En defensa del “Episodio I: La amenaza fantasma”, una mirada 20 años después
Querido Teo:
Llevamos varias semanas de revuelo y teorías tras el avance (y el aparente regreso inesperado de un personaje clave) de la última película de la saga galáctica más famosa de todos los tiempos; el “Episodio IX: El ascenso de Skywalker”, dirigida por J.J. Abrams. Y lo hace poniendo el punto y final y querer dar un cierre y sensación de círculo completo a la franquicia galáctica comenzada por George Lucas en 1977 con “La guerra de las galaxias”, que parafraseando a nuestros amigos de Las Horas Perdidas, sigue siendo la Rocío Jurado de las películas de aventuras. La más grande. La gloria. Y es que George Lucas supo con ese film revisitar los clásicos y reinterpretarlos inspirándose en los seriales de aventuras de los años 30 y en la ficción pulp, como “Flash Gordon”, cogiendo el género fantástico para lavarle la cara añadiendo elementos de otros géneros, como el cine de samuráis o el western, y ofreciendo algo nunca antes visto.
El éxito de “La guerra de las galaxias” (1977) pilló a todos los implicados por sorpresa. Tan sólo Steven Spielberg, tras ver un pase preliminar de la película, auguró que sería un éxito de taquilla sin precedentes. Tal era la poca confianza que Fox (ahora Disney) tenía en la película que le vendió a George Lucas los derechos totales de explotación del film (licencias, merchandising, publicidad, posibles secuelas, etc...). Cuando se convirtió en una de las películas más taquilleras de la Historia, Fox quiso tirarse de los pelos, pero ya era demasiado tarde. Lucas había comenzado a construir su Imperio (nunca mejor dicho). Y ese Imperio constaba de (además de novelas, cómics, videojuegos, juguetes, licencias, etc...) añadirle el subtítulo de “Episodio IV: Una nueva esperanza”, convirtiéndola en el capítulo central de un serial y realizar los capítulos V y VI, con una vaga promesa de realizar una trilogía de precuelas y otra de secuelas, completando un total de nueve películas. Aunque ya sabéis cómo funciona Hollywood y el mundo empresarial. Tras el “Episodio VI: El retorno del Jedi” ("friendly reminder" de que los Ewoks son un asco) la cosa se quedó un poco en el aire.
No fue hasta Octubre de 1993 cuando declaró oficialmente a Vanity Fair su intención de rodar una nueva trilogía que nos contase el ascenso y caída de Darth Vader en el Reverso Tenebroso de la Fuerza y enlazar con la trilogía clásica. Trilogía a la que sometió primero (probablemente a modo de prueba en cierta medida) a una restauración y lujosa edición en vídeo utilizando el sistema THX y luego reestrenó en salas en 1997 en una edición especial con escenas añadidas que no resultaron del agrado de todos pero que terminaría recaudando 1.300 millones de dólares mundiales.
El 26 de Junio de 1997 Lucas comenzó el rodaje de este primer episodio bajo bastante secretismo y una postproducción que llevaría dos años completar ya que Lucas estaba determinado a utilizar los avances del CGI (que ya había testado con la edición especial de la trilogía original) para llevar a la pantalla su visión tan plástica, rica y personal de esta historia. El 20 de Noviembre de 1998 fue el día en el que se estrenó el primer trailer de “La amenaza fantasma”. Primero en sólo 75 cines entre Estados Unidos y Canadá y, posteriormente, antes de la proyección de tres películas a nivel nacional: “El aguador”, “¿Conoces a Joe Black?” y “Estado de sitio”.
La venta de entradas para esos títulos se disparó de manera estratosférica. Muchos fans entraban a alguna de esos films, veían el trailer de “La amenaza fantasma” y, una vez acabado el avance, se levantaban y se marchaban. Según Variety, en una sala de cine de Los Angeles, 500 personas entraron a ver “Estado de sitio” pero más de 200 personas abandonaron la sala una vez visto el avance del "Episodio I”.
Ese clamor e histeria colectiva no sólo se confinaba a una sala de cine. En esos tiempos en que Internet estaba en pañales, el trailer tuvo más de 10 millones de descargas. 2 minutos y 11 segundos que avanzaban muy poco de la trama y que ofrecía planos que se han quedado en nuestras retinas para siempre. Ahora es algo común que un trailer sea un evento. Hace 20 años no. Y George Lucas también fue pionero en eso. “La amenaza fantasma” se había convertido en la película con más anticipación de todos los tiempos. En un acontecimiento cinematográfico rodeado de una grandísima expectación que pudo disiparse el 19 de Mayo de 1999 cuando se estrenó la cinta. Y todos sabemos que puede suceder cuando las expectativas (que únicamente están en nuestra cabeza) son extremadamente altas. La diferencia entre lo esperado y lo encontrado pueden dan lugar a una mala interpretación del producto final.
Y esto es lo que lamentablemente le sucedió a “La amenaza fantasma” (y a la trilogía de precuelas en su conjunto). Un film (y una trilogía) injustamente tratado(s) a lo largo de los años que acabó recaudando más de 1.000 millones de dólares en taquilla, siendo la película más taquillera de la franquicia en su día (actualmente es la cuarta) y la 34ª más taquillera de todos los tiempos. Una experiencia, además, extracinematográfica que lanzó al mundo fan en los albores de Internet un mensaje claro y conciso: no estás sólo, somos una comunidad unida por una misma pasión. Hay mucha más gente que se disfraza y se va a hacer cola al cine de su pueblo para ver la película. Y sí, la Fuerza está con nosotros.
Y 20 años después de su estreno, esa unión imposible de fans, de las acampadas en las puertas de los cines y de disfrutar como niños en la sala de cine (pese a que algunos a día de hoy lo nieguen), es hora de dar algunos argumentos en defensa de esta incomprendida película que supone un dignísimo entretenimiento con unas ramificaciones políticas y adultas de las que carecían sus predecesoras y que sus sucesoras aprovecharon muy bien.
La carrera de vainas
Videojuego, excesivamente larga, complejo de superioridad por parte de Lucas. Muchos han sido los calificativos que se le han aplicado a la infame carrera de vainas de este "Episodio I". Una de las escenas emblema de la cinta en la que Lucas quiso soltar toda su pirotecnia técnica para mostrar de lo que era capaz la técnica de los efectos visuales. Pero es que, además, la carrera funciona narrativamente como un tiro.
Al igual que lo hacía la carrera de cuadrigas de “Ben-Hur” (1959), en la que se inspira claramente, supone el punto de inflexión en la narración sin el cual Anakin no podría abandonar su planeta y ponerse en manos de los Jedi, iniciando así su oscuro camino hasta convertirse en Darth Vader.
Darth Maul
Mucha gente cree erróneamente que la amenaza fantasma se refiere a Darth Maul (aunque en realidad tiene que ver con Darth Sidious y la amenaza en la sombra que supone). Pero Darth Maul era el malvado visible de la función. El villano ejecutor. ¡Y qué villano!
Cierto es que la presencia de Darth Vader es inigualable, pero Darth Maul llega a hacerle sombra. Su cara roja tatuada, su presencia demoniaca, su porte salvaje y su destreza con el sable láser doble (un monumento para Ray Park) lo convierten en todo un icono. Un villano que, al menos visualmente, ha trascendido el imaginario colectivo y representa una de las cosas más recordadas de este primer capítulo. Pese a que aparezca poco. Lo bueno si breve…
El duelo de los destinos
Es la lucha de sables láser mejor dirigida y rodada de toda la franquicia; de un tono épico que funciona de una forma espectacular y una geografía del plano en el que todos los elementos están perfectamente encajados. Pero también es una de las mejores composiciones musicales de John Williams y un tema amenazante y elegiaco a la vez que se fusiona de manera simbiótica a las imágenes que estamos viendo en pantalla (como la Fuerza a los midiclorianos).
Y es que dicha comunión funciona de una forma tan orgánica que es imposible disociar las imágenes de la música. La aparición amenazante de Darth Maul al abrirse las puertas y su enfrentamiento con Qui-Gon Jinn y Obi-Wan Kenobi, a la misma vez que asistimos a un montaje en paralelo a cuatro de la acción dramática, convierten a este segmento en uno de los más recordados de la saga. Y quien diga lo contrario, miente.
Trata de apostar por algo distinto
La primera piedra que debía esquivar esta película era que el espectador ya sabía lo que iba a suceder en el arco argumental y narrativo y conocía de sobra cómo acababa la historia. Teniendo en cuenta eso, era muy complicado sorprender a dos generaciones de espectadores. Los que crecieron con las originales y los que se acercaban por primera vez a la saga.
Como película individual es una introducción narrativamente perfecta a lo que va a establecer en su propia trilogía y allana el camino de lo que está por venir. En ese sentido introductorio, “La amenaza fantasma” no es ni mejor ni peor que “La guerra de las galaxias”. La diferencia es que la primera fue víctima de las expectativas.
Da contexto socio-político a la historia
Pese a que se le acusa de simple, pueril y naif, el caso es que “La amenaza fantasma” posee unas ramificaciones narrativas centradas en los entresijos políticos y sociales anteriores a la creación del malvado Imperio Galáctico. Quizás puedan ser algo enrevesadas, pero no dejan de establecer una cierta conexión perversa con el público, que sabe cómo va a acabar la historia en última instancia.
Y es que, este "Episodio I" es la primera piedra en la construcción del Imperio por parte de Darth Sidious, el señor oscuro del Sith (alter ego del Canciller Palpatine) que inicia una serie de bloqueos comerciales y aranceles con los separatistas para conseguir rascar poder en la corte de la reina Amidala y, posteriormente, en el Senado Galáctico; del que se acabará convirtiendo en Emperador. En serio, es interesantísima esta escalada de poder en la sombra.
Es un reflejo desenfocado y subversivo del film original
Si en “La guerra de las galaxias” (1977) teníamos el clásico viaje del héroe desde el punto de vista de Luke Skywalker, en donde tiene que rescatar a una princesa y vencer a un villano ayudado por secundarios mágicos, aquí Lucas le dio la vuelta presentándonos los mismos elementos pero desde una perspectiva mucho más subversiva que en última instancia es un viaje del héroe (que sabemos será villano) manipulado para sustituir al decente Canciller Valorum por Palpatine (Darth Sidious) que, eventualmente, terminará desenmascarándose como el malvado Emperador.
Todos los personajes de la película trabajan consciente o inconscientemente para el villano de la función. De hecho, el film acaba exactamente de la misma forma que la película original y con la misma imaginería celebratoria, salvo que en esta ocasión los héroes han ayudado al villano a conseguir sus propósitos sin ser conscientes de ello y habiendo sellado su destino y el de toda la Galaxia para siempre y, además, ya no pueden hacer nada para cambiarlo. Todo esto ya ha pasado y volverá a pasar.
Sr. Finch
No me deja valorar desde el teléfono.