In memoriam: Maggie Smith, la gran dama convertida en patrimonio cultural

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Querido primo Teo:

Aprovéchate bien del suculento manjar que acaba de llegar a tu despensa, no todos los días despedimos a una leyenda del mundo de la interpretación como Maggie Smith. La actriz británica ha fallecido a la edad de 89 años tal y como ha anunciado su familia a través de un comunicado remitido a la cadena BBC, en donde se ha agradecido la labor realizada por el personal médico del Chelsea and Westminster Hospital. Maggie Smith que estuvo en activo hasta prácticamente el final, incluso en otoño del pasado año se convirtió en imagen de una campaña de la firma española LOEWE, ha podido presumir de haber tenido una trayectoria artística intachable desarrollada a lo largo de seis décadas en el teatro, el cine y la televisión y que le permitió ser reconocida con algunos de los premios más importantes del mundo del espectáculo como por ejemplos dos premios Oscar por sus interpretaciones en “Los mejores años de Miss Brodie” y “California Suite”. 

Nacida en Ilford, Essex, como Margaret Natalie Smith, se formó en la Oxford Playhouse School y debutó profesionalmente en el teatro en 1952 con la obra "Twelfth night" en Oxford. Su talento pronto la llevaría a la escena londinense, uniéndose al prestigioso National Theatre en la década de 1960. Fue a partir de ese momento cuando se consolidó como una gran actriz, trabajando con actores de renombre como Laurence Olivier y fue aclamada por sus papeles en obras clásicas de Shakespeare, como “Otelo”, “Mucho ruido y pocas nueces” y “Macbeth”, además de su trabajo en dramas contemporáneos. Su estilo único, con una combinación de ingenio y profundidad emocional, la convirtió en una de las grandes figuras del teatro británico. Smith ganó múltiples premios por sus actuaciones en el escenario, incluido el Tony por “Lettice and lovage” en 1990. 

Tras pasar de manera rutinaria por la televisión debutó en el cine en 1956 con la película “Child in the house”. Dos años después conseguiría su primera nominación al BAFTA por “Nowhere to go”. Fue en la década de los sesenta cuando su talento comenzó a brillar gracias a “Hotel Internacional” o por su Desdémona en la adaptación cinematográfica de “Otelo” que realizó Stuart Burge y que le proporcionó situarse bajo el radar de los Oscars con su candidatura al Oscar a la mejor actriz de reparto en 1966.

La fama internacional la alcanzaría con “Los mejores años de Miss Brodie”. Su encarnación de un personaje tan complejo como el Jean Brodie, una maestra de una escuela de chicas del Edimburgo de los años 30, una mujer carismática, individualista e idealista que intenta inculcar sus valores al alumnado, aunque sus ideas estén próximas al fascismo. Basada en la novela homónima de Jean Brodie, supone un análisis de las relaciones de poder en el ámbito educativo y las complejidades de las ideologías políticas. La señorita Brodie sigue siendo un referente por la manera en la que se aborda el poder, la influencia y la ambigüedad moral. El trabajo de Smith fue muy aclamado por la capacidad de la actriz para interpretar personajes con múltiples capas emocionales. Se alzó con su primer Oscar y también fue reconocida con el BAFTA.

Consagrada como una de las mejores intérpretes de su generación, en la década de los setenta la carrera de Maggie Smith siguió en ascenso. Se puso a las órdenes de George Cukor en “Viajes con mi tía”, donde compartió reparto con nuestro José Luis López Vázquez, que le proporcionaría una nueva candidatura al Oscar. También llegaron otros de sus trabajos más reconocidos como “Un cadáver a los postres”, “Muerte en el Nilo” o “California Suite” de Herbert Ross. La interpretación de Smith, como una actriz nominada al Oscar que combate la ansiedad con el alcohol y manteniendo un combate verbal con su marido homosexual y con la cara de Michael Caine, los diálogos de Neil Simon en este segmento de la película son para esculpirlos en mármol, la llevó con total justicia a su segundo Oscar, esta vez en la categoría de mejor actriz de reparto. 

En las décadas de los ochenta y noventa, Maggie Smith continuó con su carrera con papeles que iban desde dramas intensos hasta comedias ligeras, desde la académica “Una habitación con vistas” de James Ivory, con una nueva nominación al Oscar, hasta la gamberra “Sister act” y su correspondiente secuela. Ganó un nuevo BAFTA por su trabajo en “Función privada” donde dio vida a una ambiciosa mujer que se involucra en el emergente mercado negro durante la posguerra en Gran Bretaña. También es destacable su actuación como mujer solitaria y desencantada en “La solitaria pasión de Judith Hearne” que pese a las excelentes críticas, con el premio de los críticos de Nueva York y un nuevo BAFTA adornando su galería de trofeos no fue nominada al Oscar, una experiencia similar volvió a vivir con “Té con Mussolini” de Franco Zefirelli. 

A pesar de la constancia de la carrera de Maggie Smith fue a inicios del siglo XXI cuando su fama volvió a emerger al conquistar a las nuevas generaciones y por extensión convertirse en un nuevo patrimonio de la cultura popular. Primero gracias a Harry Potter en la que la actriz encarnó a la profesora Minerva McGonagall, tan estricta como justa y que se convirtió en uno de los personajes más queridos de la saga gracias a su dominio del humor y su sentido de la dignidad. Y segundo con la serie “Downton Abbey” donde con su trabajo de Condesa Viuda de Grantham logró posicionarse como la verdadera robaescenas de esta producción creada por Julian Fellowes y ganar tres premios Emmy, más otras dos candidatura. Previamente había sido reconocida por la Academia de televisión por “Mi casa en Umbria” en 2003. 

Precisamente Julian Fellowes fue el autor del guión de “Gosford park” dirigida por Robert Altman que reunió a lo más granado de la interpretación británica y estadounidense para realizar una crítica social disfrazada de intriga a lo Agatha Christie. Smith, como la Condesa de Trentham, sobresalía en uno de los mejores repartos que se han visto a lo largo de este siglo y el éxito tanto de crítica como de público de la película le permitió conseguir su sexta y última candidatura al Oscar. 

Exitoso fue también “El exótico hotel Marigold” que contó con secuela, al igual que “La niñera mágica y el Big Bang”. Una de sus últimas grandes interpretaciones la hizo en “The lady in the van”, basada en la obra teatral que ella protagonizó y que también llevó a la radio, en donde encarnó a una anciana que pasó el tramo final de su vida viviendo una furgoneta. 

Considerada una de las intérpretes británicas más grandes, por su contribución al mundo de las artes fue convertida en Dama del Imperio británico en 1990. Estuvo casada con el actor Robert Stephens, de quien se divorció en 1975, y con el dramaturgo Alan Beverley Cross que falleció en 1998. Le sobreviven sus dos hijos, los actores Toby Stephens y Chris Larkin. 

Mary Carmen Rodríguez

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