Cannes 2024: Retratos femeninos y furiosos
Querido Teo:
El carácter furioso e indómito ha dominado la primera jornada oficial a competición del certamen francés. No sólo por la esperada presencia de “Furiosa: De la saga Mad Max” sino por el hecho de que una directora ha sido capaz de colar una ópera prima entre las contendientes a la Palma de Oro, algo poco habitual para una selección siempre tendente a consagrados.
"Diamant brut" de Agathe Riedinger // Sección Oficial
Liane, de 19 años, vive con su madre y su hermana en Fréjus, en el sur de Francia. Obsesionada por sus aspiraciones de belleza y estrellato, hace audiciones para un reality show llamado “Miracle Island” en el que coincidirá con otros participantes en Miami. Conectando en parte con “Reality” (2012) de Matteo Garrone, “El país de las maravillas” (2014) de Alice Rohrwacher, “American honey” (2016) de Andrea Arnold o “How to have sex” (2023) de Molly Maning Walker nos encontramos con una joven que encuentra en ese aspiracional programa televisivo una vía para huir de su descarnada y desestructurada realidad marcada por la marginalidad de la clase obrera a la que pertenece.
Ecos de fama frente a la desesperanza pero con la espiral de unas redes aniquiladoras a nivel psicológico que sólo quieren más y más clicks, interacciones y seguidores cuando en el mundo de TikTok la apariencia de éxito, baile y desenfreno y la viralidad de Instagram se erige como elemento de validación frente a un padre ausente, una madre en el paro, un futuro incierto y una obsesión por el cuerpo que ya les ha hecho ser víctimas de retoques (uñas perfiladas, cejas delineadas, operaciones de estética, etc…) fruto del rápido descontento en los que se hace recaer a los jóvenes desde temprana edad si no cumplen el canon físico establecido.
Malou Khebizi convence como esa joven sobreexpuesta a ojos de los demás, tanto aquellos que la siguen en redes como aquellos que la escrutarán al máximo para saber si es digna para formar parte de ese reality. Una cámara nerviosa transmite la tensión y el devenir de una joven que, entre la llamada del casting y la que le tiene que confirmar su participación o no en el concurso, navega por una red de trapicheos en grandes almacenes, fiestas desenfrenadas y vacías, así como otros peligros de la noche que la cámara prefiere dejar fuera de campo pero haciendo consciente de semejante deriva.
“Diamant brut” muestra con un montaje vigoroso la dependencia tecnológica en un mundo con jóvenes sin rumbo, el vaporoso amor propio regado sólo de clicks y vídeos monetizados y la hipersexualización de los cuerpos que lleva a que por un lado se sea comprometido con el #MeToo pero que por otro las redes sociales o las aplicaciones citas sigan tirando de carne cual subasta. Sólo hasta que se pase de moda y uno se dé cuenta de que todo ello no ha servido para nada más que para ser un borrón de lo que fue y un simulacro de lo que pretendió convertirse.
Una interesante ópera prima, que quizá va de más a menos quedándose sin resuello a mitad de metraje y que tampoco saber ir más allá de otras películas similares, pero que sabe mostrar las consecuencias de un mundo frío en el que la identidad y personalidad se arroja al sumidero convirtiéndose uno en víctima de los tiempos y en mercancía alineada a ojos de los demás. Una huida hacia delante de un origen que se quiere dejar atrás pero que lleva a firmar un pacto con el diablo borrando lo que uno es para ser esclavo de un cuerpo y de una intimidad vendida al mejor postor en pro de una fama cada vez con el listón más bajo y con moral más perniciosa.
"Pigen med nålen (The girl with the needle)" de Magnus Von Horn // Sección Oficial
También opta a Palma de Oro por primera vez el director Magnus Von Horn aunque éste ya viene de títulos que le han puesto en el mapa tal fue el caso de “Sweat” (2020), cinta sobre la motivadora de fitness Sylwia Zając, estrella en redes sociales, pero en busca de su propia intimidad.
En su nueva cinta se centra en Karoline, una joven trabajadora de una fábrica de telas cuyo marido es un soldado desaparecido y que lucha por sobrevivir en la Copenhague posterior a la Primera Guerra Mundial y que cuando sea despedida estando embarazada de su jefe conoce a una mujer que dirige una agencia de adopción clandestina y que ayuda a las madres a encontrar hogares de acogida para sus hijos no deseados, asumiendo entonces Karoline las funciones de nodriza.
Una mirada a una generación de mujeres sin recursos en un mundo machista y cruel en el que se hace negocio con el cuerpo femenino y la reproducción entre abortos y ventas clandestinas de bebés. Un blanco y negro que cala y estiliza la podredumbre humana en un ejercicio tenso y perturbador con tono pesadillesco, buen pulso y sin concesiones que se inspira en la historia real de una asesina de bebés en la Dinamarca de 1921 y que dentro de su pulcra formalidad deriva en truculencia y en mostrar todos los sórdidos terrenos a los que es capaz de llevar la crueldad humana. Le condena un tremendismo en el que se sobreponen la estética y los trabajos de las actrices Victoria Carmen Sonne y Trine Dyrholm.
“Furiosa: De la saga Mad Max” (George Miller) // Fuera de concurso
Nueve años después George Miller ha vuelto a llevar el universo de “Mad Max” a la Costa Azul. Una precuela remozada que se centra en la figura de Imperator Furiosa que en la película de 2015 llevó al personaje de Charlize Theron a la categoría de icono. Una quinta entrega en la que vuelve a residir todo el espectáculo pirotécnico que uno pudiera imaginar en el origen de la guerra, ahora interpretada por Anya Taylor-Joy, que sí que parece haberse quedado corta en mensaje empoderador y feminista que es lo que muchos pretendían a encontrar a una cinta que, vista desde donde sea vista, no pretende ser más que un entretenimiento para la taquilla aunque ahora todo tenga que arrojar un mensaje al mundo.
Lejos queda ya el tono de serie B que tenían estas distopías australianas en sus inicios con una superproducción que, aunque parece difícil que iguale los 6 Oscar de 10 nominaciones de su predecesora, logra que se mantenga el vigor con un ejercicio tan divertido como vigoroso aunque, también por qué no decirlo, demasiado artificioso y ruidoso. Una película que intenta construir un conflicto emocional, más allá de las clásicas persecuciones en el desierto, mostrando lo que es para una joven sobrevivir tras ser secuestrada de su hogar conectando con los miedos más profundos para la condición humana acuciados por la falta de recursos en el planeta (lo que deja su mensaje ecologista) o las consecuencias de una ciudad sin ley.
Circense y operística, solemne y apabullante, “Furiosa: De la saga Mad Max” es un nuevo hito en el cine comercial reciente alabándose la capacidad de George Miller para ir expandiendo su propio universo entremezclándolo con el desencanto actual sin dejar de saber a arena, gasolina y velocidad en esta historia de despertar juvenil y de tomar conciencia sobre el lugar que uno quiere tomar en el mundo. Una hora final portentosa justifica que el viaje vuelva a valer la pena para una saga que no parece haber dicho su última palabra.
Nacho Gonzalo