"Slow"
La web oficial.
El argumento: Elena imparte clases de baile, mientras que Dovydas trabaja como intérprete de lenguaje de signos. En el momento en que se conocen, se establece un hermoso vínculo entre ellos. Sin embargo, su relación será puesta a prueba cuando Dovydas confiesa a Elena que tiene sentimientos románticos por ella, pero es asexual, es decir, no siente y nunca ha sentido deseo sexual por otra persona.
Conviene ver: En “Slow” la directora lituana Marija Kavtaradze desmonta convencionalismos y obviedades a la hora de hablar del amor y el deseo a través de la relación entre una profesora de danza contemporánea y un intérprete de lenguajes de signos. Una tierna conexión inmediata y reparadora que no cuenta con el sexo como aliciente al declararse él como asexual aunque eso no sea impedimento para demostrar afecto, tocar y hacer sentir. El esfuerzo pero también la demostración de que ambos pueden funcionar como pareja más allá de la carnalidad en una relación a fuego lento que no necesita de esa pulsión para estar muy viva. Una forma de comunicar a través del cuerpo, la mirada y sus profesiones en el que la química fluye a partir de los sencillos gestos.
Un título que proviene de la canción de Leonard Cohen para un film lleno de sensibilidad y poesía en el que el amor prevalece sobre los temas más espinosos con suma naturalidad, sin enjuiciar a sus protagonistas, rememorando al cine de Richard Linklater o Andrew Haigh y destilando tanta vulnerabilidad como personalidad y determinación en el que los sentimientos más puros pueden cobrar la mayor de las intensidades y complicidades más allá del sexo. Una relación romántica abordada con ternura y química gracias al trabajo de sus actores, Greta Grineviciute y Kestutis Cicenas.
Conviene saber: Mejor dirección en la sección World Cinema del Festival de Sundance 2023 y representante de Lituania para el Oscar 2024 a la mejor película internacional.
La crítica le da un SIETE
SLOW
Cine de SUNDANCE
Es la historia de una relación de pareja compleja. No sabemos si son características sacadas de la realidad o están preparadas ex profeso para el guion. Me inclino por una historia de ficción en un marco pretendidamente artístico. Unas relaciones humanas excesivamente simplificadas en su presunta complejidad. Unas veces la coreografía de la danza y otras el lenguaje de los signos desorientan al espectador. La atracción sexual entre hombre y mujer no es una atracción amorosa parece decir la historia.
El posible contacto solo está esbozado. La gramática fílmica y la construcción están conseguidas, pero se quedan en un simple ejercicio de estilo con escasísimas pinceladas psicológicas insuficientes en su muestra de… nada. La directora no muestra en ningún momento dónde ha querido ir o dónde ha llegado. El empleo de las canciones y de los bailes se queda para los diletantes de la danza y de la metacomunicación gestual y de signos. Para el resto, solo verlo.
Tal vez mostrar que lo que se entiende por amor no es atracción sexual sino más bien una descarga biológica. En esta sociedad que tiende a centrarse en el perdón y las segundas oportunidades con nuevas pedagogías para su aplicación práctica en la vida con el arte de la danza y el lenguaje de los signos como hacen en esta película lituana a la que nos referimos, pueden ser pasos en el nuevo camino
¿Lento? Sentimiento lento, sin flechazo. Un sentimiento que necesita una preparación, un acercarse a otro sabiendo que, entre tantas reivindicaciones no se sabe de qué,-ensoñaciones colectivas- existe una personalidad asexuada (congénita, adquirida, voluntaria) aceptada. Apenas se queda en el voyeurismo y sigue en la cultura de la culpa y de lo prohibido. No facilita un posible pretendido acercamiento y queda la insatisfacción de que cada espectador ha asistido a una distinta visión según su propio desconocimiento del tema. De todas formas, si lees esto, acude aunque sólo sea por mera curiosidad y por acercarte a una cinematografía que busca su lugar comercial.