Speer y a la directora de “El triunfo de la voluntad” Leni Riefenstahl como "grandes artistas que hallaron su lugar bajo una dictadura". "Hay gente que quisiera ver cómo me desdigo de eso último, pero no puedo hacerlo por amor a la verdad", concluye.
Entre Almodóvar y Von Trier no ha habido hueco para mucho más. Sobre todo para la otra película a concurso en el día de hoy, una de samuráis en 3D, “Hara-Kiri”: Death of a samurai”. En el siglo XVII, durante el período Edo, con el shogun Tokugawa en el poder, el veterano samurai Hanshiro Tsugumo intenta superar el colapso de su clan. Sin empleo, se presenta en la mansión de Lord Iyi, al que solicita permiso para cometer seppuku. Aunque recibe el beneplácito del daimyo del clan Iyi, Tsugumo ruega narrar su historia, un relato que arrojará luz sobre su decisión. En realidad, Tsugumo no pretende asumir tan drástica elección, sino que busca venganza contra el hombre que deshonró a su hijo, al que forzaron a abrirse el vientre con una hoja de bambú sin afilar. Es un remake de “Seppuku” de Masaki Kobayashi, Premio especial del Jurado en 1963.
Imagen de uno de los homenajeados de este año. Jean Paul Belmondo, un símbolo de la Nouvelle Vague, que a sus 78 años se presentó bronceadísimo y con un pivonazo del brazo. A pesar de sus problemas de salud desde que se retirara en 2001, derrochó vitalidad y nostalgia. En Cannes se ha proyectado el documental “Jean Paul Belmondo ¿trayectoria?” que han dirigido Vincent Perrot y Jeff Domenech.
Nacho Gonzalo (Coronado)