San Sebastián 2020: Una relación madura afectada por la enfermedad, el día a día en un Juzgado de Menores y apuestas que dividen

Querido Teo:

El Festival de San Sebastián prosigue y en la última jornada la sección oficial volvió a brillar con tres películas muy diferentes pero que, por lo general, convencieron. En Perlas fue el turno de "Miss Marx" de Susanna Nicchiarelli, una de las cintas que más gustó en el Festival de Venecia por ese canto de revolución con ritmo punk, y también se ha visto en secciones paralelas el musical español "Explota explota" con canciones de Raffaella Carrà.

“Supernova” de Harry Macqueen nos presenta el dolor de la enfermedad cuando asola a una relación de pareja. Sam y Tusker viven juntos desde hace 20 años y todo parece evaporarse cuando uno de ellos empieza a sufrir síntomas de Alzheimer. Un melodrama marcado por la impotencia y la melancolía que no peca de obvia y logra tocar los resortes emocionales más profundos a la hora de centrarse en la fragilidad de la mente cuando ésta poco a poco va haciendo perder la identidad y recuerdos de uno para así hablar, en un guión preciso, de temas como las secuelas que provoca la enfermedad, los romances maduros, el miedo a la despedida o el derecho a la muerte digna. Un trabajo calificado de empático, hermoso y sin subrayados con una desbordante sensibilidad y con mucha importancia de los silencios y miradas para redondear los alabados trabajos de Colin Firth y Stanley Tucci. Una cinta de apariencia convencional pero que ha convencido en Donostia por el alma que desprende siendo la película que más lágrimas ha convocado en esta edición.

“Sala del Juzgado 3H” es lo nuevo del director Antonio Méndez Esparza, director español afincado en Florida que ya compitió por la Concha de Oro hace tres años con “La vida y nada más”. En esta ocasión presenta un documental en el que, sin juzgar y sin aspavientos, se mete en el tejido judicial y burocrático del día a día de un Juzgado de Menores en Estados Unidos entre procesos de acogida y dramas personales marcados por la desigualdad. Un trabajo riguroso y auténtico en el que Méndez Esparza se aprovecha de la Primera Enmienda en la que, al rodarse en un lugar público, el derecho a la información está por encima del derecho de la privacidad por lo que se mete de lleno en unas historias tan desoladoras como reales en las que este organismo tiene que decidir sobre la patria potestad de unos menores que, en muchas ocasiones y a veces vistos como mera mercancía, quedan marcados ante la decisión que implica que su inocencia y futuro quede a merced de la discreción de una justicia sobrepasada. Interesante a la hora de mostrar las deficiencias del sistema y con la inteligencia necesaria para denunciar a través de mostrar pero evitando posicionamientos o adoctrinamientos.

Mucha mayor división de opiniones la que ha despertado “Beginning” de Dea Kulumbegashvili, directora georgiana que muestra la historia de una mujer minada por una sociedad intolerante marcada por el machismo y la religión. Onirismo y simbolismo para una cinta tan estética como cruel que ha despertado comentarios también muy negativos por el hecho de representar para muchos lo peor del cine de autor plúmbeo y de planos largos y soporíferos. Eso sí, a otros les parece una propuesta muy estimulante y rotunda que precisamente en su rebeldía y ganas de incomodar y remover al espectador tiene su grandeza a la hora de merecer premios importantes concibiendo a un festival como plataforma de películas distintas y arriesgadas más que de propuestas convencionales que ya tienen la difusión garantizada.

Nacho Gonzalo