"Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan"
La web oficial.
El argumento: Combinando imágenes de archivo inéditas de la banda y de la propia familia de MacGowan, junto con animaciones de, entre otros, el ilustrador Ralph Steadman, "Crock of Gold" es una celebración del poeta punk irlandés Shane MacGowan, cantante y compositor principal de The Pogues. Producida por Johnny Depp.
Conviene ver: "Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan" es un viaje por los orígenes del punk en un homenaje a un espíritu libre como Shane MacGowan, líder de The Pogues, un personaje lleno de excesos que bebía y fumaba desde la infancia y que supuso todo un hito para la cultura irlandesa y de orgullo para su tierra bañando el estilo tradicional celta, evocador y mágico, en una serie de canciones con nuevos bríos y ritmos propios de la fusión entre punk y rock y cargadas de mensaje, gritos de rabia y manifestaciones políticas en un momento convulso en el que el país se rebelaba frente a la tradición del pasado. Algo de lo que se erigió como representante el propio MacGowan, con una dicción arrastrada entre silbidos, una voz aguardentosa y una dentadura echada a perder, definiendo su personalidad e interesándose por la mundanidad de la vida, el valor de las palabras y la importancia del arte frente a la educación católica recibida como tantos otros de su generación y que encontraron en él un referente lleno de descaro a la hora de ver que otra manera de encarar la vida era posible. Una mirada salvaje y vibrante que contrasta con la realidad social de los 80 tirando de entrevistas antiguas y un rico material de archivo que hace que no sorprenda que alguien también tan singular como Johnny Depp se haya interesado por él, su amigo desde hace 35 años, un alma acostumbrada a moverse entre borrachos, drogas y artistas malditos lleno de vicios y con una personalidad tan genuina como destructiva como ha sido el caso de Hunter S. Thompson o Keith Richards, otros de los referentes del actor. MacGowan encaró su carrera musical tras salir de un psiquiátrico y no dudó en ser simpatizante del IRA a pesar de trasladarse a Londres durante los años más intensos del conflicto teniendo una visión idealizada y romántica de lo que era ser irlandés por el mero hecho de no vivir allí. Este trabajo es un nuevo paso para Julien Temple en sus trabajos musicales tras comenzar su carrera rodando cortometrajes sobre Sex Pistols y posteriormente dirigiendo videoclips para músicos como David Bowie, Joe Jackson, Neil Young, Blur, Depeche Mode o The Rolling Stones, entre muchos otros. También ha firmado documentales alrededor de Marvin Gaye, Wilco Johnson o The Clash.
La minuciosidad del trabajo documental en la selección de momentos provoca que la experiencia pase de manera rápida gracias a su ritmo endiablado, como si fuera una pinta bien fría, inundando cada fotograma de un tono de elegía melancólica que imprime una personalidad tan suicida como desbordante, la del poeta herido que ve como su alma deambula entre tugurios y en la que en su recorrido hay mucho de desgarro y de declive intentando levantarse el artista destrozado por la vida, una mala cabeza y siendo un eterno derrotado sólo salvado por la música y por una energía quijotesca que le ha mantenido resistiendo, incluso frente a sí mismo, levantándose siempre al igual que una Irlanda oprimida en su compleja relación con Inglaterra que encontró fuerza y empuje en sus canciones. Una cinta estéticamente cuidada que no sólo radica en ese descenso a los infiernos de Shane MacGowan, que no escatima en crudeza y verismo, sino también en los dibujos que añaden belleza y cierto lirismo, combinando estilos que van desde el clasicismo a la psicodelia a la hora de hablar tanto de su infancia como de los recuerdos y flashes que pasan por una cabeza indómita. Todo para mostrar el devenir de un loco incomprendido que como tantos otros se ha bebido la vida destrozándose a sí mismo, estando todavía vivo para contarlo aunque convertido en un despojo, siendo un bastión de resistencia frente a un destino impacable, pero siempre a lomos de la libertad, haciendo partícipe a su pueblo de sentirse orgulloso tanto de ello como de la tierra en la que nacieron y crecieron. Un homenaje con emotividad y finura a la hora de mostrar la charla entre Shane MacGowan y Gerry Adams, ex presidente del Sinn Féin, sobre su país y la importancia de las canciones de The Pogues así como el tributo de muchos artistas reuniéndose para reconocer su legado con motivo del 60º aniversario de ese chico de pueblo tan talentoso pero erosionado por sí mismo por el hecho de que una vida de alcohol y drogas fuera más excitante y vertiginosa que elegir la sobriedad canalizada en su arte. El triunfo pírrico del poeta de las tabernas, frente a los demás más que para sí mismo, devorado por la fama pero iluminando la oscuridad de alrededor con mucho de compromiso y de alzar la cabeza frente a todo.
Conviene saber: Premio especial del Jurado en el Festival de San Sebastián 2020.
La crítica le da un SIETE