"Barbie"

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La web oficial.

El argumento: Barbie lleva una vida ideal en Barbieland, allí todo es perfecto, con chupi fiestas llenas de música y color, y todos los días son el mejor día. Claro que Barbie se hace algunas preguntas, cuestiones bastante incómodas que no encajan con el mundo idílico en el que ella y las demás Barbies viven. Cuando Barbie se dé cuenta de que es capaz de apoyar los talones en el suelo, y tener los pies planos, decidirá calzarse unos zapatos sin tacones y viajar hasta el mundo real.

Conviene ver: "Barbie" surge como un proyecto de la empresa Mattel (marca de la icónica muñeca creada en 1959) por revitalizar y desmitificar a un personaje propio de otra época pero con un aura icónica a su alrededor que era demasiado atractiva para no sacar partido en la era del #MeToo en la que los códigos morales y el papel de la mujer han cambiado. Es por ello que se confió hace cinco años en Margot Robbie para que se encargara de desarrollarlo como actriz y productora fichando ésta después a Greta Gerwig y Noah Baumbach como almas del proyecto en la labor de guionistas contando además con Gerwig como directora. Todos ellos se han rodeado con el tiempo de un solvente grupo de actores y un equipo de altura (destacando al director de fotografía Rodrigo Prieto) confirmando que “Barbie” iba a ir más allá de un mero entretenimiento desprejuiciado dándole la vuelta a un icono del capitalismo y la cosificación. Así ha sido siendo capaz de generar expectación por su espíritu kitsch y aire desinhibido hasta aspirar a convertirlo por una corriente progresista favorable en un fenómeno de boca-oreja del que andan las salas muy necesitadas generando una corriente de simpatía en redes que le encumbra como autoimpuesto título de culto aunque en balance sea una película más infantil, banal y superficial de lo que se vende con referencias y guiños forzados en el que incluso su espíritu anticapitalista queda como un esbozo.

El país de las muñecas perfectas ha pasado a ser un mundo rosa chicle de muñecas de medidas estereotipadas pero empoderadas, inteligentes y reconocidas en el que hay muchas Barbie y también está presente ese Ken que nunca se le da importancia por sí mismo y que vive acomplejado por ello herido en su masculinidad desubicada. Unas muñecas que son el reflejo de las niñas que juegan con ellas en la vida real, donde todo es felicidad y fiestas, hasta que una de ellas ve que le es trasladada la inseguridad y miedos de una niña lo que hará que se pregunte más sobre ese mundo real más allá del idealismo rosa haciéndose preguntas sobre la vida y la muerte y con episodios que desmontan su concepción cuando tiene agua fría en la ducha, se cae del tejado o sus pies pasan a ser planos. “Barbie” es un salto adelante para la carrera de una directora como Greta Gerwig que no ha tenido reparos en abrazar una apuesta comercial pero dotándole de personalidad cogiendo un buen número de referentes (que van desde “Xanadu” a “La Lego película” pasando por “¡Olvídate de mí!” y “Las mujeres perfectas”) pero sin parecerse a ninguna otra cinta que se haya podido ver antes. Consciente también de sus imperfecciones, “Barbie” abraza su lado lúdico y festivo poniendo en el centro a una mujer que se enfrenta a su sociedad, que se siente extraña en ella y que no se resigna (a pesar de cierto aire ingenuo) teniendo más preguntas que respuestas.

Una apuesta feminista y autocrítica que apuesta por valores como la libertad, el inconformismo y la reafirmación con un mensaje activista siendo plenamente autoconsciente de hasta donde puede llegar atreviéndose incluso a cruzar ciertas líneas en las que no tiene miedo a ofender al Hollywood más conservador dando a cambio una apuesta llena de diversión, ingenio (sobre todo en los números musicales) y frescura que abraza el derecho a vivir en la duda en un tiempo incierto en el que cada vez más nuestro lugar en el mundo está en permanente cuestión y cambio. Todo en un trabajo kitsch, valiente y descerebrado que se equivoca muchas veces pero que cuando acierta llega a lo más alto. Es gracias a Margot Robbie y Ryan Gosling, que atesoran carisma, química y vis cómica, que la película se eleva y lo que podría haber sido un mamarracheo sin pies ni cabeza cobra todo el sentido como una pieza musical tan desaforada como bien medida en el que Helen Mirren ejerce de narradora entre un mundo en el que las mujeres pueden ser lo que quieran y otro en el que están condicionados por su aspecto y por la visión machista en el que se sustenta el sistema.

“Barbie” puede padecer de un mensaje demasiado subrayado pero es capa de hacer pasar un rato muy divertido destacando, además, el gran trabajo de ambientación a la hora de crear un universo propio en el que manda el optimismo rosa tan idealizado como, en parte, inquietante que nos lleva al “No te preocupes querida” de Olivia Wilde con muchos mimbres pero con mucho menos inquietud ya que ahí no nos encontramos a una burbuja de irrealidad experimental sino a un lugar que intenta encontrar las nuevas claves en un mundo cambiante en el que esa muñeca de medidas 90-60-90, siempre estilosa y perfecta y sin talones, se ha quedado desfasada en el rol de la mujer del siglo XXI. Es por ello que destaca como comedia existencialista sobre el feminismo, los roles de género, el patriarcado, los conceptos de belleza y las relaciones entre madres e hijas lanzando su mensaje tan ligero en apariencia como contundente en forma de comedia musical satírica (destacando el tema de Dua Lipa) cuando esa Barbie sale de Barbieland y viaja a Los Angeles tomando consciencia de un mundo real en el que no concibe lo que, en realidad, es el día a día más presente en la sociedad con los hombres imponiendo su ley y tratándole por su aspecto bien a base de “mansplaining” o pellizcos en el culo lo que llevará a que los Ken de turno encuentren en ello su vía para iniciar su rebeldía para no quedar como meros accesorios de sus Barbies llegando a los mejores momentos de la cinta justo en un momento en el que la misma necesita ese revulsivo para no caer en la reiteración combinando la ironía, la ternura (atención a la escena con la mujer del parque siendo también un homenaje generacional representado en la diseñadora de vestuario Ann Roth), la denuncia con esa madre que se crió con Barbie y que se topó con un sistema coartante y las coreografías festivas aunque sean las de lo ejecutivos de Mattel las más prescindibles.

Un trabajo que no hace más que demostrar la valía de Greta Gerwig como cineasta pasando del cine "indie" de autor a crear una apuesta comercial de Estudio partiendo de una premisa disparatada para construir uno de los ejercicios más lúcidos, divertidos y estimulantes de toda la temporada habiendo sabido imponerse a la vocación de un proyecto que nacía como explotación de la gama juguetera y el intento desesperado de encontrar nuevas franquicias. Por supuesto “Barbie” es naif, irregular y demasiado subrayada en su juego de espejos a través de un símbolo del “american way of life”, ahora en la era del #MeToo, así como plantear un conjunto de ideas desperdigadas que no terminan de encajar, pero destaca por unos gags inteligentes, una sátira con vocación de entretenimiento pero nunca hiriente y por el énfasis de un proyecto que se burla de nuestro mundo en el que conservadores recalcitrantes y progresistas ilusorios siguen ahondando en las divisiones en vez de encontrar los puntos de unión con el fin de generar un lugar de convivencia más feliz, respetuoso y afín a todas las sensibilidades. Es por ello que “Barbie” encuentra ahí un mensaje fiero en el que, aunque se burle de los clichés, en el fondo aboga por un mundo más empático y precisamente por ello libre y auténtico a partir de la crítica de un estándar de belleza aspiracional revolucionario para una época (autónoma y profesional en un momento en el que todas las muñecas eran bebés como se narra en un prólogo brillante homenajeando a "2001: Una odisea del espacio") pero que ahora tiene que encontrar también su lugar en el mundo y evolucionar con los tiempos porque éstos cambian y nosotros con ellos aunque más de uno niegue la evidencia y ya no sirva ese “happy end” tradicional que la película desmonta en un azote final que termina conquistando definitivamente a su público.

Conviene saber: Es la tercera película como directora en solitario de Greta Gerwig tras “Lady Bird” (2017) y “Mujercitas” (2019).

La crítica le da un SIETE

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