La Música Clásica De Nuestro Tiempo: "Succession" // Nicholas Britell
Estamos escuchando Piano solo + Elegy for orchestra - Logan's return de Nicholas Britell para la banda sonora de "Succession", la serie creada por Jesse Armstrong que terminó el pasado 28 de mayo, dejando un hueco enorme en las series televisivas ya que durante 4 temporadas hemos podido disfrutar de la que probablemente haya sido una de las mejores series de la historia del medio. Este éxito se atribuye a muchos factores, entre ellos el afilado y satírico guion de Armstrong o las impresionantes interpretaciones de todos y cada uno de los intérpretes en un caso de los que se dan poco, cada uno de ellos estaba en lo que probablemente era la mejor interpretación de sus carreras.
Pero como no podía ser de otra manera, una gran parte del éxito de "Succession" se le tiene que atribuir sin duda alguna a la música de Nicholas Britell. Del compositor ya hablamos en su momento cuando desengranamos "No mires arriba", y desde entonces no ha hecho más que afianzar su estatus como uno de los mejores compositores de la actualidad. Gran parte de la emoción que se consigue en "Succession" nace de las cuerdas y teclas de piano de Britell, creando unas texturas y atmósferas que se han quedado impregnadas en la mente de todos los espectadores, de forma consciente e inconsciente. Y como existe más vida allá de la intro, hablaremos hoy en la sección de cómo la música de la serie ha ido evolucionando temporada a temporada y en qué y cómo ha culminado ese ciclo en esta última.
La partitura de Britell se aprovecha de todo el patetismo profundo y del absurdo cómico de la serie para no solo establecer la emoción de la escena, si no para crear un mundo sonoro que se basa libremente desde Beethoven hasta la música de DJ. La partitura de "Succession" es una partitura extensa si tenemos en cuenta sus 4 temporadas, pero que está enfocada conceptualmente en un trabajo muy clásico cogiendo temas y haciendo variaciones de los mismos. Coge una idea fija establecida desde el inicio: la salida de un patriarca de la cima de su imperio empresarial, y otra circular o incluso estática, las formas en las que tres de sus hijos maniobran para hacerse cargo de la empresa.
La semilla de todo esto no nace del tema de los títulos principales, si no de un motivo de ocho acordes que aparece en el tema Strings con fuoco de la primera temporada. A partir de ahí, surgen variaciones con guiños a las formas clásicas e incluso barrocas: un minueto o rondo bailable, un concerto grosso de cuerdas angulares, un errante ricercare. Si os fijáis en los títulos de las canciones de "Succession", muchos de ellos se asemeja a movimientos de sinfonía, de indicaciones de tempo como Adagio o Andante con moto.
Otros que se podrían combinar con música de cámara como Serenata en Mi bemol o Improptu nº 1 en Do menor, que de hecho comparte nombre con uno de los solos de piano más famosos de Schubert. E incluso Britell bebe descaradamente de temas como la Fantasía en Do menor (K. 475) de Mozart, en la que suenan varios acordes que luego suenan directamente iguales en la serie de HBO. Si esto no es un claro ejemplo del título de nuestro programa...
En las dos primeras temporadas, Britell siguió un camino más limitado en cuanto a las variaciones del motivo de los ocho acordes: un piano palpitante similar al de la fantasía de Mozart, cuerdas y metales sombríamente majestuosos. En general, toda variación del motivo original o de instrumentos se desarrollaron de manera bastante reconocible, y sólo salía un poco de la norma cuando en la serie la familia Roy salía de Nueva York, como cuando un episodio ocurre en la finca de Connor en Austerlitz (Nuevo México) en la que interviene una variación de guitarra que no se había escuchado antes ni se volvió a escuchar después.
Por poner otro ejemplo, en las escenas en Inglaterra, se buscó el sonido de una majestuosa fanfarria, acompañándola de un sexteto de violines que evocaban de nuevo a Schubert.
Pero algo cambió en la tercera temporada. La música, al igual que la historia, se volvió más sombría, más melancólica, más emocional. Por cada ingenioso rondo había un triste largo. Britell comenzó a sorprender como con la primera introducción de un coro al final de la tercera temporada. La partitura a nivel estructural seguía siendo parecida, pero el tono había evolucionado, encaminándose hacia un tramo final imparable.
Y es entonces cuando llegamos a la última temporada, y aviso a navegantes, a partir de aquí habrá... ¡¡¡SPOILERS!!!.
La historia, a pesar de siempre haber tenido tono de sátira cómica, está encaminada hacia un final melancólico, agrio, de éxito inalcanzable, y de una tragedia personal ineludible. Britell amplia aún más su paleta de variaciones, con codas de disonancias escalofriantes y acordes suspendidos evocando el estado de parálisis de los hijos protagonistas después del fallecimiento de su padre. En el funeral del mismo, a través de la música, se siente el control psicológico que Logan Roy todavía tiene sobre sus hijos. Pero toda esa melancolía deja paso a otra cosa durante la temporada. Escuchemos.
El tema Langsam - We gave it a go tiene una melancolía inevitable, utilizando ese piano y cuerda para evocar una tristeza tan sólo similar a la pérdida de un ser querido. Pero justamente después de este mismo tema, lo que escuchamos de Britell es el End credits - Vivace appassionato in G minor. El ciclo por el poder no para, el entramado sobre quien finalmente sucede al patriarca es el objetivo principal de los hijos, entrando así en un bucle que la serie ya había plasmado perfectamente en temporadas anteriores, y un objetivo que ni la melancolía más absoluta puede parar.
De vez en cuando, esa pena vuelve, ese recuerdo de un padre que probablemente alguna vez les quiso, ese recuerdo de la única persona que conseguía con un mero gesto penetrar ese escudo protector contra el dolor que se habían creado... pero no por mucho tiempo...
La serie se llama "Succession" por algo. La serie no va sobre la pena o el duelo, a pesar de que estén ahí. La serie va sobre tres personas a las que les hicieron un daño irreparable y de cómo han forjado su identidad a partir de ese dolor, y cómo ese dolor sumado al estatus social de los mismos les obliga a tener un único objetivo: conseguir el trono de su padre. Ser los sucesores.
Un objetivo que desde el primer momento de la serie se nos muestra como un objetivo imposible. Un objetivo que sólo logrará el resquebrajamiento inevitable de la familia, comenzado por el patriarca y sucedido por los hijos. Todo esto lo refleja Britell con una música imparable, con unas cuerdas que suenan como un motor en marcha que va a arrasar con todo, pero sobre todo con ellos mismos.
Y es que como toda tragedia, la persona que termina consiguiendo el poder es ninguna de ellas. Sí, finalmente es Tom el que se queda con el trono, pero no ninguno de los tres hijos a los que supuestamente estaban destinados a suceder a su padre. El ansia del poder por encima de todas las cosas destinado únicamente al fracaso, a la tragedia más absoluta. Escuchemos cómo Britell quiere plasmar esto en su música en Andante espressivo - String orchestra - Number one boy.
Con "Succession" Nicholas Britell coge lo mejor de la música clásica y de la música moderna para conseguir una de las atmósferas sonoras más destacables en la TV en los últimos años, creando una obra maestra absoluta, y demostrando que no hay ni que idolatrar ni que huir del pasado, si no abrazarlo y aprender a convivir con el mismo.
Hasta la próxima banda sonora.
Iker González Urresti