"Tiempo después"

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El argumento: En el 9177, mil años arriba, mil años abajo, que tampoco hay que pillarse los dedos con estas minucias, el mundo entero (y según algunos, el universo también) se ha visto reducido a un solo Edificio Representativo y a unas afueras cochambrosas habitadas por todos los parados y hambrientos del cosmos. Entre todos estos desgraciados está José María, un tipo que decide que salvando ciertas dificultades, y mediante la venta en el Edificio Representativo de una riquísima limonada que él mismo manufactura, otro mundo es posible.

Conviene ver: El director José Luis Cuerda regresa con “Tiempo después” al humor surrealista que tan bien cultivó en la emblemática “Amanece, que no es poco” (1989), una obra que casi 30 años después de su estreno sigue siendo imperecedera. La acción transcurre en un futuro muy lejano, el mundo tal y como lo conocemos ha desaparecido y tan solo quedan en pie las Torres Blancas de Madrid, en donde habita la casta que se organiza como una colmena y que está gobernada por un rey idiota y vigilados por una pareja de la guardia civil que no se caracteriza por su inteligencia. En las afueras de ese paraíso están los parias, los “parados” que aspiran a esa vida de bienestar, uno de ellos, José Luis, una especie de Robin Hood postapocalíptico, decidirá cambiar su destino vendiéndole limonada a la clase privilegiada. Esta secuela espiritual de “Amanece, que no es poco” hace un retrato a la España de nuestros días con una larguísima serie de gags, algunos de ellos funcionan y te hacen esbozar una sonrisa más que una sonora carcajada, otros no, de hecho la mayoría corren el riesgo de resultar caducos. Lo que sí es un acierto es el manejo de ese reparto tan variopinto que se ha reunido desde Antonio de la Torre, Roberto Álamo y Blanca Cuesta hasta Berto Romero y Arturo Valls, destacando especialmente el veterano Miguel Rellán.

Conviene saber: Este nuevo trabajo de José Luis Cuerda llega seis años después del estreno de “Todo es silencio” (2012).

La crítica le da un CINCO