"La tragedia de Peterloo"
La web oficial.
El argumento: La historia de la masacre de Peterloo de 1819, durante la cual las autoridades británicas atacaron a los manifestantes de una protesta pacífica en Manchester.
Conviene ver: Es una pena que "La tragedia de Peterloo" de Mike Leigh no sea mejor de lo que es porque en verdad lo merece. No sólo por la temática y reivindicación de unos hechos ocultados por la historia, y tristemente no tan diferentes de lo que vemos actualmente en las grandes manifestaciones en las plazas públicas en las que no hay unidad sino partidismo de unos y otros, sino porque hay ramalazos intermitentes de la genialidad de un director que en esta ocasión ha tirado del retrato histórico de época en lugar de un drama familiar y sensible. Una cinta que peca de ambiciosa temáticamente, y aunque tiene un comienzo poético que nos presenta a uno de los personajes, un joven superviviente de la batalla de Waterloo que será nexo emocional de ambos “enfrentamientos”, dos horas de conversaciones de despacho y declamaciones británicas con personajes históricos que se nos pierden (para lo que necesitaríamos la enciclopedia británica para saber quiénes son), y que entran y desaparecen resolviéndose su importancia en meros brochazos, terminan desconectando al espectador. Es precisamente el drama humano (el de la familia que recibe a su hijo de nuevo tras sobrevivir en Waterloo como representantes de tantos miembros de la clase obrera de Manchester que intentan salir a flote encontrado trabajo) lo que interesa más allá de tanto debate geopolítico. Y es que la última media hora, la del enfrentamiento durante el cual las autoridades británicas atacaron a los manifestantes de una protesta pacífica en Manchester, compuesta por una multitud de unas 60.000 a 80.000 personas, en una manifestación en la que se encontraban reunidos para solicitar la reforma de la representación parlamentaria, jaleada por la miseria, falta de oportunidades y hambruna de la población, está rodado con la emoción y oficio esperado. A Mike Leigh le ha quedado una cinta más declamada que humana, con un realismo sucio pero cuidado al máximo en la ambientación, y eso pesa a la historia e interés de la cinta de un director británico que no encuentra aquí uno de los trabajos por los que vaya a ser más recordado pero en el que sí que demuestra un compromiso que, sin ser tan acusado como el de Ken Loach, sí que se acerca a los dramas humanos, familiares y sociales.
Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2018 y proyectada en el Festival de Toronto 2018.
La crítica le da un SEIS