"Las vidas privadas de Pippa Lee"
Cuando se pasó fuera de concurso en el festival de Berlín la película que se inspira en este libro, sentada en una de las filas dedicadas a los miembros del film estaba Rebecca Miller, la responsable tanto del libro como de la película. Al salir de la proyección y hablar con la prensa, mostró su extrañeza de que la gente se riera, y al leer ahora la primera novela de esta mujer tan multifacética también me resulta extraño, habrá que esperar a verla.
Título: “Las vidas privadas de Pippa Lee”
Autor: Rebecca Miller
Editorial: Anagrama
Nota de la Redacción: Rebecca comienza su historia dedicando el primer esfuerzo a hacernos creer que Pippa Lee, casada felizmente con un editor respetado treinta años mayor que ella, podría protagonizar un capítulo inicial de “Mujeres desesperadas”, veinte años después. Una mujer americana, sin demasiadas inquietudes concretas, bella, enamorada, buena cocinera, que decide apoyar a su marido en un arranque de estoicismo minimalista. Las posesiones familiares se han convertido en dinero contante y sonante para asegurar un futuro acomodado en “ciudad arruga”, un paraíso organizado para jubilados de clase media-alta, donde no es posible que se mude un hijo en apuros más de seis meses porque así lo establece la comunidad de propietarios.
Pippa es una mujer de cincuenta años un poco anacrónicos, transportada desde los años ochenta. Su vida parece orientada hacia una cierta insulsez. En el momento en que comenzábamos a pensar en hacer algo muy feo y corriente en el periodismo de novedades literarias, saltear páginas rompiendo el desarrollo natural de la novela de Miller porque avanzaba la sensación de desinterés, ocurre algo inesperado e inquietante. Pippa entra en su cocina una mañana y descubre restos de comida que nadie parece haber dejado. La intriga es suficiente para aceptar lo poco excitante que pueda resultar la presentación de un personaje que no responde a su pasado dentro de la comunidad artística y literaria neoyorquina, para comenzar con ella un viaje a su infancia, adolescencia y juventud que va ganando en interés y atractivo.
Pippa nos revela entonces lo que rodea su memoria y su pasado, lo que la hicieron víctima de la familia, el colegio y sus hormonas. La narración va superponiendo las múltiples vidas de la protagonista, para mostrarnos que los secretos son parte de la vida de todo el mundo. Rebeca Miller fue criada como hija única, ocultándole su padre Arthur Miller y su madre, la fotógrafa de Mágnum Inge Morath, la existencia de un hermano pequeño con síndrome de Down. Es decir, sabe de lo que habla.
Miller admira la literatura de escritores como Ernest Hemingway o Raymond Carver, lenguaje sencillo, realista, directo. Su prosa es lúdica y ágil, a veces para ser despiadada en descripciones y sentimientos. Ha aprendido de su padre como extraer sordidez de las situaciones cotidianas, que parecen anodinas, pero que, de nuevo, esconden detrás lo inimaginable. No es humorístico, aunque pueda resultarlo en alguna ocasión. Es un libro sobre madres, hermanas, hijas y amigas, pero no feminista, donde los hombres son triunfadores que tienen resuelta hasta la muerte o fracasados con tatuajes excéntricos, pero nunca estúpidos.
La película se estrena en España este viernes, y las valoraciones previas van de buena acogida en Inglaterra a actitudes más templadas, aunque siempre valorando el nuevo trabajo de Rebecca. Para darte una muestra de la forma y el estilo hemos elegido a uno de los personajes que se cruzan brevemente con una Pippa de 17 años. Se trata de Kitty, amiga de su tía, vital, vividora y con amistades peligrosas. Su secuencia más interesante en el libro se produce en un garito neoyorquino más que atrevido, y que ha debido de hacer reír más de una vez a los participantes en la versión cinematográfica.