Cine en serie: Resaca de Globos para las series

Querido Teo:

La de anoche fue una gala que no pasará a la historia, pero si pasará factura a más de uno. Especialmente a su presentador, un Ricky Gervais, mordaz y divertidamente despiadado que, por no morderse la lengua, acabó enemistándose con casi todos, dejando la sensación de que, por ello, los responsables del evento no volverán a invitarle de nuevo. Un año más, y ya van friolera de sesenta y ocho, se volvieron a dar los Globos de Oro, con las sorpresas, las evidencias (las deficiencias), y las polémicas de siempre. Yo, que lo vi con un ojo pegado a la pantalla de mi televisor, y el otro en la de mi ordenador (desde que descubrí Twitter la experiencia sin duda es más interactiva, y desde luego mucho más divertida), puedo decir con respecto a los premiados que, ni di saltos de alegría ("Breaking bad", mi favorita, apenas estaba nominada y se fue de vacío), ni tampoco me llevé excesivas decepciones en particular. Vamos, que si me hubiera echado unas cuanta cabezaditas durante la noche, tampoco es que me hubiera perdido grandes momentos de éxtasis o indignación. Pero vayamos a los premiados en sí.

Es curioso que “Mad Men”, en la que es posiblemente su mejor temporada hasta la fecha, precisamente este año, haya sido despojada de su reinado en favor de la mastodóntica y a la vez sutil "Boardwalk Empire". Esto, unido al hecho de que Katey Sagal se haya llevado el premio a la mejor actriz  de drama (por otro lado muy merecido) en la que ha sido la peor temporada de su serie, y que "Glee" haya arrasado como mejor comedia del año, y se haya llevado también los respectivos premios de los actores secundarios (Jane Lynch y Chris Colfer), demuestra dos cosas, A: Los votantes no ven temporadas completas, y votan un poco (bastante) de oídas. Y  B: Lo importante es que los premiados hagan el mayor ruido mediático posible. Una vez superado esto, y teniendo bien claro que los Globos de Oro al fin y al cabo son lo que son y no hay vuelta de hoja, lo demás importa más bien poco, y sólo queda disfrutar con los amigos virtuales de un show que cada vez se parece más a una gran boda con ilustres invitados, y novios y novias intercambiando regalos y piropos.

En el apartado de actores y actrices principales de comedia, tanto Jim Parsons como Laura Linney parecían haber nacido para recibir sus respectivos premios (casi indiscutibles), y por ello apenas hubo algo de expectación poco antes de proclamar como ganadores sus respectivos nombres (lo siento Carell pero tu Michael Scott ya nunca tendrá el dorado reconocimiento que siempre ha merecido). Por suerte la categoría de drama estuvo algo más disputada y quisquillosa, y muchos fuimos los que lanzamos al aire, en la soledad de nuestras casas, una gran exclamación de aprobación, al saber que tanto Steve Buscemi como la antes mencionada Katey Sagal se llevarían finalmente sus merecidísimos premios a casa. Y yo me pregunto ¿Premiarán alguna vez a los actores de “Mad Men”?.

Para sorpresas, la más gorda y extrañamente estimulante de la noche, la de “Carlos”, en el apartado de mejor miniserie, o película de televisión. Esta categoría siempre pareció ser un duelo a vida o muerte, y un enfrentamiento de presupuestos (y egos) para ver quien los tiene más grandes, entre las dos favoritas de la noche, “Temple Grandin” y “The Pacific”. Finalmente ninguna se llevó el gato al agua siendo la HBO la mayor derrotada, al ser la cadena con más posibilidades de premio, ya que tres de sus cinco participantes eran candidatas y favoritas a llevárselo (“Temple Grandin”, “The Pacific” y “No conoces a Jack”). Por lo menos la primera sacó algo de provecho llevándose su intérprete principal Claire Danes el merecidísimo globo de oro a la mejor actriz en su categoría.  Seguro que Natalie Portman respiró tranquila al saber que la película de Danes no se estrenaba en los cines, ya que de haber sido así muy posiblemente ésta le hubiera podido birlar el premio, tanto aquí como en los Oscars. En cuanto al actor principal de miniserie y/o película de TV, se lo llevó a casa el de siempre, Al Pacino. Cuando uno es asquerosamente bueno es lo que tiene.

En definitiva, estos Globos de Oro han acabado siendo como tantos otros. Yo los comparo un poco como asistir a la boda de unos parientes cercanos a los cuales quieres, pero que ya no ves demasiado y apenas tienes relación con ellos. Te echas unas risas, te lo pasas bien durante un buen rato, pero al final estas deseando que termine de una vez, para poder irte a la cama a dormir.

Watanabe