In Memoriam: Donald Sutherland, ejemplo de versatilidad

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Querido primo Teo: 

A la edad de 88 años ha fallecido el actor canadiense Donald Sutherland. A lo largo de una carrera que abarcó más de seis décadas y de 150 películas se caracterizó por su versatilidad y por la profundidad de sus trabajos siendo conocido por su meticulosidad a la hora de afrontar sus actuaciones y su facilidad para adentrarse en personajes complejos, que se veían enriquecidos por su imponente físico, su inquietante mirada y su voz profunda. Ha quedado como una de las presencias más emblemáticas del último medio siglo y como todo un referente para las generaciones posteriores de actores. Paradójicamente nunca fue nominado al Oscar pero la Academia le concedió el premio honorífico en el año 2017.

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Donald McNichol Sutherland nació el 17 de julio de 1935 en Saint John, Nuevo Brunswick, Canadá. Creció en una familia con raíces escocesas, lo que influyó en su identidad cultural. Desde joven, mostró interés por las artes escénicas, aunque inicialmente estudió Ingeniería en la Universidad de Toronto. Eventualmente, se trasladó a la London Academy of Music and Dramatic Art (LAMDA) en Inglaterra para perfeccionar sus habilidades actorales. Con 13 años debutó como actor, participando en una película de terror italiana y fue en Inglaterra donde hizo callo, trabajando en la televisión y en producciones de muy bajo presupuesto amparándose en nombres como los de Michael Caine y Christopher Plummer en el telefilm "Hamlet at Elsinore" (1964), Christopher Lee en "The castle of the living dead" (1965), donde daba vida a una bruja, a un policía atolondrado y a un anciano, o Roger Moore en dos capítulos de la serie "El Santo" (1965-1966).

Su gran oportunidad le llegó con “Doce del patíbulo“ (1967), donde su interpretación de Vernon Pinkley lo puso en el radar de Hollywood. Esta película de guerra fue un éxito comercial y de crítica, abriéndole las puertas a proyectos más ambiciosos demostrando su buena vis cómica y liberándose de los complejos de su desgarbada figura con orejas grandes.

Su carrera iría en ascenso con el inicio de la década de los 70, convirtiéndose en uno de los rostros que marcaron la época en la que Hollywood fue un manicomio dominado por los locos. Donald Sutherland no se dejó llevar por escándalos o veleidades y en cada trabajo, fuera protagonista o secundario, siempre estaba a favor de obra siendo capaz tanto de aterrorizar (con los temores más imprevisibles y también los más mundanos) como de conmover y acercarnos al dolor del alma humana tanto a través de la culpa y la desolación pero también de la esperanza y el sacrificio.

Alcanzó un reconocimiento significativo con su papel del capitán Benjamin Franklin “Ojo de Halcón” Pierce en la comedia negra “M*A*S*H” (1970) de Robert Altman que se alzó con la Palma de Oro del Festival de Cannes, el Oscar al mejor guión adaptado y fue un absoluto éxito de crítica y público. Ha quedado como un clásico del cine bélico y satírico y fue el germen de una de las series más exitosas de la historia de la televisión. 

Ese mismo año llega "Los violentos de Kelly" (1970), una aventura muy propia del espíritu de la época con un grupo de soldados estadounidenses que cruza a escondidas las líneas enemigas para hacerse con un tesoro secreto de los nazis. En esta cinta, como el robaescenas sargento Oddball, coincidió con Clint Eastwood que le reclutaría años después para formar parte de la tripulación de la comedia espacial geriátrica "Space cowboys" (2000). El artista bohemio de "El fabuloso mundo de Alex" (1970) le asentaba también como un icono de la nueva contracultura USA. 

Alan J. Pakula le convirtió en el protagonista de “Klute” (1971). El papel del detective privado John Klute, que se alía con una prostituta para resolver un crimen en Nueva York, consolidó su reputación en la industria y, pese al impacto que tuvo la película, no fue nominado el Oscar, galardón que sí que consiguió su compañera de reparto Jane Fonda. Ambos iniciaron una relación tanto amorosa como activista poniendo rostro a las protestas por la Guerra de Vietnam como mostraría el documental "F.T.A." (1972).

Durante los años 70 Donald Sutherland se caracterizó por no acomodarse en papeles convencionales, a lo que contribuía su singular prestancia de rostro alargado y mirada profunda, aceptando interpretar a Jesucristo en la antibélica “Johnny tomó su fusil” (1971) de Dalton Trumbo. Era también la demostración de que iba a ser su década dorada a nivel profesional.

En 1973 realizó una de las mejores interpretaciones de su carrera (y quizá la más paradigmática a nivel dramático) en “Amenaza en la sombra” (1973) de Nicolas Roeg, un inquietante film basado en el relato corto de Daphne du Maurier, coprotagonizado por Julie Christie (también en su momento de esplendor), sobre unos padres devastados por la muerte de su hija.

Fue nominado al Bafta conjuntamente por este trabajo y por la comedia "Material americano" (1973) en la que volvería a coincidir con Jane Fonda. La densidad de algunos de sus trabajos se combinaba con cierta ligereza en otros títulos como "Dos espías a lo loco" (1974) de Irvin Kershner formando tándem con Elliott Gould. 

Se puso a las órdenes de de John Schlesinger en "Como plaga de langosta" (1975), dando vida a un apocado pintor llamado Homer Simpson que se queda extasiado por una joven que quiere triunfar en Hollywood aunque ello le lleve a bordear la prostitución, y de John Sturges en el que fue el último trabajo del director, “Ha llegado el águila” (1976), una producción bélica que le unía a Michael Caine y Robert Duvall.

El estatus que iba consiguiendo le hizo ser llamado por el cine europeo para ponerse primero a las órdenes de Federico Fellini mostrando el patetismo de un seductor en “Casanova” (1976) y, posteriormente, de Bernardo Bertolucci en la ambiciosa “Novecento” (1976) poniendo rostro al fascismo de manera tan repulsiva y sádica como inquietante y magistral como el Attila representante de los camisas negras. Por ambos trabajos, Sutherland consiguió magníficas críticas. 

Otro de los trabajos más emblemáticos de Sutherland lo realizó en “La invasión de los ultracuerpos” (1978) de Philip Kaufman que le permitió explorar en el terror y la ciencia ficción. No lo tenía fácil por ser el remake de un clásico pero Sutherland logró una interpretación memorable.

Matthew Bennell era un inspector de salud que descubre que la ciudad de San Francisco ha sido invadida por alienígenas capaces de replicar a los seres humanos. Su desesperación para sobrevivir y advertir a la humanidad del peligro que corre dejó huella en la cultura popular. 

Su capacidad para asumir cualquier papel le llevó de thrillers como "La desaparición" (1977) o comedias como "Desmadre a la americana" (1978) o "El primer gran asalto al tren" (1978) a “Gente corriente” (1980), el debut en la dirección del actor Robert Redford, adaptación de la novela homónima de Judith Guest sobre una familia golpeada por la tragedia.

La película supuso un gran éxito de crítica y público llevándose 4 premios Oscar: película, dirección, guión adaptado y mejor actor de reparto para un jovencísimo Timothy Hutton que encarnaba a un joven atormentado por el sentimiento de culpa tras la muerte en un accidente de su hermano.

Mary Tyler Moore, la reina de la televisión, fue nominada al premio por su excelente interpretación de madre dominada por el perfeccionismo que es incapaz de conectar emocionalmente con los demás. Fue injusto que Donald Sutherland, una vez más y por una de las interpretaciones más sutiles y emocionales de su carrera, no fuera contendiente a la estatuilla por dar vida a Calvin Jarrett, el patriarca que trata a sus seres queridos, un hombre compasivo y que es una invitación a la recuperación y la esperanza frente al desamor, el remordimiento y la desolación.

La explosión de la década de los 80 dio paso al nacimiento de una nueva generación de actores pero las tablas y el factor camaleónico de Donald Sutherland le hizo seguir siendo una presencia constante, dando un toque de distinción a sus colaboraciones. Trabajó en cine, teatro y televisión, sobresaliendo su representación en Broadway de la versión teatral de “Lolita” en 1981.

En cine destacó en "El ojo de la aguja" (1981), "Al filo de la muerte" (1981), "Crackers" (1984), "Curso del 65" (1985), "Revolución" (1985), "Los crímenes del rosario" (1987), "Aprendiz de asesino" (1988) o "Nuevos rebeldes" (1989) y consiguió magníficas críticas por “Una árida estación blanca” (1989) sobre la toma de conciencia de un profesor del drama del Apartheid en la Sudáfrica de la década de los 70. A pesar de ello las distinciones fueron para Marlon Brando.

 

El impacto que producía en pantalla quedaba patente en sólo los ocho minutos que necesitó para su X en "JFK" (1991). Son destacables también sus trabajos en “Llamaradas” (1991), “Seis grados de separación” (1993), "Estallido" (1995), “Tiempo de matar” (1996), en la que coincidió con su hijo Kiefer Sutherland, “Cold Mountain” (2003), "Cómo acabar con tu jefe" (2011), "La mejor oferta" (2013), la saga “Los juegos del hambre” (2012-2015) o "Ad Astra" (2019).

Aunque para los medios más generalistas se destacará su papel de Coriolanus Snow en la saga distópica centrada en los libros de Suzanne Collins, que sin duda le llevó a ser conocido por una nueva generación siendo el remedo "millennial" de su inquietante personaje de "Novecento", nosotros nos quedamos, entre sus trabajos del siglo XXI, con el Mr. Bennet capaz de aunar bonhomía, ternura y amor por sus hijas en "Orgullo y prejuicio" (2005). 

Un reverso lleno de luz alejándose de sus habituales papeles de villano elevando la ligereza arquetípica que podía encerrar el personaje dándole humanidad y definición en un nuevo enfoque al final de la historia. “No puedo creer que alguien pueda merecerte, pero parece que estoy anulado. Así que doy de todo corazón mi consentimiento. No podría haberme separado de ti, Lizzie, con nadie menos digno".

Hay que mencionar también "El viaje de sus vidas" (2017), todo un ejercicio vital en la historia de un matrimonio de ancianos que deciden emprender sus últimas grandes vacaciones a bordo de su caravana para estupor de unos hijos que no comparten esa ilusión casi juvenil y que miran con desdén el amor devoto e incondicional de una pareja a la que la sociedad arrincona por su edad y condición sin dejarles tomar el volante de lo que les queda de existencia.

"Ciudadano X" (1995), la cual narraba la historia de la persecución del mayor asesino en serie de la Unión Soviética en el año 1982, el conocido como asesino de Rostov, le valió tanto el Emmy (fue candidato también por "Tráfico humano" en 2006) como el Globo de Oro (fue candidato en nueve ocasiones ganando también por "Camino a la guerra" en 2003).

En televisión también se le pudo ver en "Los pilares de la Tierra" (2010) o "Trust" (2018) pero su último gran trabajo fue "The undoing" (2020) siendo ganador del Critics'Choice al mejor actor de reparto (también fue candidato al Globo de Oro) a pesar de que todos los focos se pusieron en Hugh Grant y Nicole Kidman, de la cual volvía a ser su padre al igual que en "Cold Mountain".

Además del Oscar honorífico en 2017, que recibió diciendo "no me merezco este premio pero tengo artritis y tampoco me la merezco, así que gracias", el actor canadiense fue reconocido con el premio Donostia del Festival de San Sebastián 2019 recibiendo el galardón por medio siglo de excelencia interpretativa alternando géneros y personajes protagonistas y de reparto con suma facilidad y magisterio.

En el marco del certamen se proyectó "Una obra maestra” de Giuseppe Capotondi, thriller ambientando en el mundo del arte en el que tenía un pequeño papel.

Conocido por su activismo antibelicista, que le llevó a ser observado a inicios de la década de los 70 por la CIA, Sutherland siguió de cerca la campaña presidencial del año 2008 a través de un blog en The Huffington Post. Estuvo casado en tres ocasiones, Lois Hardwick (1959-1966), Shirley Douglas (1966-1970) y Francine Racette (1974-2024), y en total ha tenido cinco hijos.

“Con gran pesar les digo que mi padre, Donald Sutherland, ha fallecido. Personalmente me parece uno de los actores más importantes de la historia del cine. Nunca le amilanó un papel, bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía e hizo lo que amaba, y nunca se puede pedir más que eso. Una vida bien vivida”, ha apuntado su hijo Kiefer Sutherland al anunciar en redes sociales su fallecimiento.

Trabajador hasta el final, su último trabajo ha sido la serie "Hombres de ley: Bass Reeves" (2023) dando vida al juez Parker, y destacando siempre por sus compañeros la amabilidad y profesionalidad que desprendía, la edad y el cansancio hicieron perder en los últimos años la mirada y sonrisa entre pícara y malévola de Donald Sutherland. Una presencia, una energía y un carisma que pasaba del cinismo, el sadismo o la nobleza con suma facilidad dejando patente su amplio registro. 

Actor tan impecable como infravalorado que siempre ha estado ahí sin necesidad ni de ser una estrella ni de ser considerado uno de los mejores actores de todos los tiempos. Eso no le impidió dar rienda suelta a una versatilidad innata y envidiable para cualquier actor demostrando siempre la pasión por su trabajo tomando cada personaje como un nuevo reto y siempre siendo capaz de dignificar el oficio.

Mary Carmen Rodríguez

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