Cine en serie: "Esta mierda me supera", reivindicando lo diferente
Querido Teo:
"Querido diario: Me llamo Sid. Soy una adolescente blanca y aburrida de 17 años... vamos que no soy especial. Y no me importa. La señora Capirotti me hizo prometer que haría esto. Dijo que calmaría mi rabia. Siempre pierdo los nervios. Yo no quiero, pero me sale solo". "Esto" es escribir un diario porque Sid está enfadada desde que su padre se suicidó hace poco y ella no lo entiende, pero de aburrida no tiene nada. Sí tiene una buena amiga, Dina, y un vecino rarito, al que no le preocupa nada lo que piensen los demás.
Su mundo es el instituto de una ciudad donde la contaminación es alta y su casa no está entre las mejores de la zona precisamente. Vive en ella con su madre y "Bicho", un hermano pequeño que cree a su hermana mayor siempre, pero que también sabe vivir su vida. No se lleva muy bien con su madre, pero se debe más al "modo rebelde" clásico que a ninguna otra razón.
Sid es malhablada, directa, sincera y fresca. A sus 17 todavía no se ha fumado un porro de marihuana, se siente superasquerosa porque le han salido granos en los muslos, y no tiene muy claro lo del sexo. "A veces, por las noches, quiero tocarme. Pero no lo hago. Me ayuda la mantequilla de cacahuete". Es virgen, aunque ella odiaría esa palabra. Odia mucho, sonríe poco y no encuentra un hueco en lo que los demás llaman normalidad. El tener cierto poder extraordinario, que también le “toca las narices”, lo confirma. Está basada en las historietas gráficas del estadounidense Charles Forsman, ha sido creada por el mismo productor de ‘Stranger things", y Lillis, una de las actrices de las películas de "It", consigue que te intereses por ella desde el primer minuto.
"I am not okay with this", el título original, destila nostalgia por los 80 en cada uno de sus siete capítulos que apenas superan los veinte minutos. A pesar de que se quiere presentar como una serie para adolescentes, en realidad no es así, sino para los que disfruten recordando que lo fueron. Sid es la serie porque Lillis es magnética, llevándonos de la comprensión al rechazo, y luego de nuevo a la comprensión, transmitiendo siempre la emoción justa, desde sus inseguridades hasta sus brotes de rabia y tristeza.
Sabes que vas a ver hasta el último capítulo si comprendes y te reconoces en detalles y sentimientos, siempre que no te hayas olvidado de la persona que fuiste a los 17. Una serie perfecta como entremés de otras más ambiciosas.
Carlos López-Tapia