Cine en serie: El regreso de "Full Monty", o las víctimas de Margaret Thatcher

Querido Teo:

Cuando nacieron los treintañeros actuales coincidieron con la destrucción de un sistema capitalista que había estado contenido por la alternativa comunista. La clase obrera había elevado su prestigio gracias a sindicatos que manejaban argumentos de distribución de la riqueza más razonables que anteriormente y el cine inglés edulcoró la caída con dos apuestas con un éxito internacional enorme gracias a su visión ligera de aquella clase de trabajadores: "Tocando el cielo" (1996) y "Full Monty" (1997). Han pasado 26 años desde que los "boys del metal" recibieron el aplauso merecido y de que Robert Carlyle se haya consolidado en la pantalla y el teatro más que el resto de sus colegas.

En la ficción siguen luchando contra la situación económica ruinosa, que gobiernos sucesivos no ha mejorado; el Brexit no se menciona, pero se siente y además ahora añaden los achaques de la edad y la dificultad para relacionarse con el aumento de la inmigración y el machismo paternalista reducido por la fuerza femenina que aquí se demuestra mucho más atractiva que en la película, se supone que gracias a la incorporación al guión de Alice Nutter.

Los personajes femeninos ya no son sólo esposas percibidas como un apoyo colateral. En uno de los capítulos incluso se convierten en las protagonistas principales y, por ejemplo, destaca Jean (Lesley Sharp), directora del instituto donde su marido Dave (Mark Addy) es conserje, o Destiny (Talitha Wing), la hija adolescente rebelde de Gaz, que además ha heredado un talento musical difícil de llevar adelante con los recortes educativos del gobierno.

Simon Beaufoy mantiene en el nuevo guión el balance entre comedia y drama: "Una de las grandes alegrías de mi carrera como guionista ha sido reunir a esta excéntrica y disparatada familia de hombres y mujeres de Sheffield y ver cómo 25 años, 7 primeros ministros y 100 promesas políticas incumplidas han afectado a sus vidas".

Algunos pudieron concretar su amor homosexual incomprendido en los 90; otros perdieron el que tenían, pero la solidaridad y el espacio donde se practica siguen siendo los mismos, un barrio obrero en la ciudad que popularizó el acero.

En ningún momento los ocho capítulos pierden su ritmo ni los personajes su encanto anterior. La plataforma Disney+ suma un nuevo producto que se sale de la imagen convencional que se tiene de la marca. Junto con SkyShowTime es la nueva plataforma de este año que ha apostado por series adultas bien producidas.

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Carlos López-Tapia