San Sebastián 2018: Ryszard Kapuściński en la guerra civil de Angola y Louis Garrel en un caustico divertimento sobre las relaciones de pareja
Querido Teo:
La 66ª edición del Festival de San Sebastián abre sus puertas con una programación tan potente como ardua a la hora de confeccionar calendarios ya que, en apenas una semana, el certamen donostiarra no quiere quedarse atrás este año frente a Venecia y Toronto y ha sacado pecho con tres premios Donostia de altura, los mejores nombres de la cosecha del cine español, una sección de Perlas que cada vez más es en sí “festival de festivales”, una sección oficial, a priori, más que interesante y un buen número de estrellas que (a pesar del presupuesto y las dificultades para encontrar patrocinios privados) darán glamour gracias a un equipo organizador que tiene muy claro lo que se espera de un festival como el donostiarra. Alexander Payne preside el Jurado encargado de decidir a quién dará la Concha de Oro en un año con rediseño del logo y de la estatuilla.
"El amor menos pensado" de Juan Vera ha firmado en clave de comedia argentina de gran éxito en su país la película inaugural a concurso de esta edición. Tras unos años de sonrojantes títulos de apertura (los tres últimos "Regresión", “La doctora de Brest” e “Inmersión”) la cinta ha logrado en esta ocasión, al menos, no provocar burlas y chanzas que, visto lo visto, ya es bastante. Eso sí, estamos ante una comedia agridulce de pareja con demasiada verborrea sobre la búsqueda del amor y la felicidad en cualquier edad auspiciado en la crisis de los 50, con sus momentos de chascarrillos facilones conformando una estructura poco sólida y previsible que, como coinciden todas las críticas, salvan al menos el talento de Ricardo Darín y Mercedes Morán en una propuesta tan sencilla como poco trascendente. También ha sido jornada para dos Perlas de peso como “Asako I & II” de Ryûsuke Hamaguchi y “Tres caras” de Jafar Panahi, de las cuáles ya hablamos en estas páginas cuando compitieron en la sección oficial del Festival de Cannes.
Otra Perla que sí que hemos recuperado en este Festival de San Sebastián ha sido “Un día más con vida” de Damian Nenow y Raúl de la Fuente, un proyecto complejo y arriesgado (de ardua postproducción) que fue una de las Proyecciones especiales del pasado Festival de Cannes. La cinta es un homenaje a la figura de Ryszard Kapuściński, prestigioso periodista, reportero, escritor e historiador polaco (fallecido en 2007) que dentro de su extensa y azarosa carrera fue protagonista y testigo de los últimos días de Angola como colonia portuguesa, allá por 1975, iniciándose una guerra civil que asolaría el país hasta el 2002. La cinta es un valioso e interesante proyecto poniendo como protagonista a Kapuściński tanto en su valor como reportero como tótem moral defendiendo a su manera (y con sus medios e ideales) a Angola frente al exterminio organizado por Sudáfrica apoyado de manera encubierta por la CIA. Una propuesta interesante, potente pero demasiado dispersa, teniendo como principal valor añadido la animación por rotoscopia y la esencia de lo que pretendió "Vals con Bashir" mezclando técnica de animación con el documental histórico aunque su resultado sea meritorio pero menos rotundo. El que haya imágenes y entrevistas reales es tan interesante como descolocante ya que intenta equilibrar de manera deslavazada la animación con la temática histórica con imágenes de archivos y declaraciones de los protagonistas reales, viendo sus réplicas animadas y contribuyendo a mostrar esa “confusão” de la guerra en una propuesta creativa, dinámica y valiente pero que también acaba encumbrando a Kapuściński como un héroe moral de Occidente sin tonos grises al que debemos que Angola no fuera borrada del mapa (atención a ese dilema al que se enfrenta en la máquina de escribir a la hora de reportar la información a su medio) y clave junto con personajes como el general portugués Farrusco o el espíritu de la combatiente revolucionaria Carlota. Una didáctica lección de Historia sobre un conflicto todavía demasiado reciente en la memoria y que es presentado con fines morales y ensalzadores sobre la importancia de las personas clave, y las decisiones que toman, en cualquier conflicto.
“Un hombre fiel”, además de presentarse en los Festivales de Toronto y Nueva York, es uno de los alicientes con los que se ha hecho la sección oficial del Festival de San Sebastián pudiendo contar con el segundo trabajo como director del actor Louis Garrel. Una comedia negra muy francesa sobre desencuentros de pareja y estimulaciones para avivar las relaciones románticas y la vida en común centrándose en Abel (Louis Garrel) y Marianne (Laetitia Casta), una pareja que se separa cuando en un sorprendente (y juguetón) inicio ella confiesa que está embarazada de su amigo Paul, con el que ha estado manteniendo también una relación, decidiendo casarse con él debido a esta circunstancia. Años después, cuando Paul muere de un súbito ataque de corazón, Abel y Marianne vuelven a juntarse frente a los celos egoístas y proteccionistas del hijo de Marianne, Joseph, un crío muy inteligente y caustico para su edad apasionado de las historias de crímenes, y la fascinación que siempre ha sentido por Abel, Eve (Lily-Rose Depp), la hermana menor de Paul. La cinta toma insospechados riesgos a la hora de fusionar la rom-com de "Cuando Harry encontró a Sally", que representaba el cambio a la modernidad y al sentimiento de frustración contemporánea, las comedias mordaces sobre el sexo de Woody Allen, y la Nouvelle Vague tomando su legado pero también revirtiéndolo jugando con la voz en off que va pasando de personaje a personaje. Un batiburrillo que al final mantiene el interés en todo momento por un tono tan accesible y facilón como inteligente y efectivo con momentos disfrutables muy bien conseguidos y en el que unos actores compenetrados hacen que cada mirada cuente y que se permitan ir más allá de unos personajes cercanos a la autoparodia, primero por la simpleza hedonista a la hora de retratarlas a ellas en sus motivaciones, y segundo por la torpe e incomprensible personalidad de él como todo un veleta que siente que provoca atracción hacia las mujeres pero que no es más que un pelele en sus manos, incluso en las de un crío que es la auténtica revelación de la película sembrando la duda en el personaje de Garrel a la hora de cuestionarse cosas sobre la viabilidad de la relación con su madre. El perfecto "timing" cómico que manejan, y el buen ritmo con el que se maneja la historia en sus gozosos 75 minutos, da alas a la película.
Nacho Gonzalo