"Verano en rojo"
La web oficial.
El argumento: Verano de 2010. La comisaria María Ruiz se enfrenta a un tenebroso crimen: un joven ha aparecido asesinado. Sin identidad visible. Sin pistas aparentes. Sin móvil. Mujer concienzuda y tenaz, María iniciará una investigación que se complicará aún más cuando se produce un segundo asesinato. Pero no está sola, el veterano periodista Luna, un maestro de la profesión acorralado por la crisis y la era digital, será clave para solucionar un caso que les llevará hasta las puertas de una importante orden religiosa.
Conviene ver: “Verano en rojo” es un buen thriller, vigoroso y comprometido, con el que la directora Belén Macías cambia de género tras producciones televisivas, dramas históricos y cine social. En este caso una comisaria que no ha cumplido todavía los 40 años que ha prosperado por su tenacidad, y por sacrificar muchas cosas en su vida personal centrándose únicamente en el trabajo, asume el reto de hacerse cargo de una investigación que enlaza una serie de desconcertantes asesinatos y para el que tendrá como única ayuda a un hastiado periodista de la vieja guardia que le llevará al lugar en el que puede estar la clave, nada más y nada menos que las instituciones de la Iglesia Católica con el fin de tapar una serie de abusos en el seno de la misma, tirando del hilo de unas denuncias que nunca prosperaron, y que es algo que el cine ya ha explorado en películas como “El club” (2015), “Spotlight” (2015) o “Gracias a Dios” (2018). Eso le hace pasar no sólo por los que investigan, sino también mirar a las víctimas y también las diatribas de los componentes de esa orden religiosa que se mueven entre mirar a otro lado para no manchar el nombre de la institución o querer realmente erradicar el tema de raíz. Solvente y bien rodada, sin enjuiciar ni generalizar, cumple desde la faceta evasiva pero la impresión de que no saca todo el partido necesario al potencial de una historia por el que nuestro cine ha pasado todavía de puntilla, no se sabe si por miedo a no tenerse en territorios espinosos o por hacer primar la ley del silencio. Marta Nieto y Jose Coronado se entregan a sus complejos personajes y eso da fuerza a la película.
Conviene saber: Adaptación de la novela de la escritora y periodista Berna González Harbour.
La crítica le da un CINCO