Cine en serie: “You”, un juego de espejos
Querido Teo:
Tras el sorprendente éxito de "You" en su primera temporada, un thriller psicológico sexual con aire teen y austero, Netflix no dejó pasar la oportunidad de aprovechar ese final abierto y confirmar una segunda temporada. Eso sí, en su caso no había marcha atrás e implicaba una renovación en la premisa de la misma pero sin perder ese espíritu que la convirtió en un fenómeno adictivo.
Joe Goldberg intenta dejar atrás sus tormentos y acciones del pasado y viaja del concurrido y plomizo Nueva York al hedonismo caluroso de Los Angeles, la meca del cine, la cuna de los artistas deseosos de fama, el fiel reflejo de la superficialidad, donde sigue de manera tan ingenua como tozuda intentando ser el hombre que quiere ser, un caballero andante, tan enamoradizo como obsesivo. Con una nueva identidad, la de Will Bettelheim, pronto encuentra trabajo en el puesto de libros de un centro comercial, Anavrin, donde conoce a Love, la nueva chica de sus sueños, con todo lo que ello conlleva. Una chica guapa, lista, dicharachera, picante pero con cargas familiares como un matrimonio pasado, la esquiva relación con unos padres pijos y, sobre todo, la dependencia con su hermano mellizo Forty, un desequilibrado pero ingenuo aspirante a guionista que como muchos en la ciudad cree que tiene mucho más talento que el que verdaderamente posee.
A partir de ahí se genera un triángulo que es el que vertebra toda esta temporada que, por supuesto, mantiene muchos de los elementos de la anterior. No sólo la obsesión de Joe por Love (¿la expresión “te lovo” que se lanzan entre sí los enamorados puede ser más cursi?) sino por el hecho de proteger a su nueva chica de su pasado, tanto el de él como el de ella, lo que le llevará de nuevo a fiscalizar a sus amigos, tener bien vigilada su casa y entablar una relación de colegueo interesado con Forty para así poder estar más cerca de Love ya que la protección con la que ella está pendiente de su hermano es total. Pero, por supuesto, las conversaciones de WhatsApp, visitas a las redes sociales y una jaula de cristal vuelven a ser integrantes clave de la acción que, si bien no sorprende, sí que vuelve a garantizar la necesidad de ver si pillan o no a Joe en sus mentiras, renuncios y delitos generando con el espectador una inquietante empatía que le ha convertido en un Dexter para la generación “millennial”.
En esta temporada no hay que dejar de destacar algunos aspectos que la convierten en muy interesante. Por un lado, tenemos ese personaje desvalido del vecindario al que Joe no puede evitar proteger. Si en la primera temporada fue el crío Paco, testigo de los malos tratos que recibía su madre por parte de su violenta pareja, ahora es una quinceañera llamada Ellie, tan segura de sí misma como vulnerable que vive con su hermana mayor, Delilah, y que ven sobre ellas cernirse una trama de abusos y fotos comprometidas a cargo de un ambiguo productor llamado Henderson. Y es que esta temporada trata temas importantes sin subrayarlos con brocha gorda, entre ellos, los juguetes rotos que deja una industria como la de Hollywood y también el drama de las enfermedades mentales subrayado por las sustancias alucinógenas que dejan un estupendo capítulo (el 2x08) en el que un hotel como escenario creativo encierra y genera desasosiego climático en un homenaje nada oculto a “El resplandor”.
“You” ha explorado nuevos terrenos, sabiendo cuales eran las claves de su éxito e incluso con guiños a lo sucedido en la primera temporada, siempre queda algún cabo suelto, y se ha atrevido a apostar por nuevas temáticas sobre personajes atrapados tanto por sí mismos como por lo que tienen acumulado a sus espaldas. Y es que, quizás detrás de una sonrisa amable y distendida, haya un reverso tenebroso que nunca conoceremos realmente si no nos atrevemos a saltar en nuestras relaciones con los demás.
Un juego de espejos, más evidente que nunca en estos nuevos capítulos, que arroja el futuro a través de esa mirada furtiva por la rendija de una valla como pulsión irrefrenable más fuerte que cualquier raciocinio o felicidad asentada. La serie tiene ya confirmada una tercera temporada en la que, de manera más libre que nunca, volará sola al ya haber adelantado en la trama las dos novelas de la escritora Caroline Kepnes sobre el personaje. Desde luego, Netflix ha encontrado un fenómeno popular con una serie que sin ambición y sin gran presupuesto favorece el maratón adictivo para cualquier rango de edad.
Si algunas no pueden resistirse al encanto de Joe, el resto de espectadores no pueden dejar de ser testigo del siguiente paso en una escalada que más que eso es una espiral en la que hasta ahora su mayor aliada ha sido la suerte. Hasta Stephen King alabó en Twitter la serie y su toque de Patricia Highsmith. Y es que, aunque los gatos siempre caen de pie, un mal paso (como puede ocurrir en cualquier momento) puede ser definitivo y más en el enfermizo idealismo del amor. Caso cerrado, de momento…
Nacho Gonzalo