“Queer”
La web oficial.
El argumento: 1950. William Lee, un expatriado estadounidense de unos 50 años en Ciudad de México, pasa sus días casi solo, salvo algunos contactos con otros miembros de la pequeña comunidad estadounidense. Su encuentro con Eugene Allerton, un joven estudiante recién llegado a la ciudad, le muestra, por primera vez, que finalmente podría ser posible establecer una conexión íntima con alguien.
Conviene ver: “Queer”, dirigida por Luca Guadagnino, es una reflexión sobre la melancolía, el aislamiento y la búsqueda de conexión humana. Ambientada en la Ciudad de México de los años 50 en una época de hervidero intelectual tras la coincidencia allí de muchos refugiados tras la II Guerra Mundial, sigue a William Lee, un expatriado estadounidense atrapado en una rutina de adicción y encuentros fugaces, mientras persigue el amor en un mundo que no puede habitar. Un hombre enganchado al alcohol, a la heroína y a sentirse querido que deambula vapuleado por esa insatisfacción vital propia de una identidad compleja y lastrado por un turbio pasado marcado por el escándalo de haber asesinado a su mujer de un disparo tras emular a Guillermo Tell tras una noche de borrachera. La película adapta la emblemática obra de William S. Burroughs, exponente de la generación "beat", explora el dilema de perseguir el amor cuando la identidad es a la vez una prisión y un refugio. La interpretación de Daniel Craig como Lee es desgarradora, capturando la fragilidad del personaje, mientras que su relación con Eugene Allerton, interpretado por Drew Starkey, es el eje emocional de la trama, marcada por una tensión de manipulación y rechazo que le hace perder los papeles a ese cincuentón que no es consciente de su patetismo. Una relación más espiritual que física en la que los dos amantes llevan su particular coreografía frente a un destino esquivo de encuentros fortuitos, silencios y desencuentros. Guadagnino aborda con honestidad y respeto una obra que le marcó en su juventud definiendo su personalidad y crea una atmósfera única, con paisajes urbanos realistas que se tornan más surrealistas a medida que la historia avanza, aunque a veces la película se pierde en su propia densidad narrativa y en su deriva lisérgica fruto de los efectos de la ayahuasca que la transforma en una cinta críptica e inclasificable, de esas que son de culto pero que también desesperan a más de uno por un salto al vacío ambientando en la selva (un maridaje entre el cine de David Lynch y el de Werner Herzog) no especialmente bien armado con todo lo que ello supone dejándose llevar por lo sensorial y la capacidad o no de conectar con la sensibilidad de cada espectador en concreto. El guión, a cargo de un Justin Kuritzkes que repite con el director tras "Rivales", explora el deseo masculino y la desconexión, pero puede sentirse repetitivo por esa ensoñación febril y surrealista de soledad, añoranza y obsesión que abraza lo fantasmagórico potenciándose todo ello en sus imágenes gracias a la fotografía de Sayombhu Mukdeeprom (en su quinta colaboración con el director a partir de "Call me by your name" en 2017). La banda sonora, que fusiona música contemporánea y anacrónica, potencia las emociones de una película que logra transmitir la sensación de deseo y una pulsión excitada de sudor, semen y sangre. A ello también contribuye una banda sonora de los habituales Trent Reznor y Atticus Ross y una selección de canciones que no esconden lo anacrónico prefiriendo contribuir a que prevalezca la sensación más que la narración; lo simbólico más que lo terrenal. Aunque “Queer” no busca complacencia, sacrificando las concesiones narrativa por sus decisiones formales y estilísticas que potencian la plasticidad del conjunto, su final ambiguo y simbólico deja al espectador reflexionando sobre la complejidad de los personajes en una propuesta que puede llegar a ser tan fascinante y embriagadora como áspera e incómoda suponiendo todo un homenaje tanto a la esencia de la contracultura como a la estética de la latinoamérica de la época. En resumen, es una obra provocadora, sensual, abstracta, grotesca y sin complejos que, aunque imperfecta, destaca por el riesgo y complejidad de la misma y por su profundidad emocional a la hora de hablar del dolor interno y el intento de un personaje por abrazar la libertad personal frente a las cadenas impuestas por lo que espera la sociedad de él.
Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2024 y presente en el Festival de Toronto 2024 y en el Festival de Nueva York 2024 consiguiendo la nominación al mejor actor en los premios del cine europeo 2024 y en los Critics'Choice 2025.
La crítica le da un SEIS