In Memoriam: Jacques Perrin, la mirada ante la magia de la pantalla de cine

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Querido Teo:

Ha muerto a los 80 años Jacques Perrin y, a pesar de no estar en ninguna lista de mejores actores del cine, no lo ha necesitado para que dos de sus intervenciones sí que estén en lo alto de la iconografía del mismo. Dos personajes, además, muy parecidos que miraban el pasado con emoción rindiendo tributo a aquellos que les inspiraron en la infancia para convertirse en lo que finalmente fueron y desde la posibilidad que dan los años de poner la vida en perspectiva darles el valor merecido. Jacques Perrin era el rostro de la versión adulta de los personajes de Salvatore “Totò” Di Vita en "Cinema Paradiso" (1988) y de Pierre Morhange en "Los chicos del coro" (2004). Una presencia, una mirada, unas lágrimas y una emoción, la de él como representante de todos nosotros ante la magia de la pantalla, queda como su mayor legado.

Jacques Perrin parecía destinado desde el principio al mundo de la interpretación siendo hijo del director teatral de la Comédie-Française, Alexandre Simonet, y de la actriz Marie Perrin. Estudió en el Conservatorio de Arte Dramático, donde recibió clases de Jean Yonnel. Pronto intervino en montajes teatrales y recibió su primer papel importante en “La chica con la maleta” (1961) de Valerio Zurlini junto a Claudia Cardinale, repitiendo con el mismo director en “Crónica familiar” (1962) dando vida al hermano de Marcello Mastroianni.

Rodaría “La corrupción” de Mauro Bolognini (1963), “Los railes del crimen” (1965) le haría coincidir con Costa-Gavras, ganaría la Copa Volpi del Festival de Venecia 1966 por “La busca” y “Un uomo a meta” y también formaría parte del reparto de dos películas de Jacques Demy, “Las señoritas de Rochefort” (1967) y “Piel de asno” (1970).

Otros trabajos destacados son “Goya, historia de una soledad” (1971) de Nino Quevedo, “El cangrejo-tambor” (1977) y “L’honneur d’un capitaine” (1982), ambas de Pierre Schoendoerffer, “Atentado a la justicia” (1984) de Philippe Lefebvre, “Palabras y música” (1984) de Élie Chouraqui, “Están todos bien” (1990) de Giuseppe Tornatore, “La fuga del paraíso” (1990) de Ettore Pasculli o “El pacto de los lobos” (2001) de Christophe Gans.

Las inquietudes de Jacques Perrin no se quedarían sólo en la actuación, donde se había revelado como joven galán, sino que en 1968 funda su propia productora, Reggane Films, con la que impulsaría “Z” (1969) de Costa-Gavras, la cual gana el Oscar a la mejor película de habla no inglesa y también tiene a Perrin en el reparto como un fotoperiodista. La cinta conseguiría, además, la nominación a mejor película, la primera en conseguirlo en ambas categorías, lo que le valdría una nominación al Oscar como productor en 1970. Jacques Perrin repetiría candidatura al Oscar en 2003 por “Nómadas del viento” en el apartado documental.

Precisamente el campo de productor ha sido el que más ha desarrollado Jacques Perrin, destacando sus trabajos dedicados al mundo de la naturaleza. Además del mencionado sobre las aves migratorias destacan “Microcosmos” (1995) y "Océanos" (2009), ganando ambas el César, respectivamente, en las categorías de productor y documental. Sus últimos trabajos como actor son en los telefilms históricos “Louis XI, le pouvoir fracassé” (2011) y “Richelieu: La pourpre et le sang” (2014) y en las películas "Remí: Una aventura extraordinaria" (2018) y "Goliath" (2022).

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Nacho Gonzalo

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