"Tiempo compartido"
La web oficial.
El argumento: Paul, un director de cine, y su hermano Etienne, un periodista musical, se encuentran atrapados en la casa de su infancia junto a sus parejas, Morgane y Carole. Mientras el mundo exterior se vuelve cada vez más inquietante, los cuatro deben enfrentarse al paso del tiempo, los recuerdos y los secretos ocultos. A medida que lidian con estas tensiones, descubren que sus mejores herramientas son las artes, el romance y la comedia, que impregnan incluso los momentos más cotidianos.
Conviene ver: El confinamiento durante la pandemia ha sido una fuente de inspiración para muchos artistas y cineastas, entre ellos Olivier Assayas que ahora estrena “Tiempo compartido”. Sus protagonistas son dos hermanos, director de cine y periodista musical, que pasan el confinamiento con sus respectivas parejas, en un mismo espacio pero con diferentes maneras de sobrellevarlo, en la casa en la que se criaron lo que les llevará a revivir los recuerdos y, sobre todo, los traumas de la niñez. Un momento para ser conscientes de lo que han dejado atrás, el tiempo perdido y el hecho de tantas cosas engullidas y fagocitadas por la rutina diaria de un mundo vertiginoso que implica cumplir sus reglas para aspirar a acercarse al éxito aceptado socialmente. Una obra plagada de autorreferencias, muy del estilo de “Las horas del verano” (2008) aunque sin ser tan eficaz, que destaca más por el envoltorio, con una visión impresionista de la naturaleza, y una magnética interpretación de Vincent Macaigne, como una extensión del propio Assayas no sólo en su personalidad sino en continuas referencias autobiográfica del propio director, que por su reflexión sobre el afecto y la belleza como estímulos para afrontar la adversidad. Un retiro espiritual con una fotografía digna de cuadros de Renoir y no exento de carácter festivo despreocupado pero también de melancolía lleno de aforismos y divagaciones sobre nuestro papel en el mundo o los cuestionamientos sobre la muerte en el que lo que iba a ser un punto de inflexión que no fue más que en un parón forzado e imprevisto creando una autoparodia sobre el postureo francés a la hora de disfrutar de la vida, el arte o la comida en un tiempo encapsulado que plasma la sensación reconocible que todos experimentamos ese 2020, casi en forma de pequeños sketches muy identificables, y que aquí queda como un ejercicio de autor más impostado y egocéntrico que atractivo o cautivador desde su jaula al aire libre.
Conviene saber: A competición en el Festival de Berlín 2024.
La crítica le da un CINCO