"Desconocidos"

La web oficial.

El argumento: Una noche, en su torre casi vacía del Londres actual, Adam tiene un encuentro casual con un misterioso vecino, Harry, que pone patas arriba el ritmo de su vida cotidiana. A medida que va surgiendo una relación entre ellos, a Adam le preocupan los recuerdos del pasado y regresa a su ciudad natal y al hogar de su infancia donde sus padres parecen estar vivos, tal y como lo estaban el día de su muerte, 30 años antes.

Conviene ver: "Desconocidos" es la historia de un hombre solitario y traumatizado por el pasado que ve avivar su vida y también sus fantasmas cuando entra en ella un atractivo vecino. Una cinta sobre el amor, la pérdida, el duelo y esas cosas que no se dicen y se enquistan suponiendo una losa por siempre. Sensibilidad a flor de piel abrazando un intimismo tan reconfortante como desolador que se percibe en cada gesto, recuerdo y evocación con la realidad y la ficción dándose la mano a través del peso de la memoria, la nostalgia y la amargura perpetuada por lo que pudo ser y no fue. Andrew Haigh rueda explayándose en los primeros planos, los cuerpos, los gestos y los reflejos en un juego de luces fascinante que genera una continua sensación evocadora para jugar con lo fantástico pero con el fin de explorar con suma precisión, sutilidad y madurez lo que supone el peso de no sentirse aceptado y validado por lo que la familia puede esperar de ti. Esperanza frente al desaliento y luz frente a la oscuridad en un peaje necesario para encontrar la senda del resto de una vida en el que se contrasta la soledad respecto al núcleo familiar, la gran urbe llena de prisas, comida preparada, alcohol evasivo e individualismo con el abrazo de los recuerdos a los que evoca la casa del barrio residencial en la que uno creció.

Aprovechándose de una mirada intensa, angustiosa y desvalida de sus intérpretes (especialmente un Andrew Scott que transmite su desolador vacío marcado por la pérdida y un transcurrir sin rumbo ni destino) el director, partiendo de la novela del japonés Taichi Yamada, propone un viaje onírico afectivo y sentimental convirtiendo a Adam en un personaje universal y auténtico, un escritor y guionista solitario que vive en una torre de edificios de Londres y que a los 40 años siente que no ha cumplido las expectativas debido a su condición sexual y que se embarca en un momento de inflexión en un catártico viaje, tan esperanzador como doloroso, hacia su infancia sobre los pasos recorridos y sobre esas conversaciones, revelaciones y abrazos que las circunstancias de la época y el trágico destino impidieron que se produjeran teniendo como escenario la casa familiar de sus padres redefiniendo la relación que mantuvieron en su día y el lugar que ese chico ocupa en su familia por el hecho de ser diferente. Un retrato sensible sobre cómo aprender a convivir con el dolor y con un sentimiento de orfandad real y anímico para saber depurar lo vivido y partir de esa fragilidad para derivar en algo constructivo y ponerse en paz con el pasado, curar heridas y abrirse al amor pudiendo mirar hacia adelante creyendo en uno mismo y en su forma de ser más allá de los márgenes a los que siempre se ha visto condenado por su silencio y su trauma volviendo a reconectar con la vida desde lo físico y desde lo espiritual.

El delicado y conmovedor trabajo de Andrew Scott, Paul Mescal, Jamie Bell y Claire Foy, la ilustrativa finura a la hora de hablar de sentimientos de Andrew Haigh con una melancolía sensorial primorosa y una selección de grandes canciones de los 80 redondea uno de los títulos más bellos y tristes vistos en el cine reciente y que hubieran merecido mejor suerte en esta temporada de premios.

Conviene saber: 7 premios BIFA 2023 del cine independiente británico, 3 nominaciones en los Independent Spirit Awards 2024, nominación al Globo de Oro 2024 como mejor actor de drama y 6 nominaciones en los Bafta 2024.

La crítica le da un SIETE