"La fractura"

La web oficial.

El argumento: Raf y Julie, una pareja a punto de romper, se encuentran en Urgencias al borde de la asfixia la noche de una manifestación parisina de los "chalecos amarillos". Su encuentro con Yann, un manifestante herido y en cólera, hará que sus certezas y prejuicios vuelen en mil pedazos. Fuera, la tensión continúa creciendo. El hospital, bajo presión, debe cerrar sus puertas. El personal está desbordado. La noche va a ser larga...

Conviene ver: "La fractura" de Catherine Corsini es un retrato coral que centra la tensión de su trama en una atmósfera irrespirable provocada por los recortes sanitarios, las protestas de los “chalecos amarillos” y un estado del bienestar desmembrado y en cuestión a raíz de la experiencia de una pareja de mujeres que tienen que pasar una noche en Urgencias sufriendo las consecuencias de la esquizofrenia de estos tiempos en los que al final sólo queda la compasión, solidaridad y buen hacer de los profesionales frente a los desmanes de los que mandan y la crispación generalizada en las calles. Corsini, enfermera en la vida real, refleja no sólo una Francia confrontada sino un mundo cada vez más dividido, tensionado y precario en una situación agravada por la crisis y que deja un futuro desalentador. Una mirada social y tan certera como poca motivadora de la deriva de los tiempos. Una cinta poderosa en sus metáforas y en sus críticas, muy francesa a la hora de adentrarse en la realidad de un país que sufre no sólo la crisis económica sino el prejuicio por la multirracialidad, que puede sobrecargar por el histerismo de algunas situaciones, subrayadas por el desquicie de sus personajes, y por un humor sustentado en gags físicos y en el patetismo de las situaciones. Comedia negra, crítica social militante y energía nerviosa entre reflexiones aceleradas y situaciones monótonas y alargadas que, asentada la metáfora de lo que pretende denunciar, sufre no saber potenciar el desarrollo de la historia y terminar dando vueltas sobre sí misma ante una fábula de su tiempo, tan bienintencionada como confusa, sobreactuada por los personajes que defienden Valeria Bruni Tedeschi, Marina Foïs y Pio Marmaï. En todo caso la potencia de la metáfora y la denuncia queda patente ya que la fractura a la que se refiere no es sólo a la relación de esas dos mujeres de clase media que tras años de convivencia parecen haber llegado al límite después de tantos altibajos sino, en especial, de una Francia que se va desmembrando sin que nadie, especialmente los políticos, ayuden a suturar una herida que corre peligro de seguir haciéndose cada vez más grande. Todo ello representado especialmente en un sistema sanitario en huelga, con pocos medios, malas condiciones de un trabajo muy desagradecido y en el que se tiene que priorizar a los pacientes en función de su gravedad mientras apenas hay camas y material para que todos puedan estar atendidos en las condiciones que deberían ser las que correspondieran a un país del primer mundo dejando una imagen dantesca con pacientes acumulados y aparcados en los pasillos esperando horas a ser atendidos o diagnosticados. Es Emmanuel Macron el que se lleva todos los dardos de una cinta que tiene a personajes desbordados afectados por la precariedad laboral, la diferencia de clases y cierta utopía de la izquierda que busca en las calles respuestas y sentirse escuchados por los políticos pero que terminan desacreditados por el extremismo y la violencia que no les separa mucho de esa extrema derecha que critican. En "La fractura" hay sobre todo gente que hace lo que puede, bien sea desde el activismo en las calles o resignándose desde la parcela de su rutina contribuyendo a hacer un mundo mejor tal es el caso de esa enfermera que tiene que cuidar a los pacientes encadenando guardias semanales por encima de lo que le corresponde mientras su propia hija está en casa enferma o ese colérico manifestante que no puede permitirse una baja médica por estar herido porque sabe que si no acude a su puesto como camionero le despedirán del trabajo. Una mirada desesperanzada y amarga pero auténtica y reivindicativa sobre una Francia con un ecosistema en entredicho y que sigue hacia adelante sin que deje de ser un polvorín en el que una tensión cada vez mayor se traduce en gasolina avivando cada vez más el fuego en una lucha por la supervivencia en la que ya sólo se vive al día entre la sumisión de acomodarse porque es lo que hay o no dejar de ejercer el derecho a la pataleta en una Francia de violencia latente, indignación permanente y ciudadanos entre la insatisfacción y la desesperación de una vida que se va por el sumidero tanto personal y profesionalmente como sanitariamente ante un sistema que no tiene los medios para proteger y cuidar tanto física como psicológicamente.

Conviene saber: A competición en el Festival de Cannes 2021 y César 2022 a la mejor actriz de reparto (Aïssatou Dialo-Sagna).

La crítica le da un SEIS