Cine en serie: "Roadkill", el ministro mediático
Querido Teo:
"¿Puedo decirte algo? Estás irremediablemente atrapado en el siglo XX. Yo siempre me he saltado las normas. Gusto a la gente porque me salto las normas.... ese es mi atractivo, mi sello. Los votantes ven en mi un personaje. Prefieren ser gobernados por personajes, no por zombies".
Este diálogo lo suelta Hugh Laurie, en el papel de un ministro del gobierno conservador inglés en esta miniserie BBC de cuatro capítulos, donde representa a un político conservador, salido del pueblo, que protagoniza incluso un programa de radio semanal en el que responde a los oyentes con desparpajo y seguridad.
El argumento muestra el juego político descarnado, mezclado de intereses partidistas, afinidades y competitividad, introduciendo también el trabajo de una periodista que ha de luchar contra el descrédito al que la ha llevado Laurie que, en contra de lo habitual en Inglaterra, cada vez más corriente en la política conservadora española, recurre a los tribunales para tratar de resolver cuestiones políticas o de comunicación. En este caso se abre la historia con la sentencia por un caso de injurias.
El ministro que muestra Laurie mantiene el estilo de abordar los problemas de frente, se sabe capaz de dominar "el relato", en expresión manoseada por los contertulios periodísticos. Su capacidad mediática despierta la envidia dentro de su propio partido, pero su pasado se revela cuando menos le conviene y en Downing Street manda una política de dureza y seguridad que no hace concesiones. La historia está escrita por el mismo guionista de "Collateral", y su director fue el encargado de convertir en televisión al personaje de Cormoran Strike. Es una serie entretenida y se sostiene en la estupenda interpretación de Laurie.
Muy buen ritmo, personajes atractivos con las dosis de intriga suficientes para disfrutar de esta historia más basada en personajes que en trama sofisticada. cuando me enfrento a esta clase de series políticas, ya sean británicas, nórdicas o francesas, me pregunto que serían capaces de hacer si pensaran en un presidente de gobierno que nombrara Ministro de Interior a una persona que piensa que el diablo juega un papel en su país y condecora estatuas de vírgenes. Esta es parte de la respuesta a que la industria televisiva española no sea capaz de hacer esta clase de series, nadie compraría un guión con algo semejante, porque resultaría demasiado increíble. Esto es algo que desanima al mejor guionista.
Carlos López-Tapia