“Audrey Hepburn. Una princesa en la corte de Hollywood”

Una biografía más enfocada en los aspectos cinematográficos que en los personales, a favor de una de las personalidades más respetadas del cine clásico. Juan Tejero suele ofrecernos una obra cada año y Audrey Hepburn la merecía de sobra, coincidiendo con los cincuenta años que cumple "Desayuno con diamantes".

Título: “Audrey Hepburn. Una princesa en la corte de Hollywood”

Autor: Juan Tejero

Editorial: T&B Editores

Nota de la Redacción: Con estilo de literatura periodística y una buena selección de datos, observaciones y circunstancias, Tejero pone en las estanterías un retrato muy ameno sobre la actriz clásica con mejor prensa de la historia. Dama, ángel, princesa…. Son los adjetivos más frecuentes que se unen a su figura. Como señala el autor en su prólogo: “Lo cierto es que Hepburn entró en el mundo del cine como un meteoro provisto de una estela purísima. Hollywood nunca había conocido a nadie como ella”.

Tejero se entrega a la admiración de la actriz sin reservas ni complejos, declarando ser uno más de los espectadores conquistados por ella, y sintiéndose uno más de un universo extenso: “Conquistó a Billy Wilder, que la convirtió en la protagonista de Sabrina, donde compartió honores estelares con un maduro Humphrey Bogart y un William Holden en su mejor momento. Conquistó a King Vidor, quien no sólo se negó a considerar a ninguna otra candidata para el papel de Natasha en Guerra y paz, sino que la catalogó como una de las tres mejores actrices con las que había trabajado. Conquistó a Fred Astaire, que rehusó repetidamente participar en Una cara con ángel hasta conseguir que Hepburn fuera su pareja, en el último gran musical tradicional. Conquistó a Fred Zinnemann, que hizo buen uso de la dignidad natural de la actriz en Historia de una monja, la única película digna que ha rodado Hollywood sobre la religión. Conquistó a Blake Edwards, bajo cuya batuta iluminó uno de los personajes más memorables de la década de los sesenta, la despistada, excéntrica, sofisticada y, sin embargo, melancólica Holly Golightly. Conquistó a George Cukor, que pasa por ser el “mejor director de actrices” del cine norteamericano, y el fruto fue su deliciosa interpretación en My fair lady. Conquistó a Stanley Donen, para el que protagonizó dos comedias de inmarchitable recuerdo, Charada y Dos en la carretera. Y, sobre todo, conquistó a los espectadores”.

Pero como cabe esperar de Tejero, el encantamiento no le impide recopilar algunos aspectos que libran a la biografía de caer en el panegírico. No siempre fue comprendida ni valorada. Como ejemplo podemos leer este fragmento dedicado a “Desayuno con diamantes”.

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El libro sigue una estructura cronológica desde el nacimiento a la muerte, centrándose en el aspecto fílmico y los elementos que rodearon sus decisiones e interpretaciones. Incluye una selección fotográfica excelente, notas explicativas,capítulo para premios y menciones, así como bibliografía y a lo largo del texto una selección de opiniones variadas, como esta: “Después de tantas camareras de autocine como se han visto en las películas, ha sido una auténtica sequía, aparece alguien que tiene elegancia, que ha estudiado, que no hace faltas de ortografía y que seguramente toca el piano. Es un suspiro de mujer, pero cuando aparece ante nosotros, aparece una personalidad. No ha habido nada igual desde Garbo, con la posible excepción de Ingrid Bergman”.