Cine en serie: "Succession", la herencia familiar
Querido Teo:
Es arduo localizar una crítica sobre la serie “Succession” que no mencione a Shakespeare porque, aunque sus obras son como una farmacia de gran capital americana, encuentras lo que busques, el asunto le va como anillo al dedo y, al fin y al cabo, la frase favorita de Shakespeare para el padre protagonista de la historia es: “Coge el puto dinero”.
Seguramente la frase no esté en los diálogos del admirado inglés, pero como tal vez ni siquiera él escribiera sus obras, no nos vamos a poner exigentes ahora. Lo importante de "Succession" es que si llegas al capítulo 4 no la vas a dejar. A la altura del 6º capítulo ya estás en el seno de la familia más despreciable del momento como un miembro más y pensando que conoces a algún directivo que dejará correr una lagrimita de envidia ante la pantalla. Cuando terminas la primera temporada de 10 episodios, sabes que vas a disfrutar mucho con la segunda. Y así es.
La serie está escrita e interpretada rozando los límites de lo creíble, pero no romperlos es lo mejor de esta serie sobre el dinero y el poder, y que bien que nuestra familia no sea así. En realidad, sólo en Shakespeare se puede encontrar el origen de locura y tormento psicológico semejante, es cierto, pero llegas a creer que el aroma que se desprende de tanto salvajismo capitalista es auténtico.
La familia Roy, el patriarca Logan Roy y sus cuatro hijos, controlan uno de los conglomerados de medios y entretenimiento más grandes del mundo. Son conservadores al punto de mantener en su cadena a un presentador filonazi, pero si el dinero se mudase al progresismo, no dudarían en irse con él. El patriarca ha de pasar el testigo, pero es difícil elegir a cuál de sus hijos, porque además sigue aferrado a su papel de emperador tajante y sádico.
Todos se mueven entre excentricidades, algunas extremas, y el mayor descaro entre ellos, a veces simplemente insultante. Dispone incluso de uno de esos personajes que dan vergüenza ajena cada vez que abre la boca. Tom es una mezcla de estupidez, sadismo y sumisión, capaz de ser el rey de los inoportunos, pero casado con la única hija del patriarca, aspirante seria a la sucesión.
Personajes bien dibujados y tensiones bien salpicadas para una “Dinastía” del siglo XXI, para relajar insatisfacción viendo que algunos ricos también sufren. Se ha confirmado que veremos una tercera temporada.
Carlos López-Tapia