"Puan"
La web oficial.
El argumento: Marcelo, un hombre de unos 50 años, ha dedicado su vida a la enseñanza de Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras. Cuando su jefe de Cátedra, mentor y compañero de aventuras del pensamiento muere inesperadamente, Marcelo asume que heredará la titularidad de la Cátedra que ha quedado vacante. Lo que no imagina es que Rafael Sujarchuk, un brillante y seductor colega, regresará desde Alemania para disputar el puesto vacante. Comienza entonces una batalla sin cuartel entre dos profesores extremadamente opuestos en sus estilos y pedagogías.
Conviene ver: “Puan” es el nombre del barrio de Buenos Aires que da título a la película y en la que está ubicada la Universidad de Filosofía y Letras, la cual es el escenario en el que se desenvuelve esta comedia agridulce que parte de la rivalidad (más bien choque de caracteres) entre dos profesores que se disputan la cátedra del Departamento de Filosofía Política tras el repentino fallecimiento del reputado responsable de la misma.
Marcelo Peña, un profesor anodino de 50 años de vida personal y profesional más estancada que estable y con pocas habilidades más allá de su burbuja, ve como su ecosistema se pone del revés cuando vuelve a entrar en su vida Rafael Sujarchuk, un seductor y petulante compañero que viene de Alemania con vitola de triunfador y con el fin de dar nuevos aires a una institución educativa siempre tendente al anquilosamiento y a ir detrás de lo que marca la sociedad.
En esta película el humor ingenioso se reivindica como arma política en el que se anteponen la lucha por los ideales y el convencimiento de que todos, independientemente del origen, el bagaje cultural o la edad, tienen que contribuir a un futuro mejor. Más que el choque de personalidades, y de la lucha por hacerse con el puesto académico, la película es un retrato social de un país marcado por la precariedad, la falta de oportunidades y con la amenaza latente de la irrupción de movimientos extremistas que potencien más el capital que la cultura, el negocio que la palabra. Un fomento del pensamiento crítico en malos tiempos para la lírica en los que el arte, la cultura y los valores se ven como gasto prescindible y no como inversión de futuro.
Una cinta que interpela a la Argentina actual a la hora de encajar los valores de la Filosofía y de la reflexión en época de redes sociales, lenguajes inclusivos, recortes educativos, gentrificación, inflación o postureos varios en la que el anodino pero honesto profesor asiste a la parafernalia de postureo del encanto fingido de su compañero venido de Alemania, el cual se rumorea que se ha liado con la actriz de moda y que demuestra cuando tiene oportunidad en hacerse notar por su conocimiento sobre vinos, tocar el piano y cantar en francés o recitar con suma precisión a Kant y Spinoza.
Una película sencilla pero que se sustenta en la empatía del atribulado protagonista, ensimismado en Jean-Jacques Rousseau o Thomas Hobbes y poco dado a alharacas, que ve como su ideal de enseñanza y de ver la vida no termina de encajar en una sociedad que pide cambio aunque éste se produzca a un ritmo que ni sus propios impulsores pueden seguir. Una mirada cínica en la que le vemos dar clases a una octogenaria adinerada que le invita a su cumpleaños y que, por avatares del destino, le lleva a vestirse como filósofo griego clásico con su túnica correspondiente ya que la profundidad de la palabra es demasiado aburrida y manda más el postureo de la imagen y del espectáculo.
Una Argentina que frente al capitalismo feroz precisa de los paladines de la palabra que pongan en valor la humanidad de las gentes y la justicia frente al todo vale de un sistema que ha potenciado más todavía las desigualdades y que ha aborregado a sus ciudadanos ya que la máxima aspiración de éstos es poder recibir las nóminas a tiempo porque en época de especulación inmobiliaria y permanente crisis económica el mantenerse a flote termina siendo el objetivo individualista más allá de la lucha por el bien común.
Con la pericia de María Alché y Benjamín Naishtat, y un reparto estupendo encabezado por Marcelo Subiotto, Leonardo Sbaraglia, Julieta Zylberberg, Cristina Banegas o Alejandra Flechner, las dosis de amargura enriquecen más que empañan un trabajo ingenioso y con valor político que entre dilemas éticos, gags escatológicos y ciertas confusiones vitales termina hablando de la integridad y el valor de la razón más allá de las paredes y mentes académicas impregnando las calles de saber intelectual pero también pragmatismo realista, pivotando a través de un protagonista que con su mirada íntegra navega por el patetismo pero también por la resiliencia en una apuesta tan ligera como intensa sobre las contradicciones y complejidades del mundo moderno y el papel que debe jugar en él la palabra y el pensamiento. Una defensa de la educación pública y la lucha por las ideas como forja de personas frente a los vaivenes del mercado y el capitalismo que crea rebaños y no construye personas.
Una película que haciendo virtud de su aparente sencillez y su viaje por determinados lugares comunes se permite hablar de la necesaria unión de aquellos que hasta ahora han puesto la otra mejilla pero que ahora tienen que quitarse la venda de los ojos y descubrir el poder de la colectividad sin renunciar a hacer el ruido necesario para que las cosas cambien y, al menos, se paren los pies a amenazas que sobrevuelan como la del ya presidente Javier Milei campando a sus anchas en la Casa Rosada.
Sea perdiendo complejos, vergüenzas y miedos entonando el tango Niebla en el riachuelo como elemento liberador tanto para sanar heridas, dando el paso que le minó en el funeral de su mentor y amigo o en la función escolar de su hijo, como para erigirse en rebeldía frente a una vida que arrolla y escupe pero en la que lo peor que se puede hacer es rendirse ya que más que una rivalidad académica a lo que asistimos es al hecho de tomar la decisión de pasar por la vida de puntillas o contribuir a hacer algo que valga realmente la pena. La diferencia entre hacer lo que se espera de uno o realmente apasionarse por algo de verdad en un ejercicio de lucidez, compromiso y resistencia.
Conviene saber: Mejor actor y mejor guión en el Festival de San Sebastián 2023.
La crítica le da un SIETE