Sitges 2018: Un Los Angeles lleno de referencias, road movie de Mélanie Laurent y entre muñecas y espejos
Querido primo Teo:
Empiezan unos dias tranquilos para mí. Descanso de cámara durante unos dias porque los eventos de prensa son mínimos y en cuestión de películas un poco más de lo mismo porque no hay muchas que me llamen la atención y, además, el padre de la criatura sí que tiene unas imprescindibles así que toca ceder. Así cargo pilas para la recta final. Viernes y sábado serán mortales con infinidad de cosas por cubrir.
La primera película del día ha sido “Lo que esconde Silver Lake”, el nuevo proyecto de el director de “It follows” protagonizada por Andrew Gardfield. Un film ambientado en la siempre sugerente Los Angeles plagado de referencias a la cultura pop y con unos giros de guión bastante sorprendentes. La trama a veces se vuelve un poco enrevesada pero logra no hacerte desconectar y eso ya es bueno. Cuando la cosa se complica el espectador suele salirse de la situación y en esta película no pasa, quizás porque no hay un momento de descanso. Y no es que el ritmo de la película sea rápido, cada escena se toma su tiempo, el justo para hacerte pensar qué está pasando por la mente del director para haberte mostrado eso. El film es una de esas películas que necesitas ver una vez más para confirmar si verdaderamente has entendido todo lo que pasa. Lo haré y seguramente acabe disfrutando igual.
La siguiente ha sido “Galveston”, una road movie dirigida por la Mélanie Laurent que tenía como apuesta segura a los protagonistas, Ben Foster y Elle Fanning. De Foster poco puedo decir, borda cualquier cosa que le echen, como ya quedó demostrado en “Comanchería” y Elle Fanning está fantástica, no defrauda. El talento de esta chica va aumentando por momentos. El film tiene momentos de acción: secuestro, huida, tiros, etc…pero también momentos para la reflexión, para compartir vivencias. Los protagonistas no son tan diferentes como puede parecer en un primer momento. Son supervivientes y así lo demuestran. Lo mejor, sin duda, el giro final, quizás algo que no muchos esperaban pero que da un golpe de efecto.
Rematamos con la primera película de esta edición que me hace saltar de la butaca, “Ghostland”. No habrá cosa en este mundo que me de más miedo que una película con muñecas y/o espejos. Pues aquí hay de los dos, sobre todo de lo primero, para aburrir. Para aburrir y para estremecerme en más de una ocasión. Si bien la historia es un poco complicada, o al menos a mí me lo ha parecido, no peca de sustos innecesarios. La tensión se mantiene durante todo el metraje y cuando se precisa viene el salto. La imagen es bastante oscura algo que puede haber sido a proposito para mantener aun más esta atmósfera de “no veo del todo bien y no se por donde me va a venir el susto”. Sea como fuere, aunque en cuestión técnica puede acercarse a una serie B, como película de terror al uso funciona.
Tu prima.
Imogen