Recordando clásicos: Norma Shearer, la diva olvidada

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Querido Teo:

Un caluroso verano de 1902 nacía en Montreal Edith Norma Shearer, miembro de una familia sin conexiones con el séptimo arte lo que en un principio nada hacía sospechar que la pequeña se convertiría en toda una estrella del celuloide. Pese a su escasa estatura (1,55 metros según se cuenta) pronto destacó por su apariencia y, tras ganar un concurso de belleza, toda la familia decidió trasladarse a Hollywood para intentar hallar una fortuna que en la bucólica Canadá parecía resistírseles, la empresa de su padre había quebrado y su inestable madre nunca consiguió triunfar en el teatro.

Una vez instalados en la ciudad de los sueños la joven Norma debutó en el año 1920 y, como tantas otras, sus inicios se limitaron a aparecer como figurante o en papeles secundarios en producciones de dudosa calidad, realmente su gran oportunidad no llegaría hasta años más tarde cuando conoció al que fue el gran amor de su vida Irving G. Thalberg, uno de los principales responsables de producción de la Metro-Goldwyn-Mayer que, con tan solo 25 años había logrado, gracias a su ambición, uno de los puestos directivos de la compañía. Él era joven, atractivo y con una fuerte personalidad, ella era joven, encantadora y muy dulce, así que todo terminó como si de una de sus películas se tratara, con un apasionado romance y una boda de ensueño que conmocionó a toda la sociedad de la época.

Su enlace tuvo lugar en 1927, año en el que Norma logra el estrellato gracias a "El príncipe estudiante", desde este momento su carrera estuvo íntimamente ligada a su marido con el que logró sus más importantes papeles. Su época de mayor esplendor la encontramos entre 1929 y 1939 donde Norma, encarnando primero el prototipo de mujer dulce pero fuerte, es el perfecto espejo en el que se pueden mirar todas las americanas, llevando a cabo posteriormente una evolución maravillosa encarnando a la mujer precode, la mujer liberada dueña de sí misma y de su sexualidad. Por todo ello no sólo consolidó su reinado en la Metro si no que enamoró al mundo.

Sin embargo no todo iba a ser felicidad en esta historia, en el año 1936 moría Irving G. Thalberg aquejado de neumonía, con ello Norma no sólo perdía a su mentor cinematográfico sino también al amor de su vida. Rota de dolor quiso abandonar la gran pantalla, pero su contrato con la Metro lo impedía así que forzosamente tuvo que aparecer en algunas producciones ya sin el esplendor de otra época. Ahí comienza un lento declive que duraría más de 10 años, hasta que en 1942 decide abandonar definitivamente la profesión de actriz.

Años después se casó con un instructor de esquí llamado Martin Arouge con el que vivió hasta que la muerte la alcanzó en 1983. Sus últimos años de vida fueron muy tristes, hay quien dice que padecía varias adicciones y tenemos la certeza de que se encontraba gravemente enferma, con periodos de confusión en la que sus amigos cuentan que totalmente desorientada llamaba a su querido Irving.

Durante esos 20 años de carrera fue una actriz increíblemente prolífica, pero con cierto atrevimiento y siempre basándome en mis gustos personales os he seleccionado dos películas con las que creo que podéis disfrutar mucho y haceros una idea de quién era Shearer.

"La divorciada" (1930)

Prototipo de película precode, la cinta es un drama ligero en la que Norma Shearer, tras sufrir la infidelidad de su marido, decide pagarle con la misma moneda desencadenando una serie de turbulentos y eróticos acontecimientos. He querido destacar esta película, además de porque le granjeó su único Oscar a la diva, porque es un vehículo ideado únicamente para su lucimiento, finalidad que logra con creces así que nunca la veréis más bella, más sensual o más elegante que en esta película.

Como buen medio de lucimiento en la película sólo resalta ella y sus increíbles diálogos, sus compañeros de reparto son pura comparsa y la dirección es meramente funcional, pero sólo por verla a ella diciendo cosas como "Lo último que espera un hombre de una mujer es la verdad" o "A partir de ahora mi puerta está abierta para todos los hombres de Nueva York excepto para ti" vale la pena.

A modo de anécdota decir que este papel en un principio estaba reservado para Joan Crawford, vampiresa oficial de la Metro, pero Norma se encaprichó del papel así que no paró hasta persuadir a su marido de que ella era la indicada para protagonizar "La divorciada". Como podéis comprobar logró su objetivo, lo que desencadenó una enemistad con Joan Crawford que duraría toda su vida, llegando ésta a decir en repetidas ocasiones que era imposible competir con Shearer porque "se acostaba con el jefe". Un poco de razón tenía.

"Mujeres" (1939)

Drama ligero en que una mujer (Norma Shearer) tras descubrir que su marido le ha sido infiel con el personaje de Joan Crawford se divorcia. A partir de ahí asistiremos a todos los movimientos que se producen en el microcosmos de la alta sociedad y en las relaciones de la protagonista con  sus amigas, las historias de éstas, así como la confrontación con la amante.

Con "Mujeres" entramos en otra liga, me atrevería a decir que es la mejor película de toda la filmografía de Norma, no sólo porque en la dirección se encuentra el gran George Cukor, director por excelencia de actrices que saca lo mejor de todas ellas, sino también porque nos encontramos con una de las pocas películas de la Historia con un reparto íntegramente femenino, pero además no cualquier reparto, ojo a los nombres: Joan Fontaine, Norma Shearer, Joan Crawford, Rosalind Russell, Mary Boland y Paulette Goddard.

Si estas razones no son suficientes para verla, tened en cuenta que Joan y Norman por fin se encontraron cara a cara en un rodaje y se cuenta, se dice que Crawford hizo todo lo posible por boicotear a su enemiga. Tendréis que verla para comprobar el resultado.

Norma Shearer no fue la mejor actriz del mundo, pero poseía esa rara cualidad al alcance de muy pocos, poseía aura de estrella, es aparecer en pantalla y resultar absolutamente imposible apartar los ojos de ella.

Injustamente olvidada fue una de las estrellas más resplandecientes de ese firmamento ya extinto que conformaba el sistema de Estudios, ahora nos toca a nosotros hacer que recupere su brillo en nuestras pantallas, aunque sea momentáneamente y hasta que salgan los créditos finales.

Mrs. Muir

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