In Memoriam: Laurent Cantet, pertinencia y lucidez a la hora de mostrar la realidad

In Memoriam: Laurent Cantet, pertinencia y lucidez a la hora de mostrar la realidad

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Querido Teo:

* Laurent Cantet ha sido uno de esos directores que no sólo ha destacado por su cine sino también por su humanismo, confiando en sus películas tanto en el peso de la educación como en el de los valores éticos para contribuir a hacer un mundo mejor. De ello está llena una filmografía que fue coronada con “La clase” (2008), una de las Palmas de Oro de Cannes mejor valoradas con el paso de los años y casi emblema de toda una temática de películas desarrollada en las aulas. Un cáncer ha frenado en seco una carrera y una vida a los 63 años en la cual todavía tenía mucho que ofrecer.

No es casualidad que Laurent Cantet fuera hijo de padres profesores no siendo para él éste un mundo ajeno. Nació en Melle, estudio audiovisual en la escuela La Fémis, y fue cuando Cantet impartió un taller de Arte Dramático en el Instituto Françoise Dolto, de la periferia de París, donde conoció a François Bégaudeau, profesor de francés, que alcanzó el éxito en 2006 con la publicación de su novela “Entre les murs”. Ese sería el germen de una de las cintas más celebradas del cine galo que llegaría incluso a la nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Antes de todo ello Laurent Cantet ya tenía en su haber dos cortos (“Tous à la manif” y “Jeux de plage”) y una producción televisiva como “Isla sanguinaires” (1997) en la que unos amigos huyen del “efecto 2000” decidiendo celebrar el año en una isla desierta.

Pero fue su ópera prima (ganadora del César como tal) la que demostraba que había hechuras de gran director. Fue en “Recursos humanos” en la que el espectador era testigo, a través de la ingenuidad e ilusión de un estudiante que forma parte de un Departamento de Recursos Humanos, de como el protagonista se da de bruces con la realidad en las disputas entre sindicatos y patronal en lo referente a la jornada laboral en una fábrica de la campiña francesa que se aprovecha de la tan habitualmente acuñada "fragmentación de la izquierda" para continuar con su vena de explotación y abuso.

“El empleo del tiempo” (2001) muestra la deriva de un tipo que es incapaz de confesar a su familia que le han despedido del trabajo y que decide inventarse un trabajo ficticio en las Naciones Unidas mientras transita sin rumbo. Un film escalofriante sobre la corrupción social y moral que lleva a traspasar cualquier límite para mantener frente a los demás una fachada de éxito amparándose en el trabajo como vehículo aspiracional y credencial que nos define sobre un mundo que condena el fracaso.

En “Hacia el sur” (2005) exploraba el racismo y la superioridad que encierra el turismo sexual en un lugar como Haití durante la dictadura de Jean-Claude Duvalier (Baby Doc) al que llegan un par de cincuentonas en busca de sexo y, sobre todo, de la posibilidad de volver a sentirse vivas y queridas. Un film fatalista bañado de sensualidad sudorosa pero también de cierta ternura con Charlotte Rampling a la cabeza de una propuesta tan absorbente y reparadora como compleja e incómoda.

Tras el éxito de “La clase” (2008), con todo lo que implica atraer todas las miradas y poner el listón tan alto, llegaron dos trabajos muy diferentes como el film colectivo “7 días en La Habana” (2012) y “Foxfire” (2012), un alegato empoderado adaptando la novela de Joyce Carol Oates sobre un grupo de chicas que deciden formar una sociedad secreta con sus propias reglas en una pequeña ciudad obrera del Nueva York de mediados de la década de los 50.

En “Regreso a Ítaca” (2014) Laurent Cantet lleva a cabo uno de sus trabajos más profundos adaptando el relato de Leonardo Padura a través de los sentimientos, músicas y sabores de toda una cultura como la cubana y su característica forma de encarar la vida. Amistad y sueños, cadenas del pasado que no se materializaron, en un conjunto teatral y dialogado en el que Cantet se deja lleva por la brisa del mar y el ritmo latino para disfrutar del intimismo, espontaneidad y cotidianidad de unas conversaciones en las que reivindica uno de sus mayores alardes; la naturalidad. Desencanto y reencuentro en la añoranza que convive con la imagen de exiliado que retorna con muchas más heridas en el alma que éxito.

Más modesta e irregular que la Palma de Oro que la precedió era “El taller de escritura” (2017) con Marina Foïs llevando por la senda de la literatura a un grupo de jóvenes, estigmatizados por su condición social y su raza, que han sido seleccionados para escribir conjuntamente un thriller policiaco. Un trabajo de apariencia sencillo pero efectivo que, quizá por su tono, pasó por la sección Una cierta mirada de Cannes en lugar de llevar de nuevo al director por la lucha de la Palma de Oro.

“Arthur Rambo” (2021) queda como la última película de Laurent Cantet en la que, si bien la cinta fue calificada por muchos de tosca o fallida, en ella emerge un revelador mensaje sobre nuestro tiempo en la era de las redes sociales y la cultura de la cancelación cuando un prometedor escritor de éxito pasa del pedestal al averno en una sola noche cuando se rescatan unos tuits del pasado publicados desde una cuenta en la que el escritor, emulando al alter-ego que da título a la película, no duda en abrazar la incorrección política y arremeter contra colectivos minoritarios y toto tipo de sensibilidades y religiones.

El Festival de San Sebastián fue el lugar en el que compitió su última película. Un certamen en el que fue recurrente en distintas secciones y charlas ganando el premio Nuev@s Director@s por "Recursos humanos" en 1999 y participando en Perlas con "El empleo del tiempo" en 2001, "Hacia el sur" en 2005, "La clase" en 2008 y "Regreso a Ítaca" en 2014. Además fue presidente del Jurado en la edición de 2009.

En el haber de Laurent Cantet también destaca su lado comprometido, no sólo en su cine, sino formando parte de LaCinetek, plataforma VOD preservadora del patrimonio cinematográfico, y del colectivo 50/50 en pro de la igualdad entre hombres y mujeres y de la representación de la diversidad en el audiovisual.

Un director que, hasta en sus películas más irregulares, siempre ha tenido cosas interesantes que decir y más ante la incertidumbre y la desesperanza de unos tiempos en los que estamentos como la educación, valores como la cultura y aspectos como la solidaridad son conceptos a proteger frente a cualquier circunstancia. Una mirada a una realidad ni condescendiente, ni dogmática, ni lastimera, pero sí preocupante cuando las diferencias de origen o económicas se utilizan como elemento de fricción, división y enfrentamiento en vez de integración, empatía y comprensión.

* También han fallecido el actor Ron Thompson a los 83 años ("Baretta", "La cara sucia de la ley"), la actriz Barbarao a los 83 años ("Engendro mecánico", "En busca de la libertad"), el actor Roman Gabriel a los 83 años ("Skidoo", "Los indestructibles"), el actor Josef Laufer a los 84 años ("Siete hombres al amanecer", "Duelo del dragón y el tigre"), la actriz y guionista Meg Bennett a los 75 años ("Hospital General", "Santa Barbara"), la actriz Hana Brejchová a los 77 años ("Los amores de una rubia", "Amadeus"), el actor Philippe Laudenbach a los 88 años ("Muriel", "Mi tío de América", "Vivamente el domingo"), el actor Terry Carter a los 95 años ("Galáctica", "McCloud"), la actriz Margaret Lee a los 80 años ("París-Estambul sin regreso", "Nueva York llama a Superdrago") y la actriz Georgine Anderson a los 96 años ("Persuasión", "Los mejores años de Miss Brodie").

Nacho Gonzalo

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