"El maestro de la fuga"
La contribución del cine y la televisión ha sido esencial para sostener un recuerdo que corrió el riesgo de difuminarse. Como escribe Nikolaus Wachsmann en "KL: Historia de los campos de concentración nazi": “En las primeras décadas después de la guerra, el terror antisemita quedó subsumido bajo la destrucción general y Auschwitz era uno más de los lugares de sufrimiento”. Hoy el libro de memorias de Primo Levi, "Si esto es un hombre", está entre los libros imprescindibles del siglo XX, pero cuando se publicó dos años después de la matanza, de los 2.500 ejemplares editados sobraron 600 que desaparecerían años después en una inundación. Pasada ya una década desde el exterminio y con una Alemania repleta de ex nazis ocultos o rehabilitados, un Levi sin mucha esperanza todavía escribía: “Hoy en día es de mal gusto hablar de los campos de concentración”. Tanto la serie "Holocausto" como media docena de películas esenciales han contribuido a que la memoria permanezca viva. Se acaba de incorporar una nueva historia, una biografía excelente.
Título: "El maestro de la fuga"
Autor: Jonathan Freedland
Editorial: Planeta
De las decenas de miles de judíos que llegaron al campo de exterminio de Auschwitz escaparon dos. El hecho es tan escalofriante como para deber ser un asunto no sólo inolvidable, sino tan recordado con cierta frecuencia como imperdonable la actitud de cualquier negacionista, porque no es cuestión de religión, de creencias o de situaciones políticas actuales, sino de sentido de la humanidad.
"El maestro de la fuga" es imposible de abandonar una vez comenzado, ninguna ficción por imaginativa que fuera puede igualar la realidad de esta historia, de una aventura que alcanzó el cine, pero muchos detalles, algunos esenciales, se quedaron obviamente fuera.
Freedland reconstruye la vida de un hombre, adolescente cuando llegó al campo de exterminio, cuyos testimonios en varios juicios a criminales de guerra, evitaron la impunidad de muchos criminales. No voy a deciros que sea un libro cómodo de leer, pero es apasionante y excluye el sensacionalismo facilón, lo que no lo hace menos dramático.
Biblioteca sonora con la colaboración de Guillermo Orduna y Ángeles de Benito
Carlos López-Tapia