In Memoriam: Tom Wilkinson, la dignidad y carisma llena de oficio y autenticidad

Querido Teo:

Tom Wilkinson es uno de esos actores que, aunque empezó a trabajar en el cine y ser conocido relativamente tarde, no necesitó mucho tiempo para convertirse en un imprescindible. A los 75 años ha fallecido uno de esos actores británicos que dan brillo y esplendor a cualquier reparto con una forma de actuar tan orgánica como reverencial, tan auténtica como carismática. Es algo simbólico que la serie "Full Monty" (estrenada este mismo año en Disney+) haya cerrado una trayectoria que va indisociablemente ligada ese grupo de desempleados de Sheffield que deciden montar un espectáculo de striptease. El éxito de la película, el icónico baile en la cola del paro y la autenticidad y humanidad de su Gerald le hizo ganar el Bafta en 1998 pero también le dio una carrera llena de prestigio en la que hay que destacar sus nominaciones al Oscar como actor protagonista por “En la habitación” (2001) y como actor de reparto por "Michael Clayton" (2007).

Más de 130 títulos entre series y televisión que demuestran que la vida es una sucesión de casualidades ya que el carácter reacio del Gerald de la película de Peter Cattaneo a la hora de desnudarse con fines solidarios y reivindicativos también sucedió en la vida real cuando Wilkinson estuvo a punto de aceptar una serie de televisión en vez de una película que se convirtió en todo un éxito. Algo inesperado para un cincuentón de Leeds que había descubierto su pasión gracias al teatro como todo buen intérprete británico. El papel con el que comenzó a llamar la atención fue el de Seth Pecksniff en la adaptación de “Martin Chuzzlewit” (1994) para la BBC que le valdría la primera de sus seis nominaciones al Bafta.

Estupendo en papeles secundarios en “Sentido y sensibilidad” (1995), “Wilde” (1997), “Oscar y Lucinda” (1997), “Shakespeare enamorado” (1998), “Cabalga con el diablo” (1999) o “El patriota” (2000) sería “En la habitación” (2001) donde sorprendió a propios y extraños en el sólido, rotundo y lúgubre drama de Todd Field en el que le veíamos, sin efectismos y sí con una vulnerabilidad que asolaba, dando vida a Matt Fowler, el padre en duelo que busca venganza y que le reportaría una nominación al Oscar, al Gremio de Actores (SAG) y al Bafta. Uno de esos trabajos que deberían estudiarse en cualquier escuela de interpretación.

Un trabajo alabado (al margen de manierismos o biopics desmedidos) que le confirmó como un actor eficaz y elegante en lo profesional y amable y educado en lo personal siendo solicitado en ambos lados del Atlántico, tanto en producciones cinematográficas como televisivas.

En ese grupo destacan su papel de mecenas del pintor Vermeer en “La joven de la perla” (2003), el doctor Mierzwiak en “¡Olvídate de mí!” (2004), el mafioso Carmine Falcone en “Batman begins” (2005), el sacerdote de “El exorcismo de Emily Rose” (2005) o como padre de familia en el remake “El último beso” (2006). A todos esos personajes aportó una elegancia y una sensibilidad característica.

El telefilm “Normal” (2003) le valió nominación al Emmy y al Globo de Oro como un padre de familia que decide someterse a una operación de cambio de sexo para estupor de su mujer interpretada por Jessica Lange. Fue el tío crápula de Ewan McGregor y Colin Farrell en “Cassandra’s dream” (2007) y volvió a tocar la estatuilla con “Michael Clayton” (2007), en este caso como un abogado llamado Arthur Edens con trastorno bipolar que termina descontrolándose para el solucionador de conflictos interpretado por George Clooney.

Momento dulce para una carrera que le haría tener doblete televisivo el mismo año en dos producciones para la HBO. Por un lado el telefilm “El recuento” (2008), sobre el conteo de votos que le daría a George W. Bush la presidencia de Estados Unidos en el año 2000, y por otro la miniserie “John Adams” (2008) donde su Benjamin Franklin no sólo era un faro fundacional para el personaje protagonista sino también un robaescenas nato. Un trabajo que le valió el Emmy, el Globo de Oro y una nominación al Gremio de Actores (SAG).

En televisión continuó la buena racha con el telefilm "A number" (2008), sobre el conflicto entre un padre y un hijo en una pieza teatral en la que se enfrentaba a Rhys Ifans, le daría su cuarta y última nominación individual al Gremio de Actores (SAG) y como el patriarca de la casi dinastía real USA, “Los Kennedy” (2011), consiguió su cuarta y última nominación al Emmy.

Una carrera que continuaría con variedad de registros pero con una habitual solidez en “RocknRolla” (2008), “Valkiria” (2008), “Duplicity” (2008), “El escritor” (2010), “La deuda” (2010), “La conspiración” (2010), “El exótico Hotel Marigold” (2011), “Misión imposible: Protocolo fantasma” (2011), “El llanero solitario” (2013), “Belle” (2013), “El rastro del delito” (2013), “El Gran Hotel Budapest” (2014), “Selma” (2014), “Snowden” (2016), “Negación” (2016) o “La importancia de llamarse Oscar Wilde” (2018).

En la miniserie “First among equals” (1986), basada en la novela súper ventas de Jeffrey Archer, conoció a la que, desde 1988, ha sido su mujer, Diana Hardcastle, la madre de sus dos hijas, teniendo que destacar como se integró en importantes repartos que contribuían al éxito de esas cintas. Es por ello que ganara dos veces el Gremio de Actores (SAG) al mejor reparto ("Full Monty" y "Shakespeare enamorado") siendo nominado en este apartado en otras tres ocasiones ("En la habitación", "El exótico Hotel Marigold" y "El Gran Hotel Budapest").

“Belgravia” (2020), producción televisiva creada por Julian Fellowes con su característica sucesión de intrigas y enredos entre aristócratas y criados, ha supuesto una de sus últimas apariciones en pantalla para uno de esos actores que dejan vacío y que, cuando ya no están, es cuando realmente se entiende su magnitud e importancia en el audiovisual de las últimas tres décadas.

Nacho Gonzalo