El cine más erótico: "El cartero siempre llama dos veces", con las manos en la masa
Querido Teo:
“El cartero siempre llama dos veces” no podía faltar en una sección de cine erótico. Tenemos dos versiones y si la primera queda como la cinéfila la segunda es considerada la más ardiente. La primera película lanzaba a Lana Turner al estrellato con una aureola de mujer provocativa y femme fatale. La segunda, de 1981 y ya sin los puritanismos de aquellos años, se recuerda por el polvazo que llevaban a cabo Jack Nicholson y Jessica Lange en un lugar muy adecuado, la mesa de una cocina. Una fusión entre el placer culinario y el sexual. Una escena en la que la harina es el invitado perfecto y necesario para que la temperatura suba mientras sus dos protagonistas están con las manos en la masa.
“El cartero siempre llama dos veces” estuvo a punto de recibir la calificación “X” pero finalmente se selló con la “R” que aquí es comparable al “no recomendado para menores de 18 años”. La película no esconde sus cartas y todos los carteles promocionales de la misma reflejan la tan comentada escena. Jack Nicholson venía de ganar el Oscar por “Alguién voló sobre el nido del cuco” y Jessica Lange era una de las presencias más turbadoras del momento. La película siempre ha sido uno de los objetivos más deseados de los que les gusta predicar en los mentideros. La leyenda cuenta que, ante la gran atracción que sentían los dos actores, Jack convenció a Lange para hacer el amor realmente. No es listo ni nada el bueno de Nicholson, pero todo parece apuntar que el rumor fue creciendo ante la realidad de la escena. El director de la película, Bob Rafelson, ha señalado más de una vez que ese rumor es totalmente falso y que, si bien es verdad que la escena se rodó a lo largo de tres días y con mucho erotismo en el ambiente, siempre había una decena de personas en el set de rodaje que no detectaron que la cosa llegara a mayores. Por otro lado, que va a decir...
Tanto la película como la novela, escrita por James M.Cain considerado uno de los padres de la literatura negra del siglo XX, se centra en un bala perdida llamado Frank que entra a trabajar en un restaurante de carretera de la California rural en plena depresión económica. Allí viven un inmigrante griego de edad avanzada y su joven y bella mujer, Cora. Pronto Frank y Cora se sentirán atraídos el uno por el otro estableciendo una relación clandestina, planeando más adelante asesinar al marido de ésta para así mantener su local. La película tiene una ligera variación en el final respecto de la novela, hecho que corre a cargo de David Mamet (guionista de la cinta) que ayudó a erotizar la historia sin sexualizarla gratuitamente.
Jessica Lange nunca ha aparecido tan explosiva en pantalla, al margen de “King Kong”. Picantona y sensual la película tiene uno de esos diálogos míticos. Cuando el personaje de Frank le pregunta, solamente para iniciar una conversación con ella, si es griega, Lange se da la vuelta con el pelo rubio alborotado y una pose felina y dice: “¿Le parezco a usted griega?”. Hasta un iceberg se derrite ante esa frase tan desarmante.
La película supuso el mayor éxito del director, que tiene cosas como “Las montañas de la luna”, destacando el consecuente e intrigante guión de Mamet, y esa fotografía rural y crepuscular de Sven Nykvist, el gran fotógrafo sueco. Pero cuando aparecen Jack Nicholson y Jessica Lange en sus respectivos momentos de esplendor poco más hay que decir. Todo en una espiral de deseo al servicio de una química apabullante que no se enseña en las escuelas de interpretación al estar alejado de toda técnica. Pura conexión simbiótica. Las consecuencias de la espiral en la que se introducen los dos protagonistas graba a fuego su destino. Nosotros lo que ya nunca podemos olvidar es al desatado Nicholson bajándole las bragas desenfrenadamente a una Jessica Lange explosiva sobre una cocina polvorienta...
Nacho Gonzalo (Coronado)
me gusta mucho el trabajo de los actores