"Érase una vez en Euskadi"
La web oficial.
El argumento: Euskadi 1985. El colegio ha terminado, por fin llegan las ansiadas vacaciones. Marcos y sus tres amigos, José Antonio, Paquito y Toni, reciben expectantes la llegada del verano, un verano prometedor sobre todo porque a sus doce años poco importa dónde, ni cuándo, ni cómo. Recorrerán las horas en el laberinto que la vida les ha deparado, en una Euskadi antigua, luchadora, convulsa. Un laberinto de paredes grafiteras, donde rebotan las pelotas de goma y los sueños de libertad; cubierto de un cielo gris prefabricado en cooperativas, donde la muerte y la vida ya no mantienen relaciones formales.
Conviene ver: “Érase una vez en Euskadi” se adentra en la realidad de un lugar escenario de violencia y confrontación a raíz del terrorismo de ETA desatado en los 80 y 90, todo a través de la mirada de un niño que es la que adopta un director que vivió esos años de desconcierto, incredulidad e inocencia desde la perspectiva infantil. Todo en un Mondragón en el que había el contraste entre las familias arraigadas generacionalmente en Euskadi con otras, como a la que pertenecía el protagonista, que llegaban de otros sitios de España teniendo que superar las barreras culturales, idiomáticas y de carácter mientras, por otro lado, enriquecían a una sociedad que necesitaba abrirse para no que quedar arrollada por una espiral autodestructiva a raíz del conflicto vasco. Un drama con algún guiño de comedia que demuestra como la nostalgia y ver la vida desde los ojos de unos niños crean una realidad paralela frente a los años del sida, las drogas y el terrorismo, centrados los críos en pasar el mejor verano de sus vidas, aquel que supone un antes y un después alejándose de los temas “aburridos” en los que se enzarzan y preocupan a sus mayores, entre ellos poder llegar a fin de mes y encontrar una oportunidad en un escenario enrarecido y pasando los ratos entre partidos de fútbol, películas de videoclub y flirteos. Las dos caras de una misma moneda en la que la afición por el ciclismo a través de Perico Delgado o las cintas de VHS conviven con las manifestaciones, sucursales en llama y pelotas de goma. Violencia y enfrentamiento enquistado frente a costumbrismo y mirada con cierta ternura a la infancia en la turbulencia de esos años de los que sólo pasado el tiempo se toma consciencia de lo que supusieron. Revisionismo cada vez más habitual por esta parte de la Historia negra de España, acertando en su parte más costumbrista, pero que se queda un poco corta en intenciones y resultado no sabiendo si pretende coger el camino de la fábula o de la cruda realidad de esos años.
Conviene saber: Ópera prima de Manu Gómez.
La crítica le da un CINCO