"Hillbilly, una elegía rural"

"Hillbilly, una elegía rural"

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El argumento: J.D. Vance, un ex marine del sur de Ohio y actual estudiante de Derecho de Yale, está a punto de conseguir el trabajo de sus sueños cuando una crisis familiar le obliga a volver a la casa que ha intentado olvidar. J.D. debe navegar por las complejas dinámicas de su familia Apalache, incluyendo su inestable relación con su madre Bev, que está luchando contra la adicción. Alimentado por los recuerdos de su abuela Mamaw, la mujer resistente y lista que lo crió, J.D. llega a abrazar la huella indeleble de su familia en su propio viaje personal...

Conviene ver: "Hillbilly, una elegía rural" es un drama que muestra ese “white trash” de la USA profunda que malvive con facturas pendientes, casas destartaladas, poca esperanza en las posibilidades de futuro y dramas familiares marcados por el desarraigo, las adicciones y la falta de cariño. Es en el entorno en el que crece un joven estudiante de Derecho en Yale que vuelve al hogar familiar en Ohio ante el episodio de sobredosis que ha sufrido su madre. Será un buen momento para reencontrarse con sus raíces, asumir de dónde viene y quedarse con las enseñanzas y lo positivo de lo vivido para poder soltar amarras y construir su propia vida con un futuro profesional prometedor y una novia atractiva y comprensiva. Lo que sorprende es que esta historia haya despertado el interés de un director como Ron Howard y es que, a pesar de adaptar un bestseller escrito por el propio J.D. Vance en 2013, a cargo de Vanessa Taylor, no estamos más que ante un drama familiar histérico y excesivo que sobrecarga una situación tóxica y que puede desquiciar a cualquiera por ser tan subrayado. Amy Adams es una madre soltera que a los 13 años se quedó embarazada y que sigue dando tumbos sin poder ser un buen ejemplo para sus dos hijos, alternando sustancias, episodios de locura y violencia y novios ocasionales, además de echar a perder su trabajo como enfermera. Por otro lado, está Glenn Close interpretando a la abuela de la familia, una mujer asqueada y fumadora que sabe que tampoco ha sido ningún ejemplo para su hija y que, al menos, intenta redimirse con sus nietos para que, al menos estos, sí que puedan encauzar su vida y no quedar influidos por las malas compañías que les llevarán a ser ser futura carne de presidio o, en el mejor de los casos, estar en el sofá tomando comida basura pegado al televisor. Es una cinta antipática, chillona y tosca con una realización artificiosa y rutinaria que más que pretender ser noventera lo convierte en un telefilm obvio y en el que la sutilidad brilla por su ausencia. Seguramente la carga emocional de la historia hubiera merecido más pero se queda en lo arquetípico de la misma sin traspasar esa barrera y dando la impresión de que cada actor está en una película diferente. Amy Adams acaba engullida por un personaje sin matices y sobre el que se cargan con extremismo todas las tintas dramáticas (quizás su momento más auténtico sea verla patinando en los pasillos del hospital) mientras que la cinta sólo parece reflotar cuando Glenn Close entra en escena, caracterizada como una anciana enferma, jorobada, fumadora y alopécica, que clasifica a las personas como si fueran Terminators, que vale más por lo que calla que por lo que dice. Es precisamente cuando conviven abuela y nieto cuando parece haber una conexión emocional que da sentido a la historia y que, durante el resto de la película, no está presente destacando la escena del coche con una calculadora de por medio en la que vemos los esfuerzos de esta mujer para que su nieto no sea un bala perdida. No contribuye a ello un Gabriel Basso muy soso como protagonista central de la historia, un ex marine a punto de formar parte de un importante bufete de abogados que tiene que soportar la condescendencia de la élite dirigida a los que vienen de los suburbios como él sin poder acceder a las mismas oportunidades, algo que se refleja muy bien en una cena en la que el joven no sabe ni utilizar los cubiertos. Un drama intrascendente y telefilmero, forzado en cualquier intento de emoción y sin ningún atisbo de empatía, que asfixia al espectador tanto como a un joven que intenta salir a flote como puede. Un paso en falso e inexplicable para un Ron Howard en su intento de hacer un drama familiar de la vieja escuela y que ha construido un fallido vehículo de lucimiento para dos de las derrotadas históricas de los Oscar que terminan siendo caricaturas de la desesperación ante la intensidad del conflicto que se narra erosionando cualquier idea de "american dream" para una gente cuya suerte ya está predefinida. Aun así, es una apuesta clásica pero resultona más para sobremesa que para las galas de premios habiendo margen para la esperanza y para confiar en que en la vida, por muy cuesta arriba que se ponga, no todo está perdido y se puede sacar cabeza sin rendirse para ser dueño del destino de uno.

Conviene saber: “Hillbilly, una elegía rural” intenta ser una opción de Oscar tanto para Amy Adams como para Glenn  Close que atesoran, respectivamente, 7 y 6 nominaciones al Oscar.

La crítica le da un CINCO

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Rodri
Rodri
3 años atrás

No entiendo el encarnizamiento obsesivo con esta película. Vale, igual el problema lo tengo yo, que me ha gustado moderadamente la propuesta.

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