Conexión Oscar 2022: Los guiones
Querido Teo:
Las categorías de mejor guión son un buen trampolín para terminar posicionándose como ganadora de la noche. La prueba es que en lo que llevamos de siglo sólo “Gladiator” (2001), “Chicago” (2003), “Million dollar baby” (2005), “The artist” (2012), “La forma del agua” (2018) y “Nomadland” (2021) han ganado el Oscar a mejor película sin hacerlo también en el apartado respectivo de guión. Es por ello que especialmente el apartado de guión adaptado gana una enorme relevancia este año, más cuando nos puede indicar hacia dónde puede ir la sucesión de los acontecimientos compitiendo allí las dos favoritas a nivel general en estos momentos como son "CODA: Los sonidos del silencio" y "El poder del perro". Guión original queda como un premio de consolación para "Belfast" o "Licorice pizza".
Guión original
Kenneth Branagh (Belfast)
Adam McKay (No mires arriba)
Zach Baylin (El método Williams)
Paul Thomas Anderson (Licorice pizza)
Joachim Trier y Eskil Vogt (La peor persona del mundo)
El premio a mejor guión original nace como premio de consolación para Kenneth Branagh (“Belfast”) o Paul Thomas Anderson (“Licorice pizza”). Ambos no han ganado todavía la estatuilla atesorando el primero 8 nominaciones (en 7 categorías diferentes) y el segundo 11 nominaciones. “Belfast” y “Licorice pizza” han ido perdiendo fuelle durante la carrera. La primera no ha podido ir más allá de su Premio del Público del Festival de Toronto y la segunda, por enésima vez dentro de la filmografía del director, se ha quedado en parabienes críticos pero sin demostrar hechuras de alternativa en esta temporada de premios. “Belfast” ganó este premio en los Globos de Oro y en los Critics’Choice mientras que “Licorice pizza” pudo hacerse con el galardón en los Bafta. Si Branagh apuesta por la nostalgia evocadora de unos años marcados por la familia, el descubrimiento del cine y la evasión ajena a un conflicto religioso latente, que desemboca en el homenaje a aquellos que emigraron pero también a los que resistieron en la Irlanda de sus años de infancia, Paul Thomas Anderson se refugia también en el recuerdo con el encuentro e incipiente amor de unos adolescentes en el Valle de San Fernando (Los Angeles) en la década de los 70 en una época de la vida en la que uno considera que es invencible y salta sin red no teniendo prisa por madurar debido al hecho de, un vez dado el paso, habrá que afrontar las decepciones de la edad adulta.
Kenneth Branagh prefiere regodearse en los recuerdos embellecidos, abandonando todo el conflicto político que tenía un gran potencial para dar empaque a la historia, lo que lleva a la cinta a ser bienintencionada y amable pero no contundente y perdurable en el tiempo. Unas costuras que, junto a determinadas frases de la película y el recurso del blanco y negro, deja claras las intenciones de la cinta buscando a veces ser una cinta más admirada que sentida. Por su parte “Licorice pizza” gana cuando se centra en el núcleo emocional que se establece entre la pareja formada por Cooper Hoffman y Alana Haim pero pierde cuando introduce personajes y situaciones para dar contexto a la época en la que se ambienta. Aunque partan como favoritos, y la Academia parece que va a saldar cuentas con alguno de ellos, están lejos de sus mejores trabajos ya que ni “Belfast” está a la altura de las adaptaciones de Shakespeare llevadas a cabo por Branagh (su única nominación como guionista hasta la fecha fue por “Hamlet” en 1997) ni por supuesto “Licorice pizza” está a la altura de “Magnolia”, “Pozos de ambición”, “The master” o “El hilo invisible”, cintas que en verdad son las que han convertido a Paul Thomas Anderson en una de las figuras de la narrativa cinematográfica usamericana de las últimas décadas.
El voto “millennial” (si es que existe) y europeo podría ir de la mano de “La peor persona del mundo”, la reveladora cinta de Joachim Trier que ha podido colarse frente a otras apuestas más propias de la industria. Un retrato del desencanto de una generación bañado de dudas, frustraciones e incertidumbres que es un trabajo mayúsculo que, junto a la interpretación de Renate Reinsve, explica todo el fenómeno que ha despertado esta cinta en el circuito festivalero. Una tercera vía que podría aprovecharse de la división de voto (en el caso que la Academia se pudiera muy elitista e internacional) que, por supuesto, queda por delante del obvio retrato de superación y obsesión deportiva que lleva a cabo Zach Baylin en “El método Williams” y la efectiva pero deslavazada sátira paródica de Adam McKay en “No mires arriba” que, no obstante, ha logrado (en ausencia de "Belfast") ganarle a Paul Thomas Anderson en el Gremio de Guionistas (WGA).
El dictamen
Ganará: Kenneth Branagh (Belfast)
Alternativa: Paul Thomas Anderson (Licorice pizza)
Quiero que gane: Joachim Trier y Eskil Vogt (La peor persona del mundo)
Echo de menos: Fran Kranz (Mass)
Guión adaptado
Siân Heder (CODA: Los sonidos del silencio)
Ryûsuke Hamaguchi y Takamasa Oe (Drive my car)
Eric Roth, Denis Villeneuve y Jon Spaihts (Dune)
Maggie Gyllenhaal (La hija oscura)
Jane Campion (El poder del perro)
La categoría de mejor guión adaptado se ha convertido en una de las más emocionantes y relevantes de la noche. Si bien a “Nomadland” no le hizo falta ganar este premio el año pasado para hacerse con el Oscar (recayó en “El padre”) en esta ocasión sí que parece que se inclinará la balanza entre las dos favoritas de la noche a mejor película. El Bafta al mejor guión adaptado para “CODA: Los sonidos del silencio” (en una cita en la que ni siquiera estaba nominada a mejor película) fue una señal más de una progresión que está cada vez acercando más a la película de Siân Heder al Oscar a mejor película. Y es que la cinta está cerca de seguir el mismo registro que “Moonlight” o “Green book” que sumaron los premios de película, actor de reparto y guión, precisamente el pleno que puede hacer “CODA: Los sonidos del silencio” ganando en las tres categorías en las que está nominada.
“CODA: Los sonidos del silencio” es una cinta vitalista que sabe tocar los resortes emocionales y que es una estupenda opción para aquellos a los que les encanta dejarse llevar por películas sencillas y entrañables y no lo ven todo desde los ojos del cinismo. Hay humor costumbrista con la comedia familiar, sensibilidad con su vertiente romántica y musical, visibilidad a la hora de mostrar cómo se desenvuelven en el mundo contemporáneo las personas sordas, vertiente social ante la decadencia de un modo de vida como es la pesca en una comunidad como Massachusetts frente a la presión de las corporaciones, ternura gracias a la empatía con la que están definidos los personajes y, sobre todo, mucha honestidad desembocando en escenas arrebatadoras como aquella que comparte la protagonista (Emilia Jones) con su padre (Troy Kotsur) o la reveladora interpretación del Both sides now de Joni Mitchell que, no obstante, no llega a la altura del calado emocional arrebatador del Je vole de Michel Sardou que sonaba en la original francesa en la que la protagonista dirigía la letra directamente a sus padres pidiendo espacio para poder volar más allá del nido. A pesar de ser el remake de una cinta superior (“La familia Bélier”) la misma ha sonado novedosa para el público usamericano conectando en su mensaje de integración como refugio en tiempos oscuros.
“El poder del perro” ha sido desde el principio la teórica favorita para este galardón pero en las últimas semanas ha visto como ha ido perdiendo fuerza ya que “CODA: Los sonidos del silencio”, “La hija oscura” y, en menor medida, “Drive my car” se han situado como rivales de peso recogiendo diferentes reconocimientos. La novela de Thomas Savage es el punto de partida para que Campion cree un universo marcado por la represión y en el que el subtexto juega un papel importante, más por lo que se intuye que por lo que se dice, pero da la impresión de que la faceta de directora ha terminado engulléndose a la de guionista y, al no ser que haya un triunfo claro de la película, los académicos pueden pensar en querer repartir teniendo en cuenta que Campion parece que tiene asegurado el de dirección. Más cuando es tan meritorio el primer trabajo de Maggie Gyllenhaal por “La hija oscura”, adaptando la compleja novela de Elena Ferrante sobre la maternidad, que podría ser la tercera vía pero que parte en desventaja por pertenecer a una película que no está entre las 10 nominadas.
El dictamen
Ganará: Siân Heder (CODA: Los sonidos del silencio)
Alternativa: Jane Campion (El poder del perro)
Quiero que gane: Maggie Gyllenhaal (La hija oscura)
Echo de menos: Steven Levenson (Tick, tick… Boom!)
Nacho Gonzalo
En absoluto desacuerdo en el guion original. Vuestra fe en Belfast es inquebrantable, pero va a ser una pugna entre PT Anderson y Adam McKay, de la que esperamos que salga victorioso el primero.