M. Night Shyamalan, el intento de resurgimiento del creador de atmósferas
Querido Teo:
M. Night Shyamalan tocó la gloria con "El sexto sentido" (1999), la cual era su tercera película y que consiguió un éxito inusitado tanto en la cultura popular como en unos Oscar que le brindaron hasta 6 nominaciones. Aunque nunca ha vuelto a la arena de los premios no le ha hecho falta para ser uno de esos nombres que es un sello indisociable a un género como el terror psicológico contemporáneo sufriendo, tras su irrupción fulgurante, una irregularidad que muchos aprovecharon para clavar la estaca a una carrera que aun así ha terminado resurgiendo. A sus 54 años con "La trampa" intenta seguir en la buena senda ya que, si para muchos es un farsante, para muchos otros sigue siendo un reclamo a la hora de ir al cine.
Aunque “El protegido” (2000) es para muchos la verdadera obra maestra del director de origen hindú la cinta sufrió llegar después de un éxito tan mediático como el de “El sexto sentido” y adoptar un perfil tan críptico y existencialista en una atípica cinta de superhéroes.
“Señales” (2002), "El bosque" (2004) y "La joven del agua" (2006) no harían más que confirmar su indudable toque para la sugerencia y la creación de atmósferas utilizando la excusa de amenazas externas para conectar con nuestros propios traumas y miedos interiores.
"El incidente" (2008), “Airbender, el último guerrero” (2010) y "After Earth" (2013) se movieron entre la intrascendencia con ínfulas y el cine de encargo haciéndole tocar fondo dilapidando todo el prestigio y el interés conseguido pero, cuando ya Hollywood parecía destinado a darle la espalda, el director supo volver a sus orígenes apostando por la rentabilidad en títulos de presupuesto bajo y, precisamente por ello, de gran rentabilidad por su efectividad ante el público.
El productor Jason Blum se erigió como el salvador del director cuando decidió avalar el proyecto que Shyamalan le presentó en el que le daba una vuelta al reverso tenebroso del cuento de “Hansel y Gretel”. En "La visita" (2015) dos niños se quedan en casa de sus desconocidos abuelos durante una semana. A lo largo de esa visita, comenzarán a suceder situaciones extrañas con los ancianos en un equilibrio portentoso de thriller psicológico y humor negro en una cinta refrescante abordada con menos ínfulas por un Shyamalan que necesitaba un reseteo en su filmografía.
Una resurrección artística redondeada con "Múltiple" (2016) en la que, volviendo a colaborar con Blumhouse Productions y Universal Pictures, Shyamalan puso en pie un proyecto que comienza siendo la historia del secuestro de tres adolescentes por parte de un psicópata para erigirse como un potente drama de personajes abandonados y heridos.
Una planificación al detalle y un pulso vigoroso para una cinta que, además de ofrecer una titánica interpretación de James McAvoy luciéndose en sus distintas personalidades, ofrecía uno de esos finales memorables permitiéndose lanzar todo un guiño para fans que terminaría siendo el germen para "Glass" (2019). El director volvía a denotar estar seguro de sí mismo y su propio universo.
Tanto como director y productor Shyamalan ha alternado su resurgir cinematográfico con su labor en las series “Wayward Pines” (2015-2016) y “Servant” (2019-2023) jugando posteriormente con el escenario de una playa y las fricciones espacio-temporales en "Tiempo" (2021), cinta que se impregna de melancolía en un juego de espejos que habla sobre el hecho de estar vivo, aprovechar las oportunidades que se nos presentan y la forma que tiene la sociedad de afrontar la muerte en una época de banalidad e infantilismo a la hora de tratar temas importantes.
Una vez más el director se interesa más por la atmósfera que por el terror al uso hablando con honda tristeza de la condición humana enfrentada a la irrefrenable finitud del tiempo.
Un interés en los miedos de las personas frente a la adversidad que se acentúo tras el escenario pandémico y que sirvió de inspiración para “Llaman a la puerta” (2023), apuesta bien armada, sostenida una vez más escasos medios, que se remueve entre la violencia de una sociedad a la deriva y la reflexión que conlleva el punto en el que nos encontramos y cómo se puede contribuir para mejorar el futuro a pesar del crecimiento de temores e incertidumbres.
M. Night Shyamalan sigue llevando al público a las salas habiendo superado un bache creativo del que ha resurgido con dignidad, asentándose como un director de nicho pero que es capaz de entenderse con la taquilla aunque más desde el punto de vista de la rentabilidad (por sus presupuestos ajustados) que el taquillazo. En “La trampa” un padre y su hija adolescente asisten a un concierto de música pop, donde se dan cuenta de que están en el centro de un oscuro y siniestro suceso.
Al margen de las opiniones de los críticos, los éxitos en recaudación o las películas con aspiraciones de premios el que M. Night Shyamalan pueda haberse revindicado y asentarse como garantía para los espectadores a la hora de vivir una experiencia es desde luego una gran noticia para las salas.
Nacho Gonzalo