"Rivales"
La web oficial.
El argumento: Ambientada en el competitivo mundo del tenis profesional, en el que una exjugadora convertida en entrenadora, Tashi, ha conseguido transformar a su marido Art en campeón de varios torneos del Grand Slam. Tras una racha de derrotas, Tashi le inscribe en un torneo “challenger”, el torneo profesional de menor nivel, en el que se reencuentra con Patrick, su antiguo mejor amigo y ex novio de Tashi.
Conviene ver: "Rivales" es la nueva cinta de Luca Guadagnino en la que ha juntado a tres de los actores más destacados de su generación. Zendaya, Josh O’Connor y Mike Faist se enfrentan tanto en la pista de tenis como fuera de ella en una coctelera de deseo, sudor, competición y toxicidad en un triángulo tan sugerente y caliente como complejo y perturbador. Los actores lo dan todo tanto en la película (como en la promoción) con una cámara que no pierde ojo de cada movimiento y mirada en la que el subtexto es también un personaje más eclosionando en un tercer acto de altura en una espiral que habla más que de amistad o de amor de impulsos, relaciones de poder y sueños frustrados siempre de una manera eléctrica pero también trágica en esa deriva a la que se abocan personajes rotos que no saben expresar lo que sienten refugiándose dentro de un existencialismo desolador que les hace dañarse a sí mismos como a los demás. Luca Guadagnino utiliza para ello una nada sutil combinación de adrenalina tenística pretendidamente hortera entre raquetazos y reveses a través de la fisicidad del cuerpo de los actores y una banda sonora que todavía caldea más el ambiente pero que también es emblema de la tragedia a la que se abocan. Zendaya es productora y vértice de este triángulo demostrando su impecable transición de promesa a estrella confirmándose, a sus 27 años, como uno de los reclamos y presencias más poderosas del Hollywood actual dando ejemplo de lo que es llevar con coherencia y profesionalidad una carrera sin ir reñido de los focos y sin tener que recurrir a escándalos o polémicas baratas. Un paso más en una carrera en la que ya ha ganado 2 Emmys por la serie “Euphoria”, ha conquistado taquillas con las películas de “Dune” y demostró todo lo que era capaz como actriz en “Malcolm & Marie”. Zendaya es la estrella absoluta de una cinta en la que, a pesar del atractivo canalla, vividor y manipulador de un sorprendente Josh O’Connor en un papel muy distinto al habitual en su carrera y un vulnerable Mike Faist detrás de esa fingida fachada de seguridad, ella es la reina de la función por uno de esos viajes arriesgados que hacen denotar a las actrices de verdad.
En “Rivales”, además de su vertiente erótica, tenemos a unos personajes infelices. Tashi porque de ser una prometedora jugadora ha tenido que conformarse en ver el tenis desde las gradas o como entrenadora tras una grave lesión que ha truncado su carrera. Art por tener que lidiar con una sensación eterna de segundón tanto frente a Tashi en el aspecto personal como en su carrera tras tocar fugazmente la gloria y Patrick por ser ese niño bien y mimado al que se le dijo cuando se crió que iba a tener el mundo a sus pies y que, precisamente por ello al ver que no es así, es incapaz de afrontar de manera sana sus emociones cuando está arruinado como un juguete roto. Sobre toda esa complejidad emocional y rivalidad entre ellos referencias fálicas (con churros y plátanos), tríos o escenas de sauna que convierten a Guadagnino en ese director voyeurista que no se esconde y que da al público lo que quiere cuando junta a estos tres actores conformando una atracción tórrida pero dañina. Personajes fuertes de fachada pero que están en continuo viaje de aceptación a la hora de convivir con su dolor en una película que se desarrolla en dos épocas separadas por la lesión que sufre ella (desde la competición que les reúne de nuevo y que les hace visitar el pasado a través de flashbacks) generándose en todo momento una tensión que se aviva sobre las brasas cuando tienen que volver a encontrarse y emerge el poder emocional que siempre ha sustentado la relación entre Tashi y ellos conformando un puzzle emocional entre saltos temporales arriesgado pero que lleva a buen término contribuyendo a ello sus intérpretes a la hora de dar matices a la devastación moral de los mismos vapuleados por los golpes de la vida y la pasión por los raquetazos del destino. Todo en un guión que utiliza el tenis como metáfora con su juego psicológico y tacticismo de un mundo en eterna lucha por el poder tanto en la faceta profesional como en la personal recurriendo a la manipulación y a la perversión de la identidad siendo víctimas de una sociedad que no ayuda a gestionar el éxito y el fracaso y que lleva a que la pasión y la diversión inicial que se siente por algo se transforme en adicción de la añoranza de lo que no fue y que se transformó en una losa por siempre olvidándose de vivir y sentir de la manera que aquello les hacía felices. A esa opresión, angustia y deseo contribuye la banda sonora electrónica de Trent Reznor y Atticus Ross, un montaje vibrante y un conjunto de poderosas canciones que conforman un ejercicio rodado por Guadagnino como una permanente coreografía que pivota entre su trío protagonista del que la cámara explota tanto sus músculos en tensión, sus miradas y sus primeros planos ralentizando la imagen y haciendo subir la temperatura. En definitiva una cinta disfrutona que no se avergüenza por ello y que es capaz, no sólo de reinventar el "sexy thriller" de los 90 para las nuevas generaciones acostumbradas a estímulos e imágenes rápidas, sino de tener al espectador atrapado en este melodrama caliente bien ejecutado que comienza como drama juvenil y que deriva en thriller de suspense y que va de menos a más no haciendo más que confirmar a Luca Guadagnino como uno de los realizadores más estimulantes del momento.
Conviene saber: Justin Kuritzkes escribe su primer guión erigiéndose como un curioso díptico sobre las relaciones de pareja contemporáneas junto a "Vidas pasadas", cinta dirigida y escrita por su pareja Celine Song.
La crítica le da un SIETE