"La verdad"
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El argumento: Fabienne es una de las grandes estrellas del cine francés, una actriz que reina entre los hombres que la aman y admiran, pero en su mundo interior tiene grandes conflictos con Lumir, su hija. Lumir viaja con su marido e hija a París cuando se publican las memorias de su madre. El encuentro no tardará en convertirse en enfrentamiento: se revelarán verdades, se ajustarán cuentas, se hablará de amor y de resentimiento.
Conviene ver: “La verdad” es el disfrute que se ha dado el director japonés tras ganar la Palma de Oro y un sinfín de parabienes con “Un asunto de familia”. Se va a Francia y lleva a cabo un ejercicio metacinematográfico en el que se permite juntar a dos grandes actrices de distintas generaciones como es el caso de Catherine Deneuve y Juliette Binoche partiendo de una obra teatral que empezó a escribir en 2003 en la que una hija vuelve a coincidir con su madre debido a la publicación de las memorias de ésta volviendo sobre ella el peso de una sombra de la que ha intentado huir tanto personal como profesionalmente. Una cinta sobre el arte y el paso de los años, así como la celeridad de los tiempos y de una profesión artística llena de altibajos y sinsabores, con el choque generacional que existe a la hora de ver el arte de la interpretación y que gana con la dialéctica con la que pueden lucirse estas dos actrices y en la que el ingenio y ese aire europeo que tan bien ha conseguido el director le hace casar bien con lo que cuenta moviéndose entre la ligereza, el ingenio y la reflexión a base de nostalgia, retranca y cierto tono de fábula entre copas de vino y sorbos de té. No es uno de los grandes títulos del director pero demuestra su permeabilidad a la hora de adoptar otros tonos, historias y temáticas sin perder su sensibilidad a la hora de hablar de sentimientos y reencuentros gracias a unas tramas que indudablemente saben conectar con el público, aquí representado en una madre y una hija más terrenales que endiosadas con las que se termina conectando ante las desazones y reproches reprimidos de una y el divismo vulnerable de la otra. Eso sí, el resto de personajes masculinos son meramente accesorios en una película centrada en sus actrices. Especialmente bien está una Deneuve que se ríe de sí misma incluso en el rodaje de una cinta de ciencia ficción maternofilial en la que su madre no envejece y ella sí, sirviéndole para conectar de nuevo con su propia hija. Muy francés y muy Kore-eda esta confrontación entre la vida, el arte y la familia.
Conviene saber: La película de Hirokazu Kore-eda inauguró la sección oficial del Festival de Venecia 2019.
La crítica le da un SEIS